Cuentos eróticos


LOBA SUELTA EN EL CAMPING:

Me sentía en ebullición allí sola en el camping con los niños. Hacía 6 meses que me había separado de mi pareja y desde entonces no había catado carne. Me sentía como una loba encerrada en una jaula y empezaba a estar nerviosa, muy nerviosa…..

Me propuse ponerme guapa y salir a cazar, tal y como siempre decimos con mis amigas. Iba en busca de algún espécimen de padre separado y ardiente que estuviera también de vacaciones en el camping. No me servía cualquiera, tenia que estar separado o divorciado, y ser super super sexy!!!
Mi plan era pasear mis carnes tórridas por las salas de juego y por la piscina sonriendo y meneando mi trasero con alegría mientras conectaba mi radar buscando al hombre de mis sueños.

Al pasar por la sala de juegos detecté a mi primera posible presa. Jugando al futbolín un padre totalmente cachas y muy sexy sonreía jugando con su hijo: no había esposa a la vista, debía investigar si estaba sólo o no.

Me paré a comprar unas bebidas en el supermercado y me senté fuera a fumarme un cigarrillo a la espera de confirmación del estatus marital del “padre potente” al que me quería comer.
Al cabo de un rato, salió de la sala con el niño y me miró sonriendo, yo le devolví la sonrisa sin saber muy bien que hacer…..

Vi como se alejaba dirigiéndose a los bungalows, esperé un tiempo de precaución y cuál espía profesional empecé a seguirle. Entró en uno de los bungalows, yo me detuve y hice ver que buscaba a mis hijos. Sabía que estaban en el esplai, pero quise montar el espectáculo para que el saliera de la casa mientras gritaba los nombres de mis pequeños.

Mi plan funcionó, a mi tercer grito a lo “Joshuahhhhhh” el “padre potente” asomó la cabeza.
- Hola, ¿a quién buscas?
- Hola, busco a mis hijos, pensaba que estaban por aquí jugando con sus amigos pero hace rato que no les veo.
- ¿Cómo son tus hijos?
Le estuve explicando y él muy tiernamente se ofreció a ayudarme a buscarlos.
No vi a ninguna mujer en la casa ni ninguna prenda femenina expuesta en el tendedero, parecía que había elegido bien.

Dimos un par de vueltas y al final vi a mis hijos saliendo con las bicicletas del “esplai”.
- Ah!!! Allí están los benditos!!!
- Qué guapos son tus hijos!! – dijo él.
- Gracias – contesté yo ruborizándome – Tu hijo también es muy guapo, se parece a ti (pensé que no había nada que perder y tenía demasiadas ganas de follar como para andarme con rodeos).
-¿Es la primera vez que venís al camping? – preguntó el mostrándome sus dientes perfectamente blancos y bien posicionados en una hermosa sonrisa.
- Sí y no, es la primera vez que vengo sola con ellos, hace poco que me he separado, y todo es un poco nuevo para mí…. Y tu?
- Exactamente lo mismo, solíamos venir en familia pero el año pasado nos separamos y he decidido traerme a mi hijo aquí. Es muy divertido y ya tiene amigos de años anteriores.
- Si, me pasa igual, los niños se lo pasan genial, pero nosotros….. nosotros los mayores nos quedamos un poco colgados.
- Sí, pero así también tenemos la oportunidad de relajarnos y conocer gente nueva.
- Eso es verdad, por cierto, me llamó Marta.
- Yo soy Ernesto, encantado.

Ernesto se acercó a mi con sus labios carnosos y su piel tostada y me plantó dos besos mientras me cogía por la cintura.

-¿Quieres tomar algo?
- Sí claro.
- ¿Qué te apetece?- dije yo.
- Cualquier cosa.
- Tengo bebidas en el bungalow, te apetece venir o prefieres ir al bar.

Él me miró incrédulo pero sonriente. Yo quería que el supiera que estaba dispuesta. Pero no quería parecer desesperada.
Ernesto preguntó:
- ¿Cuando volverán tus hijos?
- Mis hijos no pasan por casa si yo no les hago venir, se lo pasan demasiado bien con las bicis y en la piscina con los amigos.
- ¿Qué prefieres tu? - Preguntó él para reconfirmar mi invitación / insinuación.
- Prefiero ir a casa, creo que podremos hablar más tranquilamente, y necesito una ducha urgentemente.
- Ok, cuál es tu bungalow, voy a avisar a mi hijo de que tardaré un rato.
- Mi bungalow es el 103.
- Ok, te veo allí en 10 minutos.

Ernesto se fue. Iba sin camiseta y con unos shorts tipo safari que le quedaban muy bien.
Corrí a la casa, ordené lo que pude y abrí las ventanas para que ventilar un poco. Me metí en la ducha, me sentía sucia y no sabía si íbamos a pasar a la acción. Cuando salí de la ducha envuelta en mi toalla Ernesto ya estaba en el porche esperándome.
Abría la puerta y le hice pasar:
- Disculpa, pensaba que tardarías un poco más, me visto enseguida. ¿Quieres una cerveza mientras tanto?
- Mmmmm,– dijo él mirándome de arriba abajo.
- Voy a buscarla – dije yo sujetando la toalla que empezaba a resbalar hacia abajo.
- Espera.
- ¿Qué?
- No se si te pasa lo mismo que a mí, pero creo que a los dos nos apetece algo más que tomar una bebida.
- Wow, - me quedé de piedra, taras tantos años en pareja esperaba que la cosa fuera más despacio. Me mordí un dedo mientras pensaba….- Hay otra cosa que me apetece mucho más….
- Pues entonces no te vistas, así estás muy guapa Marta.
- Vale – dije yo.

Caminé hacia “mini” cocina y él cerró la puerta de entrada por dentro. Luego me siguió y me abrazó por la espalda clavando su paquete con intensidad. Yo me excité muchísimo, sentí como me mojaba por completo en un par de segundos. Ernesto me dio la vuelta y me besó en los labios.

Me dejé llevar y dejé caer la toalla. Me encantaba ese tío y no necesitaba nada más que unos cuantos polvos bestiales para liberarme de todo lo que llevaba por dentro. Él apartó la toalla del suelo dándole un puntapié y se pegó contra mi. Besaba muy bien y sus manos recorrían todo mi cuerpo con gran habilidad. ¡Quería tenerle dentro!!

Ernesto sacó un condón de su bolsillo, me lo mostró y lo puso encima de la encimera. Yo sonreí y asentí con la cabeza dándole permiso para poseerme.
Le abrí los pantalones y manosee su pene erecto. Era firme y bastante grande, presentía que lo íbamos a pasar muy bien. Uffff, él estaba muy excitado también.



Ernesto me empujó y me levantó cogiéndome por las nalgas. Yo le besaba el cuello apasionadamente mientras él se ponía el condón.
Unos segundos después noté como se metía dentro de mí, estaba muy mojada y un poco nerviosa….. le clavé los dedos en la espalda por la emoción.
Hacía tanto tiempo que no había sentido un pene dentro de mí que casi me pareció que volvía a ser virgen, las primeras sacudidas fueron como despertar de un largo sueño. Cogí a Ernesto por el pelo y le mordí en el cuello, era una loba y necesitaba comérmelo “literalmente”.
- Fóllame bien!!!! Necesito volver a sentir lo que es la pasión! – dije yo.
- No te preocupes, yo estoy igual que tu, te voy a follar todas las veces que quieras!!!

Mientras me penetraba me chupaba las tetas, y el cuello, yo le apretaba más y más fuerte contra mí y le rodeaba con mis piernas con todas mis fuerzas para no dejarle escapar.
Los dos gritábamos pero intentábamos contenernos para que nadie nos oyera. Hacía muchísimo calor dentro del bungalow y sudábamos muchísimo, el sudor todavía le había parecer más sensual y caliente.

Estuvimos follando toda la tarde, en la cocina, en la cama, en la ducha, en el suelo, asomando medio cuerpo por la ventana, y luego por la noche lo hicimos en el parque, en el coche y en la playa….. no podíamos parar…..

Fue inesperado y genial, pero lo más importante de todo es que los dos nos volvimos a sentir vivos, deseados, ardientes, apasionados….. Tras una ruptura dolorosa no hay nada mejor que unos cuantos polvos sin compromiso para reenergizarse y volver a retomar las riendas de tu vida….

FIN


Escrito por: Evafueradeleden




CUENTO: LA LUNA Y YO

La luna no me dejaba dormir, robaba mi sueño con su resplandor abrumador a través de las cortinas de la ventana de mi dormitorio.
Estaba sola, tumbada en la cama. Llevaba un camisón de seda y olía a rosas y perfume que me había puesto después de un largo baño. Pero nadie estaba ahí para olerlo ni apreciarlo, seguía sola, como hacía tantas y tantas noches después de dejar marchar al último afortunado que había desaprovechado mi afecto.

Cerré los ojos intentando imaginar al hombre perfecto, a alguien con quien quisiera compartir en ese lugar y en eso momento, mi pasión… Era difícil de imaginar ya que no quería que se pareciera a ninguno de mis antiguos amantes. Imaginé una sobra con formas masculinas, ojos brillantes verdes y un pene prominente. La figura estaba desnuda de pie frente a mi. No tenía rostro, ni hacía falta que hablara. Había venido para complacerme, simplemente, era una presencia desconocida y que seguiría siendo desconocida después de cumplir su misión.

Sin abrir los ojos, todavía captando ciertos movimientos a mi alrededor a través de las sombras que me llegaban bajo los párpados, le invite a venir a mí, abriendo mis piernas y levantando las sábanas.

Sabía que no había entrado nadie, las ventanas y puertas seguían cerradas, pero mi imaginación era lo suficientemente potente para hacerme sentir lo que yo quisiera.
Mi piel se erizó al imaginar como sus dedos largos acariciaban mis piernas empezando por los tobillos y subiendo lentamente por la parte interior de mis piernas hacia mi vagina.
Me relamí los labios y me puse cómoda atusando las almohadas bajo mi nuca. Mis manos empezaron a acariciar mis pechos, me gustaba sentir como los pezones se endurecían tras mis caricias y como aquella tela tan fina los mostraba con tanta evidencia.

Imaginé como el ser aparecido de la noche mojaba sus labios apretándolos contra mi vulva mientras con su lengua empezaba a buscar mi clítoris. No era difícil de encontrar, estaba excitada, mi mente era potente y sentía cada uno de sus movimientos como si fueran reales. Estaba muy mojada, quería que me diera placer, y le pedí mentalmente que me poseyera.

La extraña figura cubrió mi cuerpo sujetando mis brazos detrás de mi cabeza e introduciéndose dentro de mí lentamente. Su movimiento era suave, acompañaba a mi estado de semi sueño para que no despertara. Se movía en perfecta sincronía con mi respiración, dibujando círculos dentro de mí y entrando al máximo para hacerme sentir toda su masculinidad. Yo sentía que me deshacía, me gustaba lo que hacía, y no me podía mover. Mi pulso aumentaba por momentos y la tensión dentro de mí empezaba a palpitar. Le dejé hacer, relajándome, disfrutando de cada segundo de ese breve pero intenso encuentro, llegando a un orgasmo sorprendente que hacía tiempo no había sentido. Inmediatamente después él desapareció sin dejar rastro alguno.

Recordé que eso ya me había ocurrido antes, sexo y orgasmo en un sueño húmedo…
- Gracias luna por acompañarme – pensé, y me quedé profundamente dormida.

Escrito por: Evafueradeleden



EL FUTURO EN SUS MANOS

Juan estaba pasando un momento complicado de su vida. Tanto en el trabajo como en el amor las cosas no acababan de funcionar, y desde hacía tiempo parecía que cada vez tenía menos energía y ánimo para seguir adelante.
Una amiga le había recomendado una vez, ir a ver a una tarotista. A ella le había ayudado a ver ciertas cosas que estaban en su destino y le había acertado incluso los tiempos en las que llegarían.
A Juan, eso de ir a ver una bruja no le gustaba mucho, no creía demasiado en ninguna de esas cosas, pero algo le hizo decidirse a probar: ¿No perdía nada, no?

La bruja en cuestión vivía en una casa a las afueras de la ciudad. La casa era bonita, el jardín estaba cuidado, y los muebles estaban pintados con coloridos tonos: inspiraba tranquilidad y buen rollo. La puerta estaba abierta, tocó dos veces con el picador y dio un paso adelante, impulsivamente, como guiado por una fuerza que le atraía al interior de la casa, entró sin más, sin esperar a la respuesta de su dueña.

La entrada de la casa era llamativa, cortinas con lentejuelas hacían que rayos de luz cruzarán a su alrededor al cruzar el umbral. Olía a flores frescas y sonaba una música de ambiente totalmente instrumental que envolvía la casa de una sensación de bienestar que le embriagó ya que hacía tiempo le hacía falta.

- Pasa – dijo una voz de mujer suave y profunda desde la sala contigua al recibidor.
Juan se quedó sorprendido al escuchar esa voz… Ya no había marcha atrás, ella le había oído entrar.
- Buenas tardes – dijo Juan – he venido para una tirada de cartas.
- Hola Juan, soy Marisa, hace tiempo que te esperaba, que bien que ya estás aquí.
Juan no sabía muy bien a qué se refería Marisa con eso de “hacía tiempo que te esperaba”.

Entró en la sala y se encontró frente a frente con una mujer preciosa. Su pelo era largo, ondulado, castaño con brillos dorados. Era más bien alta, casi tan alta como él, sus formas eran femeninas, olía a caña de azúcar.

Juan se sonrojó al verla, ella se había acercado bastante y sin mediar palabra le había tomado de las manos para darle la bienvenida.
Marisa le miró a los ojos y le sonrió. Sus dientes eran blancos, su sonrisa cálida, sus ojos de un casi transparente color gris y su piel era fina y blanca. Debía tener 30 y pocos años, como él.

Juan quedó impresionado, nunca hubiera imaginado un encuentro tan sugerente, nunca hubiera pensado en una tarotista, o una bruja como él solía llamar a ese tipo de profesionales, pudiera ser tan angelical. Juan quería decirle algo, pero estaba sin palabras. La bruja había resultado ser una hada, una mujer increíblemente atractiva que radiaba amor por los 4 costados.

- Acompáñame, siéntate aquí – dijo ella sonriendo y acercándose a una mesa en el centro de la sala – Cuéntame porqué estás aquí.
Juan tragó saliva, puso las manos encima de la mesa, a la espera de quizás un nuevo contacto, y se sentó bien erguido.
- Una amiga me habló de ti. Las cosas no me han ido bien últimamente y me dijo que me podrías ayudar o guiar en cómo mejorar.
- Aja - sonrió Marisa esta vez con los labios cerrados. Y qué es lo que ha ido mal en tu vida últimamente?
- En el trabajo no he recibido el ascenso que esperaba, la subida de sueldo correspondiente tampoco, me siento infravalorado y aunque me gustaría cambiar de trabajo no quiero arriesgar mi estabilidad.
- Entiendo.
- En el amor, he tenido varios encuentros con chicas últimamente, pero nada serio como a mi me gustaría. Las cosas empiezan bien, yo no soy de los que va buscando sólo sexo, pero parece que las chicas de hoy en día, sólo están interesadas en eso. Ven a un chico mono y con trabajo y te utilizan, luego desparecen sin más y te llaman sólo de vez en cuando para salir y “follar” sin compromiso.
- Eso que me cuentas me sorprende, siempre lo oigo de las chicas,… Creo que simplemente te has equivocado al elegir al tipo de chicas con las que sales.
- No se, me gustan las chicas guapas, está claro, pero quiero estar con alguien que me quiera, que me haga sentir bien y con la que pueda ser yo mismo en todo momento.
- Juan, sé exactamente lo que quieres decir, puedo sentir tu energía sexual, atraes a las mujeres como un imán, pero no has encontrado a la definitiva, por eso no llegas a entablar relaciones estables….vamos a ver qué dicen las cartas.

Marisa coge un mazo de cartas del tarot y empieza a mezclar mientras mira a Juan a los ojos. Él se ruboriza de nuevo, la mirada de Marisa le provoca sensaciones en el estómago, y también más abajo. Lo que Marisa acaba de decir, sobre su energía sexual, le ha pillado por sorpresa:
- Qué será lo que percibe? Se habrá dado cuenta de que me he puesto cachondo nada más verla? – piensa Juan.

Marisa mezcla las cartas enérgicamente. Sus pechos se mueven suavemente al compás de cada movimiento de sus manos al mezclar y Juan no puede evitar fijar sus ojos en ellos.
El pelo ondulado le cae sobre la cara, ligeramente, mientras se concentra en las cartas, Juan la mira, como extasiado por la presencia y los movimientos de esa mujer tan sumamente especial. Marisa levanta la cabeza, y ladea su cuello con un movimiento grácil y sexy para retirar su melena hacia atrás.
Juan siente su pene endurecerse tras ese gesto de Marisa, que parece cada instante más perfecta y más atractiva.

- Corta – dice ella poniendo el mazo de cartas sobre la mesa, y despertando a Juan de su momento de pensamientos eróticos.
Juan levanta la mano derecha como para coger el mazo y cortar la baraja.
- No! – dice ella – con la izquierda. Aquí todo se hace con la izquierda, la mano del lado del corazón.
- Perdón – dice Juan cambiando de mano y cortando la baraja en dos.
Juan es muy guapo, Marisa le mira con interés buscando en su rostro y en su cuerpo las razones por las que quiere tenerle ahí durante horas interminables.

- Vamos a preguntar primero sobre el trabajo: veo que hay cambios a tu favor en breve, ha habido circunstancias desfavorables, las ventas han bajado debido a la crisis y no se ha podido hacer lo que estaba previsto, pero te tienen bien valorado. Puedes buscar un cambio, pero tienes que tener paciencia, en el trabajo veo continuidad por lo menos durante un año más hasta que vengan las mejoras.
- Mmmmm , un año? Eso es bastante.
- Cómo me has dicho, no quieres arriesgar, y si no quieres arriesgar, tendrás que esperar un año.
- Bueno, pensaré en ello, realmente tengo ganas de algo nuevo.
- Algo nuevo llega a tu camino, pero mira, la carta del Juicio, las decisiones que tomes las tienes que sopesar muy bien, no seas tan impulsivo como en el amor.
- Jejeje, - ríe Juan - ¿Impulsivo yo?
- Sí Juan, sí, sé que eres un hombre impulsivo y apasionado. No olvides que puedo sentir todo lo que tu sientes desde el momento en que te has puesto en mis manos.

Juan incrédulo se ha quedado sin palabras. Si ella sabe todo lo que él siente, sabe que está pensando en arrancarle ese vestido azul cielo que lleva a bocados desde el primer minuto.
- Dame las manos – dice Marisa  mirándole a los ojos.
Juan traga saliva de nuevo y acerca sus manos al centro de la mesa para que ella las pueda coger.

Marisa tiene ganas de sexo, se siente muy atraída por él. Juan tiene algo que ella quiere, de hecho, las ultimas semanas ha soñado con él, era un sueño premonitorio, le estaba esperando, le estaba esperando con ansias porque en su sueño, él es el hombre poderoso, sexual y sensible al que ha estado esperando durante mucho tiempo y que se puede convertir en su amante eterno.
Pero Marisa no puede decirle esto a Juan, él desconfiaría, pensaría que es una loca, una ladrona, una embustera, una embaucadora o todas ellas juntas.

Con las manos unidas los dos se miran a los ojos sin decir nada durante un minuto. Juan piensa en hacerle el amor a Marisa y, Marisa piensa exactamente en lo mismo, siente como está mojada entre las piernas.
- Quieres que tiremos las cartas sobre el amor? – pregunta Marisa con mejillas sonrosadas por la excitación.
- Sí claro, el amor … - dice él como despertando de un sueño profundo y volviendo a centrar sus ojos en las manos de Marisa.

Marisa empieza a mezclar las cartas, de nuevo su pelo cae hacia delante y ella lo retira otra vez con un ladeo de cabeza perfecto que hace sonreír a Juan. Marisa pone las cartas sobre la mesa y le pide a Juan que corte el mazo.

- Veo a una mujer importante LA EMPERATRIZ, ella es la mujer de tu vida. La conoces ya, aunque no sabes que ella es para ti. La has conocido por casualidad, a través de alguien, alguien os ha presentado, o puesto en contacto, hace muy poco tiempo.
Juan quiere saber más, aunque Marisa acaba de darse cuenta de que las cartas están hablando de ella. Marisa sigue abriendo cartas:
- Ella está disponible, te ha hecho saber que le gustas con sutileza, para ver como reaccionas. Hay mucha atracción entre vosotros, ella quiere demostrarte algo LA FUERZA, quiere que veas que lo vuestro puede ser y es ya: brutal.
- Ostras, quién puede ser? – dice Juan que aún no ha atado cabos.
- Es alguien nuevo en tu vida que has conocido hace muy poco y por casualidad. Te has sentido muy atraído por ella, pero no sabes muy bien porque. Ella tiene una energía especial. Tú vas buscando amor y no sexo, quizás por eso reprimes los impactos de las hormonas en tu cerebro que te están gritando a gritos que ella es la mujer que esperabas. Seguramente desde el momento en que la has visto la has deseado, te has sentido distinto, como si una fuerza invisible tirara de tí. Marisa levanta otra carta.
- Mira, la carta del diablo representa pasión y sexo.
Marisa le mira.
- Dime algo más – dice Juan.
Ella le da la vuelta a dos cartas más.
- Ella te estaba esperando durante mucho tiempo, pero la espera a terminado, ahora puedes avanzar EL CARRO: Movimiento, avance en positivo.
A Juan se le ilumina la cabeza en ese momento y se da cuenta de que las cartas están hablando de Marisa.
Marisa continua:
- LA ESTRELLA: ella puede iluminar tu camino, es una mujer bonita, grácil, y su energía está conectada con el universo. Es muy especial y te hará sentir especial a ti también.

Juan mira a Marisa, dudando aún de si todo aquello que le está diciendo es verdad o le está engatusando para conseguir quién sabe qué. Podría ser todo una invención, pero… realmente parece que ella sabe como se siente, parece que le conoce como si realmente estuviera conectada a él.

- Creo que ya sé quién es esa mujer – dice Juan con voz temblorosa – pero no me puedo creerlo.
- Juan, yo no lo he preparado, tu mismo has visto las cartas que han ido saliendo, yo solamente te he ido trasmitiendo su mensaje divino.
- Sí, lo se, pero entonces,  - instantes de pausa – la mujer de mi vida, la mujer a la que he estado buscando, eres tú.
- Me temo que sí Juan- dice Marisa con ojos empañados - Sabía que llegarías pronto, he soñado contigo desde hace semanas, no podía ver tu cara, pero te podía sentir. Por lo que parece nuestro encuentro estaba escrito en nuestros destinos.

Juan no se lo puede creer. Se levanta de la silla, se acerca a ella y le da la mano ayudándola a levantarse, mientras ella deja caer las cartas encima de la mesa.
- Desde que he entrado me he sentido atraído hacia ti, también excitado por tu voz, tus movimientos, tu mirada; estaba ensimismado por la belleza, sensualidad y tranquilidad que me trasmites y desde el primer segundo me he sentido seguro en este casa que es extraña para mí.
- Juan, no se que decirte ahora, yo me siento igual, creo que hoy empieza el resto de nuestras vidas – dice Marisa mirándole a los ojos.

Los dos tienen ganas de besarse, pero quizás es arriesgarse demasiado, todo es muy raro, el momento es mágico pero podría ser un engaño de su imaginación en busca del amor y el compañero perfecto.
- Juan, te deseo, te deseo y te desearé siempre. Bésame, arriésgate.

Juan piensa unos segundos, pero decide dejarse llevar y ver si las cartas tenían razón. Ella siente lo mismo que él, quiere probar. Juan ha decidido venir en busca de respuestas y las ha conseguido, ha venido a ella y ella le esperaba, no hay dudas, es su momento.

Juan rodea a Marisa por la cintura y la besa en los labios apasionadamente. Sus labios, sus lenguas, sus corazones y la sangre que recorre sus venas se sincronizan para convertirse en uno.
Las hormonas se multiplican, sus cuerpos se preparan para una unión total y completa.
Juan acaricia la melena de Marisa y luego aprieta las nalgas de ella contra su cuerpo. Ella siente su pene clavarse en su pubis, está muy duro, y una ráfaga de excitación recorre su vagina.
Marisa abre rápidamente los botones de la camisa de Juan embriagándose de su perfume. Él recorre todo su cuerpo con las manos, bajando hasta las piernas y palpando cada centímetro de estas con ansias casi incontrolables.
Juan deshace el nudo del cinturón de cordón, enrollado en la cintura de Marisa, que sujeta su vestido cerrándolo con varias vueltas. Ella gira sobre si misma para liberarse de él con movimientos de bailarina.
Marisa desabrocha el cinturón de Juan y le abre los pantalones. El vestido de Marisa cae al suelo mostrando unos pechos firmes y redondos cubiertos por un sutil sujetador de color rosa pastel a conjunto con sus braguitas. Juan lleva un bóxer negro ajustado que está a punto de explotar y que muestra su cuerpo fuerte y musculoso resaltando un paquete y culo esplendoroso.

Los dos buscan el sexo del otro con las manos, lo acarician, lo aprietan, lo palpan a veces suavemente y otras veces con la fuerza de alguien que necesita un ataque de pasión desenfrenada.

Los dedos de Juan entran en la vagina de Marisa que se sujeta al cuello de Juan mientras se deja caer sobre la mesa en la que habían hecho la tirada de cartas.
Juan la sujeta por la nuca con una mano mientras estimula el clítoris y la vagina de Marisa.
- Juan poséeme, soy tuya – dice Marisa.

Juan no puede aguantar más, la desea con locura y ella está dispuesta, encendida, mojada: esperándole.
Juan la penetra con suavidad, sintiendo como con cada centímetro que se mete dentro de ella la conexión entre los dos aumenta.
Marisa deja caer su melena por el borde opuesto de la mesa camilla y rodea a Juan con sus piernas.
Los dos están borrachos de pasión, se besan, se chupan, se muerden mientras siguen conectándose con un sentimiento, una emoción, algo indescriptible, algo muy fuerte que no habían sentido nunca antes.

El sexo es increíble, sus cuerpos parecen hechos para encajar con el otro perfectamente. Las miradas dicen mucho más de lo que ninguna palabra podría decir. La piel de ambos está ardiendo...
Los dos llegan al orgasmo gimiendo y riendo como locos entre espasmos y temblores.
- Ahahahahah, mmmm –aahahahhahaha
- Ohoooo, si, si, siiiiiiiiii –aahahahhahahaha
El orgasmo dura más de medio minuto entre sacudidas incontroladas y gemidos provenientes de lo más profundo. Luego los dos empiezan a relajarse y se besan de nuevo mirándose; todavía incrédulos de lo que acaba de ocurrir.

Se abrazan de pie en el salón, el mantel y las cartas han caído de la mesa, el pelo de Marisa es un lío y Juan está sudando.
Juan abraza a Marisa con cariño intentando calmar los latidos de su corazón…
- No me puedo imaginar que tu y yo podamos estar juntos para siempre – dice Juan.
- Yo tampoco he tenido mucha suerte en el amor, pero me siento segura de que podemos ser felices juntos.
Juan sonríe, ella se da la vuelta buscando su ropa por el suelo.

- Tienes una carta enganchada en el culo – dice Juan riendo.
- ¿Cuál?- pregunta Marisa – Es importante! es el resumen de la tirada.
- Déjame ver – dice Juan cogiendo la carta con sus dedos y levantándola a la altura de sus ojos – jajajajaj, ¿a ver si adivinas qué carta es?
- ¿Porqué no me lo dices tú?
- ¿Pero tu no eres bruja?, adivínala - dice Juan con una risa adorable en sus labios.
- Sí que soy bruja sí, pero ahora no estoy muy concentrada que digamos - dice Marisa guiñándole un ojo.
- Ven aquí – dice él atrayendo a Marisa de nuevo contra su cuerpo.

Juan le enseña la carta.
Ella sonría mirándole:
LOS ENAMORADOS.


Escrito por Evafueradeleden




STAR WARS

Era un día de primavera; a mediodía Lidia estaba en el parque paseando y quedó sorprendida por el espectáculo que tenía ante sus ojos. Un grupo de “seres” vestidos a lo “Star Wars – Guerra de las Galaxias”, formaban un circulo en el césped y dialogaban sobre un episodio o algo parecido. A Lidia, de entrada, le entró curiosidad, ya que le encanta la saga de Star Wars, pero también le entró la risa… esa gente siempre le ha parecido que viven fuera de la realidad.

Intenta pasar disimuladamente, pero sus pies se van frenando cuando sus ojos entran en contacto con los de Han Solo. Es un chico alto, de pelo castaño, mirada ardiente y labios carnosos. Él la mira sonriendo plantándose en medio de su paso.
- ¿Dónde vas Leia? Te estábamos esperando…
- Ejem…. ¿Leia? ¿De qué me hablas? – responde Lidia
- Sé que sabes de que te hablo; ya que te me he dado cuenta de que nos mirabas durante un buen rato. Te pareces a la princesa Leia, eres realmente guapa, y pareces muy lista también. Porqué no te unes a nosotros?
- Vaya, me has pillado… Mira, es que estos “jueguecitos” no son para mi.
- Vaya, ya lo has probado alguna vez?
- Bueno, no exactamente, pero no creo que vaya conmigo.
- Mi nombre es Christian, soy una persona normal a la que le gustan los juegos de rol, por el resto no hay nada de que preocuparse ni que temer, ni tampoco con mis compañeros. Únete a nosotros un rato y prueba, si no te gusta, te vas y todos tan amigos.
- Me da vergüenza, si quieres que te diga la verdad.
- Ah… eres tímida….. – dice Han Solo acercándole una mano para que ella la coja.
- Creo que más bien, no quiero que nadie me vea haciendo el ganso en el parque – dice Lidia sonrojándose ( Han Solo reamente está buenísimo y tiene un cuerpo digno de generar una lucha intergaláctica).
- Leia, no me hagas esto, no me dejes, te necesitamos – dice Han Solo riendo con una mano sobre el pecho.
Lidia mira la mano de Han, es muy sexy, y también el pelito que sobresale por la abertura de la camisa de él…
- Vale, vengo, pero no quiero disfrazarme…. – dice Lidia mientras le da la mano y empiezan a andar juntos.
- Como quieras mi princesa, estoy a tus órdenes.

La entrepierna de Lidia se estremece al oír esas palabras… Qué mono, carismático, convincente, sexy, jovial, …mmmmmm ahora ya tiene lo que se dice: “ganas de jugar”.

Leia y Han Solo parece que conectan en muchos aspectos. Los dos se sienten muy atraídos el uno por el otro, parece que entre los dos existe una fuerza gravitatoria que los mantiene cerca continuamente. Una fuerza de atracción interestelar que hace que cada minuto que Leia pasa cerca de Han Solo, necesite más entrar en contacto con él. Un contacto que, si se dejarán llevar, se podría parecer en una colisión entre estrellas visible a decenas de años luz.

Leia ha conocido al resto del grupo, pero la verdad es que sólo tiene ojos para Han Solo. Le da la mano y coquetea con él. Le pide que la defienda contra los ataques del ejército enemigo y en alguna ocasión incluso su lanza en sus brazos.
Lleva más de una hora jugando y cada vez se siente más atraída por él. Quiere quedarse a solas con Han, y se arriesga a decir que se tiene que marchar.
- El tiempo pasa volando, me estoy divirtiendo mucho, pero me tengo que marchar, otra misión me espera – dice Leia apretándose contra él.
- Princesa, no puedo permitir que viajes sola, sería demasiado arriesgado – dice Han Solo.
- Tu compañía es siempre bienvenida, eres mi protector.
- Exactamente, soy tu protector y lucharé contra quien haga falta para defenderte. A cambio….

Han Solo para de hablar para despedirse de los compañeros rápidamente e iniciar el trayecto de acompañar a Leia a casa.
- ¿Qué me decías? – pregunta Lidia coqueta mientras se deshace los moños.
- Decía que a cambio de mi protección me gustaría que me curaras las heridas en tu palacio.
- Jajajajaja - rie Leia - me parece un buen trato – dice mientras siguen andando juntos de la mano en dirección a casa de Lidia.

Cuando llegan a casa suben arriba. Lidia vive sola y tiene un piso acogedor. Le hace pasar, mientras se quita la chaqueta, y las botas y las deja en el perchero. Seguidamente se acerca a Christian por la espalda y le ayuda a quitarse de su abrigo como si estuviera herido y él solo no pudiera costara.

Después de dejar el abrigo encima de una silla del salón, Leia desabrocha la camisa de Han. Él la está mirando seriamente, de vez en cuando hace caras de dolor, todavía jugando al personaje de Han. Leia le quita la camisa y busca una esponja para limpiar la herida.
- Has perdido mucha sangre, pero creo que podré hacerte sentir mejor en breve – dice Leia.
Han tiene un cuerpo increíble, pectorales bien formados, voluminosos pero planos, y un six pack sobresale en su vientre.

Leia se arrodilla delante de Han y empieza a acariciarle el pecho como si le estuviera limpiando varias heridas. El pene de Han empieza a crecer bajo sus pantalones, y Leia se da cuenta enseguida de que la “fuerza le acompaña”.
Leia le besa el pecho sensualmente. La piel de Han se eriza al contacto con los labios y la lengua de ella.
- Mi princesa, sus labios son los más deliciosos y sensuales del universo.
- Gracias, Han, tu eres el hombre más sexy que he visto en esta galaxia.
Los dos se miran sonriendo y pensando en como seguir este juego:
- Ya no me duele el pecho, eres una enfermera excelente, pero mis heridas en las piernas me duelen muchísimo, algo está hinchado ahí abajo.
- Entonces creo que tendremos que quitarte los pantalones con cuidado y echar un vistazo – dice Lidia mientras empieza a abrir los botones del pantalón de él.
- Ahhh Leia!!!!, ayúdame, me duele mucho – dice Han poniendo cara de dolor y placer al mismo tiempo cuando nota sus manos abrir el pantalón.
- Tranquilo, enseguida estarás bien.

Leia empieza a acariciar las piernas de Han y a tocar su pene por encima de la ropa.
- Esto necesita un tratamiento especial – dice ella. Me das tu consentimiento?

Han asiente con la cabeza mientras ella se acerca a él y le besa en los labios apasionadamente.
Los dos se besan intensamente y sus manos empiezan a rozar y apretar cada parte de sus cuerpos con energía, llevados por esa atracción tan intensa que les une.
- Mmmm, Leia, me encanta como besas, no puedo creer que nos hayamos encontrado.
- La fuerza de la atracción nunca se equivoca Han, estábamos predestinados a luchar juntos y a unir nuestras fuerzas.

Leia besa el pecho de Han y baja por su vientre lamiendo toda su piel. Luego coge su pene con la mano y empieza a meneárselo mientras le chupa apasionadamente arriba y abajo.
Han se queda tumbado por unos momentos mientras ella le realiza la cura. Poco después se incorpora y empieza a desnudar a Leia.
Mientras la desnuda la va besando por todas partes. Leia está ahora sentada en el sofá y él se ha puesto de rodillas en el suelo. Se besan de nuevo en los labios, apasionada y profundamente, luego simplemente se dejan llevar por la pasión y por el juego.

- Quiero tu espada láser dentro de mi Han, ahora!!!
- Jajajajaj - ríe Han- si eso es lo que solicita la princesa, eso es justo lo que va a tener.

Han busca un preservativo y se lo pone. Leia, mientras tanto, se acaricia los pechos y con la otra mano se estimula el clítoris. Está muy excitada, y tiene muchas ganas de unirse a Han en esa fusión de fuerzas estelares.

Han empieza a entrar en Leia y ella suelta su pelo completamente al sentirle dentro. Inclina su cuerpo un poco hacia atrás mientras nota las primeras embestidas de la espada laser de Han.
- Más a dentro Han – dice ella lamiéndose los labios.
- La princesa tímida es también una mujer ardiente – dice Han embistiendo cada vez más fuerte.
- La princesa sabe lo que quiere y eso es: follar con sus soldados.
- Lo veo, y me encanta, me siento genial contigo.
- No me vayas con palabrería ahora Han, has querido follarme desde el primer momento en que me has hablado.
- Pues tienes razón, al verte sentí algo muy intenso que me atraía hacia ti.
- Era la Fuerza….  Dice Leia que está entrando en éxtasi…
- Sí, Leia, era la fuerza, toda la fuerza del universo….

Pum, pum, pum, Han embiste una y ora vez y Leia gime deshaciéndose de placer.
Han la sujeta con fuerza por las nalgas mientras sigue de rodillas en el suelo metiendo y sacando el laser a velocidad constante.
Leia clava sus dedos en el pelo de Han cuando llega al orgasmo y tira de su cabeza para que la bese en la boca.
Con el beso los dos llegan al orgasmo, su fusión ha sido explosiva, un big bang de placer en el palacio de la futura reina.

Yo creo que las coincidencias no existen, y cuando alguien te gusta sin motivo y desde el primer momento; si sientes esa energía y esa atracción brutal, no debes dejarla pasar, no ocurre todos los días y quizás hasta la próxima tendrás que esperar más que para  la llegada del Cometa Halley.


Escrito por Evafueradeleden




CUENTO: RELAX

Mariela era una ejecutiva con un alto cargo en una empresa de IT. Había tenido un día muy duro, los proyectos no se habían entregado a tiempo y ahora tenía un cliente muy enfadado al que dar explicaciones. Salió de la oficina a las 19, necesitaba aire, y necesitaba darse un masaje desesperadamente….

Su cabeza no paraba de pensar en el trabajo, mientras sus piernas la dirigían hacia su spa preferido en la ciudad. Cuando entró, saludó bruscamente y pidió que se le atendiera inmediatamente, estaba muy muy estresada y necesitaba un servicio.

La recepcionista la conocía, sabía que por su cargo estaba siempre bajo mucha tensión.

- No se preocupe, la pongo en buenas manos. Saldrá como nueva – le dijo la recepcionista sonriendo mientras la acompañaba a la sala que le había asignado.

La luz era tenue, olía a una mezcla de rosas y canela que creaba un ambiente ideal para relajarse; casi podía sentir como su cuerpo se dejaba llevar por la energía limpia y sugerente que la rodeaba; notaba como su mente iba reduciendo la velocidad de pensamientos por segundo; había hecho bien en ir allí.

Mariela se desnudo, la asistente le indicó que debía tumbarse boca abajo con la cara en el hueco para ello diseñado, y le cubrió el trasero con una toalla de color blanco. Ella hizo lo que se le había dicho y dejó caer los brazos a ambos lados de la camilla. Respiró hondo y dejó que su cuerpo se soltara completamente sobre la camilla, ya no podía más.

La asistente salió diciendo que el masajista llegaría en un par de minutos, Mariela asintió con un ruido gutural y cerró los ojos.

Se estaba quedando dormida cuando escuchó como la puerta se abría de nuevo; la música y el olor la habían hecho caer un estado de relajación bastante avanzado, casi no se podía mover, no se movió para saludar, estaba sin fuerzas….

- Buenas tardes – dijo una voz nueva para ella. Era una voz masculina, acento español mezclado con algo más, no supo reconocerlo.
- Buenas tardes – dijo Mariela sin levantar la cabeza mientras intentaba ver al menos los pies del masajista sin demasiado éxito.
- Me han dicho que necesita un tratamiento, por un lado, relajante y por el otro, algo que le haga recargar fuerzas. ¿Es correcto?
- Ajaaá – dijo Mariela que no se podía mover, pues el masajista ya había dejado caer varios aceites tibios sobre su piel.
- Muy bien, pues durante una hora exactamente, eso es lo que voy a hacer – terminó él mientras doblaba la toalla colocada sobre el trasero de Mariela unos centímetros hacia abajo.
Mariela cerró los ojos y respiró hondo expectante por el inicio de ese servicio…Por fin su cuerpo recibiría un tratamiento especial y podría sentirse fuerte y viva tras ese lamentable día.

Las manos del masajista estaban calientes, eran suaves, pero firmes y parecían bastante grandes. Se movían despacio, con perfecta sincronización y parecía que seguían un plan bien definido. Primero el hombro derecho: la mano izquierda empezó a dibujar un círculo detrás de omoplato, mientras la mano derecha se clavaba en sus cervicales. Luego el hombro izquierdo, siguiendo el mismo patrón.
El cuerpo de Mariela estaba reaccionado de maravilla.

Después de unos minutos en los hombros, las manos del masajista, se dirigieron a la parte central de la espalda y a los lumbares. Suavemente, ambas manos presionaban cada vértebra. Apretaba para liberar las contracturas, pero no le hacía daño aunque le estaba haciendo crujir una tras otra. Hacía círculos con los dedos sobre su piel, como creando formas psicodélicas sobre ella, que la mente analítica de Mariela, no podía definir. Luego presionaba en los costados, Mariela no pudo evitar soltar un gruñido de placer cuando sus vertebras crujieron tras la acción del masajista en sus costados.

Mariela no tenía ni idea de cuantos minutos habían pasado, pero sentía como su mente divagaba entre nubes mientras su piel, rociada de aceite tibio, se calentaba cada vez más con el roce de las manos de aquel hombre misterioso.
Mariela quería hablar, preguntarle su nombre, o de dónde era, pero no podía, su cuerpo esta como pegado a la camilla, el masajista tenía control total.

Las manos de él empezaron a masajear los brazos caídos de Mariela y los recogieron elevándolos a la altura de la camilla. Primero el brazo derecho: círculos hechos con la fuerza perfecta, liberaban la tensión de todos sus músculos. Centímetro a centímetro, su cuerpo iba cayendo en un estado de sedación que no podía combatir.
Luego las manos de ambos se unieron. Primero las palmas, y luego los dedos se entrelazaron rebosantes de aceite. Recibiendo presiones con técnica perfecta en cada uno de los puntos de reflexología de sus manos. Las falanges de sus dedos crujían tras cada acción del hombre. Electricidad recorría su piel erizando el vello de Mariela tras su nuca.

A Mariela, el masaje en las manos, le resultaba excitante e intimo… siempre se lo habían hecho chicas, por lo que la excitación no era sexual, pero esta vez sí lo era, le parecía muy estimulante: un hombre desconocido utilizaba sus manos para generar placer en cada parte de su cuerpo… él la dominaba con arte y sabiduría, creando en cada movimiento más y más placer.

El masajista cambió de lado para empezar con el brazo izquierdo. Caminó lentamente, sin dejar de acariciar la espalda de Mariela mientras rodeaba la camilla.
Como sin querer, al levantar el brazo, la mano de Mariela rozó la pierna de él, posiblemente no era la pierna, pero o quería pensar que le había tocado otra cosa… Había sido un movimiento rápido y había notado algo duro…. Una sonrisa secreta se dibujó en la cara de Mariela que a la vez sintió como su entrepierna estaba humedeciéndose.

El masajista anónimo empezó a masajear el brazo izquierdo, la misma pauta, cada paso bien calculado; todo su cuerpo estaba caliente, estaba expectante por sentir sus dedos entrelazados y cubiertos de aceite otra vez…
- Mmmmmm – sonó desde lo más profundo de Mariela que no pudo retener la salida de ese sonido.
- Ya veo que la cosa va bien – dijo él, mientras volvía a colocar el brazo en la posición anterior, rozando, de nuevo algo, que podía ser su pene.
Mariela no contestó, no supo que decir tras aquel roce de nuevo en la zona P (de pene).

El masajista caminó de nuevo alrededor de la camilla. Esta vez se paró a los pies y empezó a masajeárselos de una manera que Mariela consideró capaz de llevarla al orgasmo. Era increíble, estaba muy excitada, muy muy caliente….

El masajista se seco las manos con una toalla y dijo:
- Ahora viene lo mejor, no quiero que se mueva, la voy a cubrir de algo muy especial.
El masajista cogió algo del armario detrás de él. El olor que emergía era distinto. Olía a coco mezclado con algún otro tipo de fruta tropical.
- Coco con fruta de la pasión – dijo él con voz seductora – 100% natural, lo más estimulante que hay en el mercado.

Mariela, emitió otro sonido sin palabras que lo siguieran para mostrar que estaba de acuerdo: no podía hablar, no podía moverse por voluntad propia. Mariela sintió que necesitaba sexo en aquel instante.

El masajista empezó a masajear una pierna, desde el tobillo hacia arriba, estirando los brazos podía masajear la longitud completa de las piernas de Mariela. A dos manos, presionaba los gemelos con fuerza, casi dolía, primero una pierna y luego otra. El olor a fruta fresca iba invadiéndolo todo, tenía ganas de comer o lamer algo...
Luego subió a la parte trasera de la rodilla y dobló la pierna derecha para sacudirla…. Era genial sentirse completamente relajada… Luego lo mismo en la pierna izquierda. Las sacudidas provocaban también cierta vibración en la entrepierna de Mariela que estaba muy excitada.
- Ahora sí que va a ser interesante – pensó Mariela.

Las manos del masajista subieron por sus muslos apretando con fuerza en cada músculo. Primero una pierna y luego la otra…. Mariela estaba muy mojada, necesitaba un masaje con “final feliz”.

Las manos del masajista, subieron hasta las nalgas de ella. Empezaron discretamente, cómo tímidas, como analizando las reacciones de Mariela por si tuviera algún tipo de objeción. Ella gimió, para darle a entender que lo estaba haciendo bien y que quería más.
Entonces las manos de él rodearon las nalgas de ella mientras la untaba de nuevo con aceite tibio de frutas.
El masaje era increíble, esperaba que él llegara hasta el final…
Las manos de él subían y bajaban desde las piernas hasta los lumbares a veces lentamente y otras rápidamente, la toalla cayó al suelo y ninguno de los dos hizo nada por recuperarla.
Un dedo pasó rozando la vagina de ella durante aquel trayecto, la piel de Mariela se erizó de nuevo. Luego otro dedo pasó rozando su vagina en el trayecto de vuelta, como sin querer, pero claramente formaba parte del plan… Mariela sabía que habían cruzado la línea de lo que un masaje normal era… Abrió ligeramente las piernas, y notó un dedo entrando en su cuerpo ardiente.

Quiso moverse, quería verle la cara a ese hombre. Pero él no la dejó.
- Las manos quietas, quédate como estás, relájate y déjame terminar el masaje.
- Vale - consiguió articular Mariela que tenía ganas de cogerle por el cuello y hacerle suyo.

El dedo entraba y salía de ella lentamente. Cuando estaba fuera acariciaba los labios mayores, daba golpecitos cerca de la entrada de la vagina y volvía a entrar… Mariela notaba como su clítoris crecía, cada vez estaba más excitada y más sedienta de placer. Le parecía que ahora había dos dedos dentro de ella, quizás más, era placentero, mmmmmmm…

Los dedos le daban golpecitos entre las piernas y los fluidos en ella emanaban cada vez más abundantemente. Cuando ya llevaban así unos minutos, un dedo sabio empezó a masajear el clítoris rápidamente mientras una mano se apoyaba en su culo para que no se pudiera mover. La mano encima estaba colocada de tal forma que un dedo se colocó encima de su ano. Ella se estremeció…. Había suficiente aceite como para lubricar lo que fuera, así que no se quejó y le dejó seguir trabajando.  Un dedo estimulaba el año  y el otro el clítoris, el tío sabía lo que hacía… unos instantes después los pezones de Mariela se pusieron muy my duros, su espalda se encorvó, su cuerpo se tensó, la piel se erizó y desde dentro del cuerpo de Mariela emergió un jadeo exasperado de placer que duró más de 30 segundos.

Aún no podía moverse, él tenía mucha fuerza y todavía la sujetaba….
- Wow – pronunció ella.
- Me alegro de haberla ayudado, estaba muy cargada de tensiones, esto es lo que necesitaba.
- Correcto, estoy en la gloria, pero no se si me podré mover para volver a casa, las piernas me tiemblan – dijo ella.
- Pues, lo siento, le quedan 2 minutos – yo la dejo ahora y la asistente vendrá  cuando sea la hora para acompañarla a la salida.
- Muchas gracias – dijo ella – pero cuando se levantó para verle él ya no estaba.


Escrito por: Evafueradeleden 




NO ME GUSTAN LOS TOROS, PERO SÍ LAS CORRIDAS:

Lo estaba pasando fatal en aquel puñetero trabajo de servicio al cliente, en el que no podía ayudar realmente a nadie (ya que no estaba dentro de mis funciones resolver nada), y en el que todos los días recibía gritos y malas caras de clientes enfadados. Mi puesto era el peor, aguantaba la mierda de los clientes y luego tenía que intentar pasar la información a mis jefes sin cagarme en la “puta” cuando me miraban como si me estuviera inventando yo las quejas.
Estaba harta, me iba a volver loca si seguía allí, …..
Decidí sin la menor duda que necesitaba un cambio y que ese trabajo no iba a matarme, mejor me cargaba yo alguien, si acaso…. así que tome la iniciativa y me puse a resolver temas para los clientes saltándome a la torera a todo el mundo: tanto si le gustaba como si no, ya me daba igual, que me echara si quería, aunque no lo iba a tener fácil pues ahora sí que me resbalaba todo y no me iba a marchar sin una buena oferta, llevaba 3 años aguantando, ahora me tocaba cobrármelo bien, fuera como fuera iba a salir por la puerta grande, con dos orejas y un rabo.


Me levanté por la mañana con ganas de sentirme torera. Me vestí de rojo pasión y me pinte los labios con carmín rojo sangre. Nunca me pintaba los labios de ese color así que cuando me vi, no sabía si parecía más una actriz de Hollywood o una mujer de vida alegre.
Me puse medias negras con un liguero, “porque yo lo valgo” y porque sino no me los pongo nunca, y me dirigí al trabajo oliendo a mujer de armas tomar meneando mi bata de cola como experta tonadillera.

Entré en la oficina y lancé mi abrigo con un gesto glorioso a lo Roció Jurado colgándolo milagrosamente  en posición perfecta sobre la percha de la entrada.
- Eso ha sido una Verónica!- me dije a mi misma que de lenguaje taurino sabía bien poco.
Me sentía ardiente y tenía la premonición de hoy iba a ser un día especial, algo diferente y caliente iba a ocurrir.

Me levanté y dándome un paseíllo por la entrada meneando las caderas cogí un cigarrillo y me dirigí a la puerta para plantarme en el portal, como la furcia que parecía.
Un par de ejecutivos entraron al edificio dirigiéndose a sus despachos y ambos estuvieron a punto de chocar con la puerta de cristal por mirarme más tiempo del debido.
- ¡Qué arte tengo!- pensé.

Al terminarme el cigarrillo me metí un Smint en la boca “porque sin smint no hay beso” y cogí al toro por los cuernos disponiéndome a enfrentar las embestidas/quejas del día con gallardía.

Entró una señora mayor que tenía problemas con el pago de sus facturas…. Llamé a finanzas y la hice subir:
- Señora usted suba y les paga la factura, que no le pongan excusas y que le sellen las facturas como pagadas, los recargos no los acepte o dígales que se irá derechita a la OCU porque no es su problema si el sistema informático no funciona – no diga que se lo he dicho yo, sólo haga lo que le digo.
La señora salió de la oficina unos minutos después dándome las gracia y diciendo que todo estaba resuelto. Me saludó con una amplia sonrisa y yo me sentí satisfecha.
Entraron un par de clientes más y les dí instrucciones parecidas, todo se resolvía por momentos cuando sabían lo que tenían que decir y no dejaban que la administración entorpeciera y alargara cualquier trámite. Ya tenía “dos orejas”.

Después llegó un hombre elegante al que desde el primer momento quise tener entre las piernas. Era guapo, atractivo, interesante, treinta y pocos, pelo ondulado, ojos miel, cara tipo griega. Llevaba un pantalón beige y una chaqueta de lana. Caminaba hacia mí con paso firme y sentí como mis mejillas se ruborizaban al contacto de mis ojos con los suyos.
Empezó a hablarme, pero la verdad es que no entendía nada de lo que me decía ya que hablaba francés y su acento era la ostia. Tras los primeros momentos de rubor me empecé a reír y a coquetear con él, no quería que se marchara:
- A este me lo voy a quedar un buen rato aquí…. Pensé.

Olía muy bien el condenado… y yo notaba ya como mi entrepierna se humedecía.
Me levante y me moví en dirección a los armarios detrás de mi mesa como si buscara algo. Me agache con la intención de mostrarle mi trasero marcándose en mi traje de luces y luego me puse en cuclillas (finamente) para que el vestido subiera y poder mostrarle mi liguero.
Saqué un par de formularios que estaban manchados, así que decidí con la excusa de buscar otros papeles, que era el momento de que empezará la corrida en algún rincón del edificio.

Pase por su lado y le dije que me acompañara con un giro de cabeza y una sonrisa. Él empezó a seguirme. Pensé en fallármelo en el ascensor, pero seguro que no nos daría tiempo y si lo bloqueaba, las cámaras lo grabarían todo…. Entramos en el ascensor y me apreté contra él para tocar el botón de la planta sótano.
Necesitaba un plan…
Le rocé la mano como quien no quiere la cosa y le sonreí mirándole a los ojos.
Al salir del ascensor me quedé quieta mirando a ambos lados y esperando sí él hacía algo para devolver mis insinuaciones.
Efectivamente él había captado mis intenciones y me cogió por la cintura desde atrás apretando su paquete de toro bravo contra mi culo.

Sentí una corriente subir desde la punta de los dedos de los pies hasta mi vagina que me hizo temblar. Pensé rápido, le cogí de la mano y caminé sensualmente arrastrándole hasta el almacén de los archivos al final del pasillo.
Entré dando una patada, ¡ole yo!, y cerré la puerta con un golpe de cadera divino de la muerte, mientras empujaba a ese desconocido contra la pared.

Me mordí el labio mientras le miraba con ganas de devorarle y no sabiendo por donde empezar. Él soltó su maletín y me paso una mano por la cintura atrayéndome vigorosamente contra su cuerpo.
Me besó apasionadamente mientras masajeaba mi culo con fuerza. Yo pase mi mano por su paquete buscando su pene para detectar si estaba a punto para darme una buena estocada. Lo estaba, y el estoque era digno de un toro de miura.

Me levantó el vestido por ambos lados acariciándome las caderas seductoramente, pero con prisas, pues nos podían pillar en cualquier momento. Sacó un condón de su cartera mientras yo le mordisqueaba el cuello y le apretaba el miembro con ganas de sentir esta fuerza animal dentro de mí. Él masajeó mi vulva con sus dedos mientras yo sentía que estaba encendida al máximo y, cuando se puso el condón, me levantó y me empotró contra los archivadores para meterme su rabo en el coño y hacerme gritar como hacía tiempo que no lo hacía.


El movimiento era violento, los archivadores hacían mucho ruido y yo sentía que mi cuerpo por dentro estaba a punto de estallar de placer. Me tiró del pelo violentamente y yo hice lo mismo con él. Me cacheó fuerte en el culo y yo le di una bofetada. El toro embestía sin parar y yo como torera le daba juego y tregua para luego excitarle y que me embistiera otra vez. Durante unos minutos el tiempo se paró, el orgasmo se acercaba y los dos gritamos en extasi… el dijo : “OlalalalalÁ” y yo dije “Olé”!!

Nos vestimos sin hablarnos y nos besamos de nuevo. Le acompañé al departamento internacional, todavía con las piernas temblando y más despeinada que antes, y le dejé allí con una sonrisa y volteando mi cuerpo con elegancia al salir.
Quería decirle algo en francés, pero no se me ocurrió nada… Así que me senté en mi  puesto esperando a que saliera sonriendo y feliz de la vida.

- Qué buena corrida: dos orejas y también el rabo! – pensé notando cómo me excitaba de nuevo.

Escrito por: Evafuerdeleden



CONTE: MOLTA CALOR


Feia un dia assolellat i vaig decidir anar al gim a prendre el sol al solarium. Tenia dues hores de pausa la migdia, així que vaig comprar una amanida preparada i em vaig dirigir al gim amb dues bosses: la del menjar i la bossa d’esport que consistia únicament en el meu bikini brasiler de color taronja amb línies blanques, les ulleres de sol i la meva tovallola de color blau turquesa.

Quan vaig sortir al pati del gim vaig veure que no estava sola. Normalment hi havia més noies prenent el sol, però avui la companyia era una altre. Hi havia un noi treballant enguixant les parets laterals del pati.

Em vaig sentir una mica tallada, potser per això altres noies havien decidit no posar-se “en panys menors” a prendre el sol, però tenia ganes de rebre el sol sobre la meva pell i menjar-me aquella amanida fresqueta mentre em distreia mirant els balcons dels veïns, i perquè no, potser podia aprendre a enguixar parets mirant a aquell jove manetes.

Em vaig despullar deixant els meus shorts i la camiseta damunt d’una cadira. Em vaig recollir el cabell en una cua alta i em vaig posar les meves ulleres de sol negres d’estil “Men in Black”. Em proposava començar amb la crema protectora, però em vaig adonar de que no l’havia portat.... vaig decidir menjar-me l’amanida i després anar a demanar crema de sol si em venia de gust quedar-me després de menjar.


Els meus ulls passaven per els balcons de les cases que envoltaven aquell pati on em trobava, mentre mastegava la massa verda i a vegades ataronjada de verdures que m’havia comprat, però no hi havia res interessant. De sobte, els meus ulls es van sentir atrets per un moviment nou al final del pati: el manetes, es va aixecar i em va mirar. Em va somriure amistosament, el seus ulls clars em van enlluernar... i vaig somriure-li intentant dissimular els trossos d’enciam que  tenia a la boca.
- Fa molta calor avui! – va dir mentre començava a treure’s la camiseta.
- Si, hi tant!!! – vaig dir jo sense saber molt bé si era bona idea començar una conversa amb aquell noi que no coneixia mentre estava gairebé nua.

El seu somriure era agradable, els seus ulls eren verds o blaus, no ho podia distingir des d’aquella distància, i la seva pell, estava humida, brillava sota els rajos d’ aquell sol ardent de migdia com si estes cobert d’oli d’oliva verge.... Vaig riure per dintre després d’aquell pensament sobre l’oli d’oliva, segur que de verge no tenia res, el noi estava “boníssim”.

Cos moreno, musculós però no enorme com els culturistes, fort i musculós com els homes que treballen amb les seves mans, i que tenen.... molt i molt de sexe.... Sota el melic i just damunt dels texans es veia aquella part musculosa que fa com una V.... m’encanta.... no li podia treure els ulls de sobre, des d’aquell moment no podia deixar de pensar com seria tenir sexe amb ell.

Crec que em vaig quedar com hipnotitzada, de cop l’amanida ja no passava per la meva gola i vaig prendre un glop d’aigua.
Ell es va posar a treballar... però em mirava constantment, no dissimulava, estava esperant a que jo fes alguna cosa, o així ho vaig interpretar... Em vaig prendre un altre glop d’aigua.... tenia calor, o estava calenta, les dues coses crec....

Em vaig aixecar, ja no aguantava més al sol i vaig caminar cap a ell.
- No tens pas crema de sol? – li vaig preguntar.
- Doncs .... sí, crec que sí! – va dir somrient-me de nou i eixugant-se la suor que li baixava pel front amb el braç.

Es va posar a remenar dins la motxilla que hi havia al seu costat i va treure un pot de crema.
- Te la deixo si em dones aigua – va dir mirant-me fixament al ulls, que ara vaig comprovar que eren verds...

Em vaig posar de cantonet, en plan coqueta com si estigues dubtant, lluint el meu culet tot just tapat per aquell semi tanga ...
- Doncs... Deixa que m’ho pensi – vaig dir-li mentre ell aprofitava per repassar-me amb els seus ulls de dalt a baix.

Estava calenta, tenia ganes de posar-li les mans al damunt a aquell noi de 27 o 28 anys tan ben plantant que també estava mig despullat... També, tot sigui dit, tenia ganes de que ell em poses les mans a sobre a mi....
- Et dono aigua si tu em poses la crema a l’esquena.

Ja no hi havia marxa enrere.... no em podia creure que estes actuant així, però mira, no hi havia ningú mirant als balcons, estàvem sols, i era un bon moment per deixar-nos portar i per gaudir d’aquell moment d’acalorament....

El noi va estirar el braç i va agafar-me l’ampolla d’aigua de la mà. Mentre estirava l’ampolla, no sé com, em va estirar a mi també contra ell. Ens vam mirar i al cap d’uns segons em vaig apartar una mica baixant la mirada cap als seus pantalons. No vaig poder evitar fixar-me en aquell paquet que sobresortia....

Va obrir lentament l’ampolla d’aigua a l’alçada del seu melic, mentre jo el mirava als ulls... vaig haver de baixar la mirada de nou cap a l’ampolla.... (diguem-ho així) i vaig sentir com el meu pols s’anava accelerant perillosament. El seu aroma corporal m’arribava clar a les fosses nassals... Feia olor d’home, olor de sol i de sal, olor de perfum fresc barrejat lleugerament amb suor, la seva olor em va excitar encara més....

Va aixecar l’ampolla poc a poc i se la va posar als llavis. Mentre l’ampolla pujava el seu braç es contreia marcant els seus bíceps. Va fer un parell de glops empassant-se l’aigua amb energia suficient com per fer que la seva nou es mogués ràpidament amunt i avall, sense que jo pogués evitar mirar-la i imaginar-me a mi mateixa llepant-la vigorosament mentre em llançava als seus braços...
Quan va acabar d’empassar la va baixar de nou. Jo estava extasiada mirant-lo, realment era guapíssim, era increïblement atractiu. Després d’una pausa en la que es va llepar els llavis mentre em mirava als ulls... va tornar a enlairar l’ampolla. Aquest cop es va llençar pel damunt del cap un bon raig d’aigua que va anar baixant pel seu cos atlètic, mullant la seva pell i fent que els seus mugrons es posessin durs. De cop, jo també estava mullada, però d’una altra manera, i els meus mugrons també estaven erectes... No em podia creure el que estava passant. Jo em vaig llepar els llavis sense poder evitar-ho i ell va somriure al veure’m fer aquest gest.

Ell em va agafar per la cintura i em va posar d’esquenes a ell.
- Vine cap aquí-  va dir, i jo el vaig deixar fer.

Va obrir el pot de crema lentament. Va acariciar- me el coll mentre apartava part dels cabells que tapaven la meva nuca al final de la cua. Els meus mugrons estaven cada vegada més durs i la meva vulva començava a sentir aquella sensació com d’electricitat que anunciava que les coses s’encaminaven cap a una sessió de sexe apassionat.

Es va abocar crema a les mans, i les va posar damunt de les meves espatlles. Va començar a escampar la crema suaument, com si m’estigués fent un massatge. Jo sentia que m’estava desfent, sota aquell sol del migdia i en aquella companyia tan especial. Semblava que em coneixes, la manera com em tocava estava a punt de fer-me embogir.

Les seves mans van començar a baixar. Per descomptat, jo li havia demanat que em poses crema a l’esquena i no volia que es deixés ni un sol centímetre. Va envoltar els meus omòplats, va resseguir la meva columna i em va apropar a ell. Les seves mans van baixar per la meva cintura, i vaig sentir la meva vulva excitar-se de nou. Els meus mugrons seguien erectes, i no vaig poder reprimir les ganes de girar-me i enganxar-me al seu cos.

Em vaig girar i vaig posar els meus braços al voltant del seu coll.
Ell amb les seves mans plenes de crema, va començar a massejar-me les natges, lenta i intensament. Vaig apropar els meus llavis al seu coll i vaig començar a petonejar-lo, assaborint la sal de la seva suor i el perfum fresc que s’havia posat al matí.

Ell va subjectar-me bé contra seu. Els meus pits clavats contra el seu abdomen i pit musculós....
Les seves mans, que acariciaven el meu cul fins llavors, van pujar delicadament per la meva esquena.... em va fer pessigolles i vaig riure mentre tremolava.
Ell va riure maliciosament mentre em mirava als ulls... i llavors, sense avisar, em va descordar la part de dalt del biquini. No vaig fer cap intent per aturar-lo, me’l va treure fent-lo passar per damunt del meu cap i va deixar-lo anar a terra directament.

La pell dels nostres cossos estava tant calenta que tots dos suàvem molt.... Ens vam començar a petonejar. Petons intensos, calents, apassionats, intentant menjar-nos mútuament, perquè sabíem que el que estava passant no es repetiria mai més, o com a mínim, segur que mai més allí... La suor feia que els nostres cossos rellisquessin, i la crema encara produïa un efecte més sensual a la hora de acariciar-nos. Ell em dominava i em feia moure com una nina entre els seus braços fornits. Sentia que la meva pell estava tant relliscosa que podria sortir disparada entre les seves mans, però ell m’agafava tant fort, que..... estava enganxada a ell.

Vaig mirar cap a la porta d’accés del pati, i vaig pensar en anar a bloquejar-la, però la idea de marxar, encara que fos per un instant del seu costat, em va fer rebutjar aquella opció...
Volia tenir sexe amb ell en aquell moment. Volia que m’agafes pels cabells i m’envestís contra la paret que acabava d’enguixar....

Vaig acostar els meus llavis a la seva orella i li vaig preguntar si tenia un condó. No va respondre amb paraules. Em va mirar maliciosament mentre posava la mà al meu ventre i començava a baixar fent-la entrar dins del meu biquini. Llavors va assentir amb el cap.

Vaig tremolar quan vaig notar que els seus dits començaven a massejar-me el clítoris. Estava molt mullada, feia temps que no em notava així. Els seus dits passaven per les corbes íntimes de la meva vulva, jugant durant uns segon en cada racó, esperant descobrir quines eren les meves reaccions i preferències.

Jo no podia controlar les meves reaccions. Estava molt excitada i sentia que el necessitava tenir a dintre. El meu clítoris estava gaudint d’un bon moment, però jo volia el seu penis dintre meu. Li vaig acariciar el paquet buscant la manera d’obrir aquells botons el més ràpidament possible. Vaig fer una estirada brutal a la part de la cintura però obrir-los tots de cop i així de pas sentir tot el seu cos envair-me amb una sacsejada. Va sorgir efecte: el pantaló es va obrir completament. Vaig buscar el seu penis i el vaig remenar bé, amb força, i amb ganes. Volia que estigués ben dur. Vaig agafar-lo amb la mà ben oberta gaudint de la mida i rigidesa que aviat sentiria dins del meu cos. Ell va sospirar i va tirar el cap enrere mentre jo el tocava...

Jo estava a punt de tenir un orgasme, no sabia si seguir o parar-lo per a que em fiques el seu penis a dintre immediatament... vaig decidir tenir-ho tot i em vaig aferrar al seu coll. Mentre ell em tocava, jo anava seguint amb el meus cos el ritme dels seus moviments, i de seguida vaig començar a cridar.... o intentar no cridar de plaer mossegant-me els llavis....

Jo estava tremolant, les cames em feien figa, mai havia tingut un orgasme així, de peu, en un lloc públic, amb un desconegut... Havia estat increïble. Però.... tot just començàvem.... li vaig llepar els llavis, com una gossa en zel, i ell es va llepar el dit amb el que m’havia tocat....

Ens vam petonejar a la boca de nou, ficant-nos les llengües més profundament del que pensàvem que seria possible en persones de proporcions normals.
Vaig posar-me crema a la mà i li vaig fer un bon massatge al seu penis mentre ell em llepava els pits, m’apretava el cul i m’estirava dels cabells.
Ens vam repenjar violentament a la paret que acabava d’enguixar, i el vaig gairebé violar.....

El condó que portava a la butxaca va entrar tant ràpid... amb la suor i la crema, posar-li, tot i la seva mida, va ser més fàcil que mai en la història. Li vaig saltar al damunt com una nena petita que s’agafa a coll, i vaig ficar-me el seu penis a dintre. Estava molt mullada, però la seva mida, bastant gran, va entrar poc a poc, de manera que vaig poder sentir com cada centímetre anava envaint la meva vagina fins arribar al final en una gloriós fusió..... Em va posar contra la paret i va començar a envestir, primer lentament i després amb força, com una fera afamada de sang, no deixaria la presa fins a sentir-se satisfet. Jo estava gaudint moltíssim, m’encantava aquell “tio”, no en tindria mai prou d’aquella pell, aquells músculs, aquells ulls, aquell somriure, aquelles mans i aquella polla.... Li vaig dir a l’orella:
- Crec que hauràs de venir a enguixar-me el pis – entre gemecs – necessito un professional com tu a casaaaaa!!!
- Com vulguis nena, et faré un bon preu, m’encantarà arreglar-te les parets o el que tu vulguis tantes vegades com faci faltaaaaa.

Em va besar el coll, jo estava arribant a un orgasme en aquell moment i vaig sentir com un raig de plaer entrava dintre meu... Ell també s’estava corrent en aquell moment...
- Aaahahahhaha – vam exclamar tots dos mentre ens quedàvem repenjats a la paret i mentre tremolàvem i ens acariciàvem lentament.

Després d’un minut ens vam separar.... Ens vam mirar i ens vam besar delicadament. Em vaig posar la roba i ell també, no era qüestió de que ens atrapessin ara.... Li vaig preguntar si volia aigua, i ell la va acceptar gustosament. Jo també en vaig veure i em vaig tornar a excitar pensant en tot el que havia passat.

- Com et dius? – li vaig dir.
- Dani.
- Jo em dic Cati. Vols que ens veiem després?
- Hi tant...
- A quina hora plegues?
- A les 4...
- Jo treballo fins a les 6. Quedem a les 7 a algun lloc?
- Aquí tens la meva adreça – em va dir donant-me una tarja.
- Ok, fet.

Me’n vaig anar tota digna a recollir les meves coses i després em vaig dirigir a la porta de sortida.
- Ei!! – vaig sentir - Un plaer conèixer-te!
- Igualment – vaig dir jo somrient.
- Sento que no t’hagis posat morena.... De fet estàs més blanca del que has estat mai a la teva vida!!!

Em vaig mirar de dalt a baix i per darrera com vaig poder, tot el meu cos estava cobert de guix, tota l’esquena de guix amb crema, i per davant, mans blanques cobrien les meves parts més sensuals....
- Molt divertit!!!! Vaig a dutxar-me abans de que el guix es posi dur....
- Si ves a dutxar-te, abans de que jo em torni a posar dur també.
- Fins després “manetes” – vaig dir rient mentre marxava....
 
 Escrito por Evafueradeleden

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CUENTO: EL RENACER DE MARTINA


Martina estaba destrozada...
Después de una relación de más de algo más de ocho años con su chico y de poner todas sus esperanzas e ilusiones en crear una familia con él, la relación estaba rota….
Raúl estaba pasando una crisis personal, no sabía lo que quería ni en el ámbito profesional ni en el personal. Martina quería ser madre, y él no tenía el instinto paternal necesario ni la confianza en el futuro adecuada como para darle ese regalo a su novia….


Martina llevaba cinco años esperando que llegara el momento de ver sus sueños cumplidos, una boda por todo lo alto y un par de bebes en camino, pero Raúl no estaba por la labor, una vez más le daba largas, una vez más no valoraba su relación, una vez más la dejaba a la espera de que se le pasaran las dudas y las “neuras” que le caracterizaban….

Martina respiró hondo y tomó una decisión. Su vida no iba a depender de las decisiones de Raúl nunca más, no iba a esperar ni un segundo a aquel hombre que no se quería arriesgar a dar un paso adelante en su relación, no iba a olvidar sus sueños por un hombre que decía que la quería pero que no se quería comprometer con ella. 

- Te dejo. Ya no puedo más – dijo entre lágrimas – mi vida está anclada en una playa desierta a la espera de que vengan vientos favorables. Estoy cansada de esperarte. Te quiero, pero esto se acabo.

Raúl no esperaba para nada que fuera ella la que tomara la decisión, inconscientemente estaba satisfecho con el fin de la relación, pero también estaba triste por no saber qué hacer ni cómo seguir con su vida. Habían sido años de amor y crecimiento los que habían pasado juntos, pero ahora él tenía 40 años y ella 35, era totalmente comprensible que ella pusiera punto y final a esta relación encastrada en un laberinto sin salida.

Martina empaquetó sus cosas y se fue a casa de su madre a dejar los bártulos. No pretendía quedarse a vivir ahí, pero para empezar no quería tener que ver a Raúl…. Dejó sus cosas y le dijo a su madre que iba a buscar un piso, que sólo dejaba las maletas y que no pensaba deshacerlas hasta que tuviera un piso para ella.
Se sentó con su I-pad en la terraza de un bar. Mientras tomaba una tila y buscaba pisos en internet, se sintió nerviosa y asustada, pero también liberada. Por fin su vida volvía a ser suya. Si un hombre no quería caminar con ella el resto de su vida, no pasaba nada, “los hombres van y vienen, pero la vida hay que vivirla como uno desea” - pensó.

Empezó a sonreír, se sentía aliviada y valiente. Era una mujer fuerte y con recursos. Hablaba idiomas, era muy simpática, estaba acostumbrada a tratar con público de todas las edades, encontraría un trabajo mejor y conseguiría un piso rápidamente.


Contacto con una agencia inmobiliaria y organizó un par de citas para ver pisos, el plan estaba en marcha.

Hacía tiempo que no se arreglaba, había engordado, se veía desmejorada, pero hoy era el día de retomar las riendas de su vida. Se fue al baño de la cafetería y se maquilló. Se atusó el pelo, se abrió dos botones de la camisa y colgó en su escote las gafas de sol con brillantes que tanto le gustaban. Se puso un poco de perfume que llevaba en el bolso y sonrió.

Empezó a caminar hacia su primera cita para ver un piso. No esperaba tener suerte en el primero, pero estaba claro que por alguno había que empezar.
Le atendió un comercial muy simpático y bastante guapo. Era joven, iba vestido casual pero elegante y le pareció muy muy atractivo. Tenía una sonrisa muy bonita y desprendía alegría y Martina se sorprendió a sí misma por sentirse de repente tan alegre y dispuesta a coquetear.


A Martina el primer piso no le gustó demasiado, pero el comercial sí, así que se quedó un rato hablando con él sobre lo que estaba buscando… Se sentía fresca y guapa, se sentía con ganas de lanzarse al amor sin pensárselo, quería volver a ser aquella chica explosiva que arrasaba con los chicos, y le apetecía empezar atacando a Julián, un aquel joven era muy guapo y parecía predispuesto a pasar un largo rato con ella ….


Julián le seguía el rollo, se estaban divirtiendo y además ella le había pedido que la ayudara a buscar un piso mejor personalmente, con lo cual él ya calculaba mentalmente su comisión al tener una clienta asegurada, y porqué no: la chica estaba de buen ver y acababa de terminar con su novio, era presa fácil. La cartera de pisos disponible era amplia, así que podrían ver juntos en la web de la empresa cuáles encajaban mejor con sus necesidades.

Se sentaron en otro bar a tomar un café y a ver la web juntos. La charla era muy amena y rieron un montón. Martina se sentía muy bien. Hacía tiempo que no se sentía tan bien. Con Raúl las cosas estaban tensas desde hacía meses y no habían tenido sexo desde hacía más de un mes, necesitaba relajarse y dejarse llevar. En casa se sentía apagada, casi muerta en vida, había llorado tanto…. Pero hoy el sol brillaba y sus ojos empezaban chispear de nuevo.

Se veía a sí misma como la Venus del cuadro de Botticelli que sale del mar dentro de una concha gigante: desnuda, perfecta, con el pelo al viento, y radiante de alegría y sensualidad. Las horas tristes habían terminada. Raúl era el pasado.

Julián y Martina hablaron durante casi dos horas y quedaron en verse por la tarde para visitar pisos.
Martina se fue a casa de Raúl (su todavía piso compartido con él) a ducharse y arreglarse para salir y acabar de recoger las cosas que había dejado.
Lo encontró tirado en el sofá, como siempre, paso por delante suyo saludándole tranquilamente y se metió en el baño.

Los días de lágrimas y depresión habían tenido un efecto positivo en su cuerpo. Había adelgazado cuatro quilos en una semana!!! Wow, esto era una sorpresa interesante!!! Se vistió con unos jeans que le favorecían mucho y una blusa con escote. Se calzó unos tacones medios y se hizo un recogido en el pelo que dejaba su rostro libre de cabello. Se maquilló ligeramente, se perfumó y se miró al espejo de nuevo. Estaba estupenda!!!




Salió de la habitación y le dijo a Raúl que volvería más tarde a recoger sus cosas. Él asintió con la cabeza una vez más desde su posición invariable del sofá y la miró disimuladamente mientras ella caminaba alegremente con las llaves de la moto en la mano preparada para salir.

Se encontró con Julián en el portal del siguiente piso que iba a visitar. Se saludaron dándose dos besos y subieron a la tercera planta en el ascensor antiguo de la finca. Martina notó algo especial mientras estaban en el ascensor. Estaban muy cerca, olía muy bien (él también se había duchado) y sintió como se estaba excitando… No podía ser… Estaba loca de remate??? – Julián sonreía y la miraba, pero se había quedado mudo ante la proximidad de sus cuerpos. Martina se dio cuenta de que él le miraba el escote disimuladamente durante todo el trayecto en el ascensor. Martina se preguntó a sí misma por que no había elegido visitar el piso del ático… le habría dado tiempo a atacarle allí mismo si fuera así.

Salieron del ascensor y Julián cogió las llaves de la puerta para abrir. Martina tropezó con la alfombra y chocó contra su espalda clavando sus pechos, bastante voluminosos, contra él. Julián se dio la vuelta para preguntar si se encontraba bien o si se había hecho daño. Ella sonrió y tocándole el brazo le dijo:
- Perdóname, pero estaba distraída, tenía unos pensamientos bastantes interesantes justo en este momento y no he visto la alfombra.
- Yo también tenía pensamientos bastante interesantes – dijo Julián pícaramente – no he sido capaz todavía de acertar con la llave correcta.
- Jajajaja, ¿qué estarías pensando? – dijo Martina guiñándole un ojo.
- Pues …. Creo que lo mismo que tú, y de hecho, es en lo único que he pensado desde que te conocí esta mañana – dijo él.
- ¿De verdad lo crees?
- Me temo que sí.
- Creo que eres lo que necesitaba desde hace tiempo. Abre la puerta ya!!! – dijo Martina riendo y empujándole amistosamente.

Estaba caliente y por lo que parecía los dos tenían ganas de empujarse contra la puerta o contra lo que fuera.

Julián consiguió abrir la puerta y la hizo pasar como un caballero inclinándose a su paso, pero una vez ella había cruzado el umbral de la puerta la cogió de la mano y la estiró contra él violentamente.
- Me ha gustado sentir tus pechos en mi espalda, por que no me dejas sentirlos un poco mejor….
- No hay problema, tengo toda la tarde – dijo Martina – pero me tienes que prometer que me vas a enseñar bien todas las habitaciones…
  
Julián masajeó el pecho de Martina mientras la miraba a los ojos. Ella se estaba excitando mucho y él también…
Martina le quitó la chaqueta y empezó a desabrocharle la camisa. Julián masajeó su culo y la beso en la boca empotrándola contra la pared. Se desnudaron rápidamente mientras recorrían sus cuerpos con las manos y con la lengua.



Empezaron a follar como si el mundo se acabara. Había muy pocos muebles pero encontraron la manera de montárselo encima o debajo de todos ellos. Pasaron por todas las habitaciones, revolcándose en la cama destartalada que había en el dormitorio principal y en la butaca vieja y solitaria que estaba en el salón. 
Las persianas estaban bajadas, el piso olía a humedad y a cerrado, pero el sexo fue increíble y lo cubrió todo de un olor dulce, íntimo y agradable en cada una de las habitaciones. Los dos quedaron muy satisfechos tras un par de intensos orgasmos y se relajaron abrazados tumbados en el suelo del salón encima de una vieja alfombra….

  

Martina estaba desnuda en el suelo abrazada a él. La experiencia había sido fantástica y totalmente surrealista, y eso que ella estaba medio depre, y él estaba en horas de trabajo, se acababan de conocer….



Los dos habían quedado bastante sucios ya que el suelo estaba cubierto de polvo gris, … necesitaban una ducha… pero no había agua….. así que salieron a la calle cubiertos de manchas grises como vestidos de camuflaje. Julián la abrazó disimuladamente y la soltó rápido. En la calle no podían demostrar según qué actitudes...
  
- ¿Te ha gustado este piso? – preguntó Julián.
- El piso no mucho, pero tus explicaciones sí me han gustado bastante, aunque me han quedado algunas dudas….
- Si quieres vamos a ver el próximo ahora…. Los servicios están dados de alta…
- Perfecto, necesito algo para entrar a vivir ya….
- Lo entiendo, no te preocupes, vas a entrar a vivir enseguida, pero primero vas a entrar a follar.


FIN



Escrito por: Evafueradeleden




CUENTO: ERIKA en RIO DE JANEIRO

Las chicas habían ido a Brasil de vacaciones y aprovecharon para ver a su equipo darlo todo en el campo de fútbol durante el mundial de 2014 en Rio.
A pesar de que el fútbol llenaba el ambiente y era el tema de conversación las 24 h del día allá dónde fueran, el campo de juego, poco a poco, estaba quedando apartado de la mente de Erika. 

Los chicos brasileños se paseaban todo el día por la calle sin camiseta, y ella se estaba poniendo tan caliente que no sabía qué hacer. Mirara donde mirara veía pieles tostadas y brillantes moverse con ritmo y sensualidad a su alrededor. En la playa, paseando por la avenida, cenando en un restaurante, de alguna manera sus ojos siempre encontraban un cuerpo esbelto y musculoso a menos de 5 metros de ella, que la llamaban a gritos y la dejaban extasiada y excitada, a la espera de que algo intenso sucediera en esos días….

Hoy habían salido a cenar juntas a la zona de Lagoa . Estaban tomando unas cervezas brasileñas y esperaban unas ensaladas y carne roja que se iba a cocinar encima de un fuego portable que les habían dejado en la mesa.
Hacía mucho calor y con aquel fuego encima de la mesa, Erika se sentía tan caliente por dentro que sentía que iba a explotar.


En la calle había un gran alboroto, sonaba música y parecía que la gente se estaba aglomerando justo enfrente del restaurante dónde ellas estaban. Los coches no podían pasar, la gente había bloqueado la calle bailando y cantando. Probablemente Brasil había hecho un buen partido ese día y lo estaban celebrando en la calle improvisadamente.

Erika miraba por la ventana curiosa por ver cómo los brasileños bailan en directo antes sus ojos y entonces … Sus ojos impactaron en los ojos oscuros de un chico, como no, sin camiseta, que estaba cerca del ventanal. Erika pensó que era increíblemente guapo, atractivo, y quería tocarle en aquel mismo instante, pero no podía, quería impulso acercarse pero el cristal de la ventana se interponía entre ellos. Erika salió a la calle, necesitaba respirar y ver si podía encontrarle entre tantea gente. Quería ver si era tan guapo de cerca como lo parecía a través del cristal.


En la calle se vio rodeada de gente casi al mismo instante de salir. Erika iba vestida de manera bastante elegante con un vestido de raso verde estampado de flores que dejaba sus hombros y su espalda al aire, iba elegante y maquillada, y era la única chica rubia y pálida en aquel cruce de calles repleto de gente semidesnuda.

No le podía ver entre tanta gente, así que se paró un momento, se subió a unos escalones de un portal para tener mejor visión del panorama y para encenderse un cigarrillo y …. justo cuando iba a encenderlo, una mano apareció por detrás suyo y le ofreció una llama…. Ella se dio la vuelta, y, así es la vida, ahí estaba él…..


Tenía el pelo oscuro, alborotado, largo por debajo de las orejas y un poco ondulado. Era igual de alto que ella y sus ojos se clavaron en los suyos con tanta intensidad que Erika sintió como se mojaban sus bragas en aquel preciso momento…. Sus ojos eran de color marrón muy oscuro, se hacía difícil discernir entre la pupila y el iris. Sus labios eran muy bonitos y carnosos, y su piel era muy oscura comparada con la de Erika, un color tostado brillante, y suave al mismo tiempo, un color diferente al de los nativos que son más bien de piel negra, era un color como el del caramelo líquido.

Sin saber muy bien como empezaron a hablar. Erika estaba muy caliente y él estaba muy cerca. Los dos parecían atraídos el uno por el otro, su conexión había sido instantánea desde el instante en que sus miradas se habían cruzado a través de la ventana.

Se llamaba Rogeiro y era piloto de avionetas para viajes privados dentro de Brazil. A Erika la verdad es que en esos momentos le interesaba muy poco saber a qué se dedicaba, pero claro por otro lado, le daba seguridad que el chico tuviera estudios, hablará inglés y tuviera un trabajo que parecía le debía dar suficiente para vivir bien.
Ella le explico que ella se dedicaba a temas de formación y selección en una empresa dedicada a desarrollo de impresoras laser… pero mientras hablaba con él ella sólo podía fijarse en sus pezones y el vello ligeramente rizado que cubría la parte central de su pecho…


Rogeiro se había dado cuenta de que ella estaba muy caliente. Sus mejillas se enrojecían por momentos y a pesar del calor que hacía en la calle, sus pezones endurecidos se podían entrever clavados en el fino satén del vestido que llevaba.
Erika sonreía sin cesar…. Rogeiro se acercó a ella y le acarició el hombro apartándole el pelo hacia un lado. Ella tembló al contacto con sus manos rugosas y fuertes. Se miraron a los ojos y sin mediar palabra la cogió de la mano y la hizo entrar en el restaurante.
No iba vestido apropiadamente así que se acercó corriendo a la mesa donde las amigas de Erika estaban sentadas y les dijo:
 - Me la llevo a dar una vuelta. Cenará conmigo y la dejaré esta noche en el hotel de vuelta. No os preocupéis.

Se dio la vuelta y salió a la calle tirando de Erika rápidamente antes de que le llamaran la atención por su indumentaria. Una vez fuera ella se rió como una loca y le apretó fuerte la mano. Le miró a los ojos, puso una mano en su pecho y acarició su piel lentamente en aquel vaivén de gente y ruido que les envolvía.

Rogeiro le señaló una esquina al fondo de la avenida Paulista y le dijo que tenían que llegar allí, ahí estaba su apartamento.
Erika estaba muy caliente, parecía muy lejos e imposible de llegar entre la multitud. Cogió a Rogeiro por la nuca y le metió la lengua en la boca con tanta intensidad que quedaron pegados a una pared de la calle.


El beso fue increíble, nunca se había besado con alguien al que solo conocía 5 minutos… pero las miradas desde el inicio de su encuentro y la intuición de salir a buscarse mutuamente en al calle les decían que debían estar juntos, había algo predestinado a ocurrir ese día entre ellos, y no se iba a quedar con las ganas.

Rogeiro estaba excitado, su pene se había erigido como una palmera bajo su pantalón playero. Erika estaba como una moto, no podía aguantar más, sentía que su vagina necesitaba placer en ese instante… Rogeiro la miro y decidió que no iban a poder esperar hasta el apartamento. Dieron la vuelta a la esquina y entraron en el jardín de una casa tradicional que parecía vacía. La puerta estaba abierta así que seguramente sus dueños estaban en la calle celebrando la victoria de su equipo junto a los demás.

Subieron las escaleras y entraron en la primera habitación que encontraron. Rogeiro cogió a Erika por la cintura y la tiró sobre la cama. Se puso encima de ella y empezó a besarla:  primero los labios y luego en el cuello, mientras su mano recorría su cuerpo con tanta pasión y conocimiento de lo que estaba haciendo, que Erika creía que se iba a correr ya. Estaba muy caliente y muy mojada, muy muy mojada, casi se sentía avergonzada, pero a él parecía no sorprenderle para nada…
La piel de Rogeiro brillaba, estaba sudando y su espalda estaba mojada. Erika recorría su piel con sus dedos largos mientras intentaba besarle, pero él se estaba moviendo demasiado rápido, así que Erika se apretó contra él y le dejó hacer.

Las palabras sobraban…
Rogeiro se incorporó ligeramente y la miró enarcando una ceja. 
Erika le miró y asintió sonriendo y desabrochándose el vestido. 
Rogeiro la ayudó a quitárselo y lo lanzó a los pies de la cama. Luego acarició la ropa interior de Erika con cuidado y se la quitó… Erika quería tenerle dentro, quería sentir ese cuerpo y esa sensualidad brasileña dentro de sí. Rogeiro estaba empalmado y mojado también. Se quitó los pantalones y dejó ver su miembro viril a Erika. Era bastante grande, pero no más grande que el promedio de los chicos con los que Erika había estado. Era oscuro, Erika nunca había visto un pene tan oscuro. Sus piernas eran musculosas y bien formadas, su pecho y abdominales estaban ahora aún más firmes y sexys que cuando le había visto hacía media hora por la ventana.

Rogeiro buscó un preservativo mientras Erika le acariciaba el pene con las manos y con la lengua. Rogeiro la dejó hacer mientras le tocaba los pechos con su mano izquierda y tiraba suavemente de sus pezones duros. Erika chupaba su pene con ganas pero sólo unos instantes, decidió que quería follarse a Rogeiro y que no iba a esperar más. 
Cuando Erika apartó su boca él la miro y empezó a ponerse el preservativo. Erika se tocaba entre las piernas excitándose mucho a la expectativa de tener ese pene dentro de ella. Rogiero estaba preparado y se puso de nueva encima de ella abriéndole las piernas con un solo movimiento, rápido y perfecto de sus pies. 

Entró en ella lentamente… Erika estaba a punto de correrse de placer pues estaba muy muy cachonda. Se besaron de nuevo, se movieron rítmicamente, sin separar sus cuerpos sudorosos y resbaladizos ni un momento…

Erika tuvo un orgasmo muy intenso, y él lo tuvo bastante rápidamente también unos segundos después. Contuvieron sus cuerpos en un abrazo para evitar gritar o deshacer la cama, el placer había sido muy intenso y los dos necesitaban clavar sus uñas en el otro…. Pero debían salir rápidamente de allí. Se limpiaron en un momento y se vistieron. Querían más, mucho más, pero ahora debían marcharse sin dejar rastro. Miraron escaleras abajo intentando oír si había alguien en casa. Parecía que no, así que salieron rápidamente cogidos de la mano y se dirigieron ahora sí, hacía el apartamento de él.



Erika estaba extasiada, le gustaba tanto Rogeiro que lo habría hecho allí mismo, en medio de la calle de nuevo.
Durante todo el camino Rogeiro la besaba, la apretaba contra él, la hacía bailar al ritmo de la música mientras se pegaba contra su cuerpo y la besaba en el cuello desde atrás. Ella seguía caliente a más no poder, lo único que quería era quedarse para siempre allí con él embriagándose del perfume de está piel tostada y caliente que la envolvía en sus brazos.

Llegaron al apartamento, y la verdad es que era bastante lujoso y grande, buenas vistas y nuevo, todo un lujo de apartamento para un chico tan joven.... Al entrar él sonrió y dijo:
 - Haz como si estuvieras en tu casa.

Erika sonrió y se desnudó directamente, sin más, sin hablar y sin dudar. Se acercó a él y le besó apasionadamente. Quería follar con él de nuevo, quería follar con él en todas las habitaciones del apartamento, en las distintas camas, sofás y butacas, quería hacerlo en la ducha, en la cocina, en la mesa del comedor, en el balcón, estaba como poseída por la excitación.

Rogerio resultó ser un gran amante. Estuvieron disfrutando de los placeres del cuerpo hasta las 7 de la mañana sin tomar ni comer nada más que un zumo. Compraron algo de fruta por el camino de vuelta al hotel de Erika para que los dos pudieran seguir sosteniendo en pie el resto del día… 
Eran la perfecta combinación latina y nórdica. Su encuentro había resultado una bomba de pasión y el complemento perfecto para conseguir un cuerpo de infarto pues habían quemado tantas calorías que no quedaba ni un gramo de grasa en sus cuerpos. La noche había sido maravillosa, Rogeiro era cariñoso, atento y apasionado, pero era hora de volver a casa, y él tenía que ir a trabajar.

Rogeiro se ducho y fue a vestirse a su habitación. Cuando salió llevaba un traje gris, serio y formal con una camiseta negra debajo, resultó que vestido estaba tan o más guapo que desnudo…. Mmmmmmmmm Erika se lanzaría de nuevo… pero era tarde.

Se despidieron en la entrada del hotel. Ella estaba resplandeciente y feliz. Sus vacaciones estaban a punto de acabar pero Rogeiro estaba en el menú de esta noche de nuevo y quería repetir de postre.

Eran las 8:30 y sus amigas se habían levantado ya. Erika les contó lo sucedido, sin detalles porque estaba muy cansada…. Ahora tenía que dormir,…. Sus amigas bajaron a desayunar y a la playa, la saludaron sonriendo y dejaron que se acostara. Se tumbó en la cama todavía oliendo a él y se durmió recordando la mirada de Rogeiro una y otra vez….





CUENTO: NOCHE DE VERANO

Era verano, estábamos de vacaciones, éramos jóvenes y nos dejábamos llevar por nuestras locuras de amor. Disfrutábamos día a día de todo lo que nos apetecía, hacíamos lo que nos venía en gana, y bailábamos hasta la madrugada todos los días.

La rutina del invierno y la Universidad ahora dejaban paso, por unos meses, a la alegría y a la fiesta.¡¡ Por fin éramos libres!!

Esa noche salimos, como no. Íbamos varias amigas en un Seat Ibiza rojo cantando nuestras canciones favoritas. Nos habíamos vestido bastante atrevidas pero con gracia, nada vulgar. Nuestro maquillaje era mínimo, con el calor y el sudor, el aspecto de la cara maquillada puede convertirse en un horrendo susto cuando te miras al espejo en el baño de la discoteca tras unas horas de baile y acción….
Encontramos aparcamiento en la zona de pubs, increíble, así que la noche empezaba bien.

Estábamos en la costa brava. La calle era un bullicio de gente joven como nosotras dispuesta a pasarlo bien. Entramos en el primer pub preparadas para cualquier cosa.
Las miradas de los chicos no dejaban de recorrer nuestros cuerpos y nos sonreían sin cesar. La música sonaba a todo volumen y empezamos a bailar a nuestro aire sin prestar demasiada atención a los chicos, pero por supuesto, con el “radar” encendido.


Pasó un rato, en el pub nos conocían, habíamos ido tantas veces que ya éramos casi clientes vip, así que el camarero decidió que nos invitaba a unos chupitos.
Las risas se multiplicaban, las mejillas se sonrosaban a cada segundo, nuestra piel tostada tras unos días de playa emanaba alegría y sensualidad.

De repente me fijé en un chico. Estaba apoyado en la barra, tenía el pelo rapado, la cara redonda y serena, los ojos claros. Me miraba disimuladamente. Me gustó su manera de mirarme, parecía tímido… Era bastante alto y corpulento, pero me dio la sensación de que quizás era un par de años más joven que yo….. debía tener como mucho 19 años…

Nuestras miradas se cruzaron un par de veces pero ninguno de los dos hizo por acercarse al otro. Yo estaba con mis amigas y me lo estaba pasando muy bien. A su alrededor aparecían amigos y amigas, estaba con un grupo de gente. Me pareció oír que hablaban en francés. Pero él, a pesar de reír y hablar con ellos no dejaba de mirarme.
Yo estaba bailando, y sin darme cuenta en un momento en que hice algún movimiento de baile espectacular con mi copa en la mano, él se acercó y me tiró la bebida (sin querer).
Me quedé mirándole …. Normalmente me habría cabreado un poco si alguien me tirase la bebida casi completamente llena, pero él me sonrió y me pidió disculpas de inmediato. Con una sonrisa me dijo que lo sentía y que le acompañara a la barra para que él me pudiera invitar a otra copa.
Yo le sonreí, era un chico muy dulce, y a pesar de que yo no hablaba francés y su inglés no era muy bueno, nos entendimos y le seguí a la barra.

Me dijo que se llamaba Dominique y que era de Luxemburgo. Yo le di mi nombre y nos dimos dos besos.
Pedí una copa, y él se pidió otra. Pagó las bebidas mientras yo le miraba. Su piel era perfecta y su cara a pesar de aniñada era muy atractiva. Brindamos y ya no nos separamos.

Empezamos a hablar y hablar, nos reímos muchos aunque no recuerdo ni de qué hablábamos pues la comunicación era difícil. Estábamos muy a gusto el uno al lado del otro. Definitivamente era más joven que yo, aunque yo parezco más joven de lo que soy así que no me sentía rara a su lado.
Sus ojos brillaban, de cerca pude ver que eran verdes tirando a marrón, un tanto achinados. Sus labios y sus dientes eran perfectos, y su voz era muy bonita. Su manera de hablar me hacía sentir tranquila, se notaba que era un buen chico.

Sus amigos nos miraban, mis amigas nos miraban, y los dos estábamos deseando besarnos. Tras una conversación de 20 minutos estábamos muy cerca, casi cuerpo contra cuerpo, … él me acarició el brazo y puso su mano en mi cintura. No me había tocado hasta ese momento y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Yo le miré fijamente, le acaricié la cabeza suavemente desde la frente hacia la nuca. Dominique entonces me agarró con fuerza, estábamos de pie junto a la barra y ya no teníamos ganas de hablar. Nos besamos intensamente…..


Nos quedamos enganchados, nunca me había pasado algo así, nos besamos sin cesar durante más de media hora allí de pie. No podíamos parar, nos sentíamos conectado y felices, no necesitábamos más, su cuerpo, su olor, sus manos, su sonrisa, todo encajaba conmigo y yo con él.

De repente alguien nos interrumpió. El camarero nos pidió que nos alejáramos de la barra porque estábamos bloqueando el espacio ya durante demasiado tiempo. Entonces, Dominique me cogió por la cintura y me elevó. Me llevo volando hacia una esquina un tanto oscura del pub y sin mediar palabra empezó a besarme otra vez.

Sus besos eran intensos y sus labios y los míos parecían hechos para besarse sin cesar.
De nuevo estuvimos un buen rato besándonos y acariciándonos con inocencia. Fuimos a tomar una copa. La conversación no tenía importancia ya, así que parte del tiempo estábamos en silencio. Nos sentíamos a gusto el uno al lado del otro.

Nos dimos la mano mientras tomábamos nuestras copas. Nos miramos y sonreímos… Al terminar la copa me despedí de mis amigas y salí a la calle con él.
Queríamos estar solos, queríamos salir del ruido del pub y pasear juntos de la mano. La sensación era muy extraña, parecía que nos conocíamos de toda la vida. Nos besábamos mientras andábamos vigilando para no golpearnos con nadie ni con nada. Terminamos sentados en un banco en la playa viendo la gente pasar.

Los dos estábamos de vacaciones con un grupo, nos hubiera gustado tener una cama a nuestra disposición pero no podíamos invadir la habitación de nuestros amigos sin previo aviso y de hecho ninguno de los dos teníamos llaves del apartamento alquilado. No podíamos hacer el amor en una cama, tampoco teníamos toalla donde tumbarnos en la playa, así que nos tumbamos en un jardín de césped en el paseo marítimo tras buscar otras opciones y eliminarlas de inmediato.

Nuestros cuerpos se unieron, pero mucha gente pasaba por ahí así que contuvimos las ganas de llegar a algo más. Nos acariciamos por encima de la ropa, y por ese día, la sensaciones que recibíamos de nuestra piel, ya eran suficientes, no hacía falta irse a la cama el primer día - pensábamos los dos. Estábamos muy a gusto y tranquilos, abrazados hasta que llegó el amanecer.

Fue un momento mágico e inolvidable ver el amanecer en la playa en brazos de un chico al que acababa de conocer pero que me hacía sentir como si fuera un amigo de toda la vida.
Fue muy romántico hasta que… nuestros amigos empezaron a buscarnos por la calle gritando nuestros nombres (aun no había móviles) preocupados por saber dónde estábamos porque no teníamos llaves.
Quedamos en vernos al día siguiente en el mismo pub y nos despedimos con un bonito beso y un tierno abrazo cada uno hacia su apartamento.

Nos vimos de nuevo la noche siguiente, su mirada todavía era dulce y su sonrisa serena, me sentí feliz cuando le vi llegar pero la noche no salió como esperaba….
Esa noche tampoco pudimos quedarnos solos….. 
Dominique vino sólo a despedirse de mí en el pub dónde habíamos quedado, se marchaban a Luxemburgo esa noche, no me lo había querido decir el día anterior para no romper la magia del momento….

Hoy he pensado en él, no se su apellido, ni tengo direcciones ni teléfonos. Me hubiera gustado verle de nuevo, pero han pasado ya muchos años y no ha sido así….


FIN
Escrito por Evafueradeleden.






CUENTO: PHOTO - SESSION

Elena vivía en Barcelona desde hacía un mes. Una agencia de modelos la había descubierto en levante y le habían prometido una carrera ascendiente en muy poco tiempo si se mudaba a BCN. Elena ya tenía bastante experiencia, había trabajado como modelo desde los 17 años y ahora con casi 20 se sentía suficientemente madura para atreverse a vivir su vida independientemente así que se mudó.

Lo primero que la agencia le pidió fueron fotos nueva para su book internacional. La pusieron en contacto con un fotógrafo francés, René Vestieau, afincado en Barcelona para la sesión. Elena estuvo buscando información sobre él y descubrió que había trabajado con grandes fotógrafos y que había realizado varias publicaciones con John Casablancas (uno de los mejores fotógrafos de moda en vida y que está afincado actualmente en Ibiza).

Encontró un artículo en Vanity Fair dónde hablaban de él y su trabajo. En las fotos René parecía de unos treinta y pocos, blanco de piel, tenía el pelo rapado casi al cero y expresión de “chulito”. En algunas fotos iba vestido con jeans caídos y cadenas en la cintura. Como parte superior de vestuario no parecía que le gustara ponerse nada más que los tatuajes que cubrían casi toda la piel de sus brazos y parte de su torso.

A Elena le gustó su estilo, pensó que con él podría combinar su look de niña de sus fotos anteriores con fotos más arriesgadas y vestuario más acorde con su edad actual.

Elena tenía el pelo rizado, muy voluminoso, color caoba. Su cuerpo era muy bonito, esbelto, piernas largas, cintura estrecha y pechos medianos tirando a pequeños.  Su cara era aun aniñada pero podía ser muy sensual y atrevida, con ese pelo parecía una leona.

Llego la hora de la sesión. Normalmente te hacen llevar algunas prendas con las que quieras hacerte las fotos de casa, y el resto te lo dan ellos de su attrezzo. Elena espera que el cree unos looks bastante locos para ella, tiene ganas de pasárselo bien.

René la saluda con un abrazo fuerte; nunca se han visto, pero ésta es la manera de romper el hielo más rápida que existe. Le da dos besos en las mejillas y una palmadita en el culo para que se vaya a sentar bajo el foco: tiene que medir la luz que va con su piel.
- Esto si que es ir directo al grano – piensa Elena – pero lo encuentra divertido, no hay problema, además seguro que es gay….
- Que te apetece hacer Elena? – pregunta René.
- Pues me apetecen unas fotos bastante más subiditas y picantes que las que tenía hasta ahora, y sobretodo, me encantaron las cadenas que llevabas tu en la sesión de Vanity Fair de Abril. ¿Las tienes aquí?
- Wow, ya veo que lo has pensado bien. Me encanta la idea, tu cara, tu pelo y tus labios son increíbles, y tu mirada!!!! Wow, ya me estás poniendo ….
- Poniendo? – pregunta Elena sin poder evitar que las palabras salgan disparadas de su boca –  ¿pero no eres gay?
- Yo gay, jajajajajajaj – el tío se parte de la risa – no soy gay ni lo seré nunca. Me gustan las mujeres y estoy seguro que conseguiremos unas fotos increíbles hoy, tú sólo déjate llevar.

Elena empieza a cambiarse mientras él prepara los focos, los soportes, el fondo. Mientras ella termina de maquillarse él la observa desde lejos. Elena se ha puesto un sujetador verde militar, unos pantalones cortos de cuero negro, unos taconazos en plan “domina sado” y se ha revuelto el pelo como una fiera salvaje.


- Estás increíble!!!! – dice René – creo que eres una de las mujeres más sensuales que ha pasado por mi estudio, y eso que han sido muchas.
- Gracias. Me gustaría completar el look con tus cadenas. ¿Me las prestas?
- Por un módico precio – responde René sonriendo….
- Cuánto?
- Nada Elena es broma, te las presto encantado – dice René.

René busca las cadenas y ella las sujeta pensando en poses que pudieran ser elegantes y muy cachondas al mismo tiempo. René le pide que se ponga en el centro de la zona de focos y que empiece mirando a cámara seriamente, quiere hacer primero unos planos de cara.

Elena camina sensualmente hacia la ubicación indicada. Sus piernas se ven larguísimas y muy fuertes. Elena se pone en el centro y mira fijamente a cámara.
Sus ojos verdes maquillados con sombras marrones y ocres parecen realmente los de una pantera, y sus labios cubiertos de un brillo color tierra se ven realmente jugosos y listos para morder.

René empieza a disparar fotos. Ella no se mueve al principio pues él le ha dicho que quería unos planos de cara. De repente René empieza a hablar.
 - Estas preciosa, suelta las cadenas a un lado de tu pierna y con tu mano libre tuerce tu cabeza hacia el otro lado tirándote del pelo.
- Ahora date la vuelta y enséñame tu culito mientras le das vueltas a la cadena como si fueras una marjorette.
- Ahora enrolla las cadenas a tu cintura y saca la lengua.
Elena hace todo lo que René le pide, se siente cómoda porque el es un gran profesional y le gusta las idea que el está proponiendo.
René se lanza y empieza a pedirle más y más poses hasta que se acerca a ella dejando la cámara en el suelo y le dice:
- Dame eso, debes estar cansada, pesan mucho estas cadenas.
El acerca sus manos y sin querer los dos se rozan. Parece que la corriente no se ha sentido solamente hacia el lado de René, Elena de repente también ha empezado a calentarse al contacto con él.

René se separa de ella respirando hondo e intentando mirar hacia otro lado.
- Deberías cambiarte de ropa ahora, creo que de estas ya tenemos suficientes fotos con este look.
- No he traído nada más, pensaba que la agencia tendría aquí mucho atrezzo – responde Elena.
- Pues a ver qué hacemos - dice el sonriendo….

Elena le mira mordiéndose un labio. Sí que ha traído ropa pero no tiene ganas de ponérsela, esta caliente y tiene ganas de jugar con el “chulanga” que tiene delante.

- Tengo una idea – dice René mientras ve como Elena se está empezando a quitar los pantalones.
- Dime – responde Elena mirándole a los ojos.

Con esa mirada René entiende que ella quiere sexo con él, y a él le encanta la idea. Desde el primer momento en que la ha abrazado ha sentido que entre ellos había una gran conexión.

- Qué te parece si te pones mis pantalones y mi camiseta de tirantes blanca?
- Buena idea, me encanta!!! – dice Elena quitándose los zapatos ahora y quedándose en braguitas y sujetador.

René se queda mirándola y traga saliva para despertar de su trance. El cuerpo de Elena es precioso y él está muy cachondo…. Cómo va a hacer ahora para quitarse los pantalones? Tiene una erección….

- ¿Me prestas la ropa? – dice Elena acercándose a él.
- Por un módico precio – responde René.
- ¿Qué quieres?  - pregunta Elena.
- Que me pagues en especias – dice mientras no resiste más la tentación de tenerla cerca y la agarra por la cintura.
- MMMMMMM – murmura Elena pensando y mirándole a los ojos – creo que no hay problema, pero primero hacemos las fotos.
- OK – dice él – no se si aguantaré – mientras señala su paquete mostrándole a Elena que él ya está preparado para la acción.

Elena le quita la camiseta blanca descubriendo su cuerpo sexy, tatuado y musculoso. Quiere ponerse la camiseta pero las ganas de tocarle son casi insoportables.
René empieza a quitarse los pantalones dejando a la vista otro tatuaje justo bajo el ombligo y sus calzoncillos bóxer blancos de Armani que intentan sujetar un miembro viril totalmente preparado para atacar.

Elena decide que quiere hacerse las fotos ( el trabajo es lo  primero) y se pone la camiseta. Le va grande pero le queda graciosa. Luego se pone los pantalones de René haciendo un gesto como quien quiere decir : no sabes la que te espera, ahora estoy yo al mando… René ríe viéndola ponerse los pantalones. Le quedan caídos así que, para sujetárselos, ella abre sus piernas como si estuviera haciendo gimnasia.
Elena empieza a torcer su cuerpo a derecha y a izquierda manteniendo sus piernas abiertas semi flexionadas y enredado sus dedos en su pelo mientras René empieza a decir:
- Enséñame el ombligo.
A lo que ella levanta ligeramente la camiseta mirando a cámara de manera muy sensual.
- Desabróchate el pantalón.
Ella lo hace sin dudarlo mientras baja su barbilla y se muerde un labio para la foto.
- Quítate el sujetador.
Elena lentamente y bajo el sonido de los clicks de la cámara se quita el sujetador bajando primero un tirante y luego el otro. Se lo quita completamente por un lado dejando sus pezones y la forma de sus senos casi al descubierto bajo esa fina camiseta blanca que le va grande.

- Estás impresionante, y estoy muy muy cachondo - dice René.
- Ahora déjate llevar y haz lo que quieras – mi cámara está a punto.

Elena empieza a tocarse los pechos y deja caer el pantalón completamente. Saca los pies descalzos de los pantalones y los lanza de una patada contra él. Sale una foto chulísima de ese momento, René se ríe mientras sus piernas están temblando y su erección sigue en pleno apogeo.

Elena se tumba en el suelo acariciándose las piernas y mirando al techo. René sigue haciendo fotos esta vez casi tumbado en el suelo también.
Ella le mira directamente ahora y empieza a subir la camiseta hasta justo el borde inferior de sus pechos. Los clicks continúan. Entonces Elena levanta su mano y con un dedo le indica que venga.
- Ven aquí y deja la cámara dónde yo pueda verla – dice Elena al cabo de un segundo.

René pone la cámara en el suelo y se arrastra hasta ella en plan comando haciendo que sus músculos se marquen en todo su cuerpo. Se acerca a sus piernas y empieza a acariciarla mientras besa su vientre.

El vello de todo el cuerpo de Elena se eriza al contacto con él. Los besos son dulces y sus dedos delicados. Los labios empiezan a subir en dirección a su pecho. Su lengua sale de la boca para acariciar los pezones de Elena y poco a poco llega hasta su boca. Los dos se besan intensamente.

Elena está muy mojada y él lo nota enseguida cuando mete su mano entre las piernas de ella. Busca el pantalón tirado en el suelo para sacar del bolsillo un condón. Elena le acaricia los músculos y el pene impaciente por sentir aquel “lente mega zoom” que lleva René entre las piernas en el interior de su vagina.

René se pone el condón y le saca las braguitas a Elena con la boca. Le besa los labios de la vagina suavemente y le da un corto pero intenso masaje en el clítoris con su lengua.
Ella abre sus piernas para que él pueda entrar y él sin dudarlo la coge por la cintura y la sube para ponerla encima de sus piernas. Ella empieza a moverse mientras el le chupa los pechos y le agarra el culo fuertemente.
- Bésame ahora – dice él mientras empuja dentro de ella cada vez más duro.
Elena nota que el trípode está al máximo de tensión y se toca ella misma para estimularse el clítoris. Cuando ella empieza a correrse René se deja llevar también.
- Mmmmm – me ha gustado mucho dice Elena.
- Y a mí también – dice él – desde que te he visto entrar sólo he deseado tenerte así.
- Pues a mi me pasó lo mismo, pero pensaba que serías gay como tantos.
- Que suerte que no lo soy. Gracias por dejarte llevar ….
- Eso se lo dirás a todas ¿No?
- No, no a todas, sólo a algunas…..




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CUENTO: INTERESANTE CONFERENCIA

Olivia estaba harta de acudir a esas conferencias aburridas y agobiantes a las que su directora la enviaba trimestralmente. El tema solía tener poco que ver con el trabajo y los oradores solían ser viejos cascarrabias con los que no se podía mantener un coloquio, se hacían los sordos, seguían a lo suyo, no querían arriesgar, y sobretodo pasaban de todo cuando las preguntas molestas provenían de una chica joven y guapa como ella.
Esta vez le había tocado ir a una conferencia sobre ética en el trabajo en Madrid. Ella como experta en recursos humanos era la que debía asistir, de nuevo, gracias a la persistencia de su directora…. Se había dado un buen madrugón y sentada en el tren justo al inicio de ese largo trayecto, temía que todo su esfuerzo fuera de nuevo para ir a ver a otro vejestorio con olor a naftalina. A la vuelta no le esperaba más diversión, debía redactar algo impactante y un plan de acción para la empresa en cuanto a ética para justificar el gasto ante la junta… qué horror y qué pereza….

La conferencia se celebraba esta vez en la sala de convenciones de un hotel de 4 estrellas en pleno centro. Olivia había estado muy pocas veces en Madrid, así que pensó que si se aburría demasiado, esta vez, y en contra de su ética profesional, se escabulliría sin ser vista para irse a visitar el museo del Prado.

Entró en la sala, estaba bastante llena y buscó un sitio cerca de la salida para no llamar la atención. Llevaba una blusa negra sin nada de accesorios. Su pelo estaba recogido atrás con un moño medio deshecho del que colgaban unos mechones castaños ligeramente ondulados. No llevaba nada de maquillaje, pero estaba guapa y su piel relucía ya que había podido dormir durante el viaje en el tren desde Barcelona.
Había llegado la hora. Olivia respiró hondo preparándose para 3 largas horas de discurso soporífero…  Se recostó cómodamente en su butaca y cogió su libreta para tomar notas, y entonces, las luces se apagaron y el conferenciante hizo acto de presencia dejando a todos los asistentes pasmados, sobretodo a las asistentes de sexo femenino.

Martín Elías apareció por detrás de los asistentes hablando con un micrófono puesto en su oreja al “estilo Madonna” y llevando otro micro en la mano. Entró justo por detrás de Olivia y ella se dio la vuelta asustada por esa voz penetrante tan inesperada. Sus miradas se cruzaron y Olivia sintió su vello erizarse instantáneamente detrás de su nuca. Él la miró y sus labios dibujaron una tenue sonrisa que era realmente irresistible.

- ¿Qué es la ética profesional y porqué es importante? – empezó a hablar Martín dirigiendo el micro hacia Olivia que abrió los ojos como platos ante la pregunta lanzada hacia ella sin previo aviso.
- A mi modo de ver – intentó responder Olivia con voz temblorosa mientras se sonrojaba - la ética profesional es la extensión de la ética personal que se traslada a un grupo de personas a modo de guía practica de actuación o conciencia colectiva dentro de una empresa – respondió Olivia dudando de si había dicho algo que tenía sentido o no.
- Esa es una buena definición, veo que tenemos a una asistente que está bien despierta a estas hora un tanto complicadas. ¿Alguien quiere decirnos porqué es importante?
Olivia respiro aliviada al ver que Martín se alejaba y se hundió de nuevo en su butaca para disimilar sus mejillas rojas.

Olivia no pudo resistir la tentación de recorrer con sus ojos el cuerpo de ese hombre que la había  atacado por la espalda con una pregunta bien afilada… Tenía un muy buen cuerpo, y una mata de pelo a lo surfista que le hacía parecer más joven. Llevaba una gafas casi invisibles que le hacían muy interesante, y sus ojos de color caramelo la habían hecho estremecer…Llevaba una chaqueta entallada negra y un vaquero de marca, llevaba unas botas tipo cowboy que a Olivia normalmente no le habrían gustado, pero a él le quedaban ….

Los asistentes empezaron a hablar y dialogar animadamente respondiendo a las preguntas que el conferenciante iba lanzando a modo de presentador de televisión. Poco a poco todo el público parecía sumergido en una especie de concierto orquestado por Martín. Parece ser que el carisma y sus cualidades como orador eran extremadamente efectivas, había conseguido la atención y participación de todos y cada uno de los asistentes. La mente de Olivia empezó a entrar en cierta fase de distracción y su imaginación empezó a volar entonces hacia temas un tanto alejados a lo que su jefa esperaría de ella ….

- Esta labia que tiene … me pregunto si lo hará todo tan bien con la lengua – se preguntó a sí misma… Me gustaría saber cómo es su cuerpo bajo esa ropa que tan bien le queda. Parece que este fuerte, no le sobran quilos, y …. No puedo dejar de mirar el movimiento de sus manos, me estoy poniendo cachonda!!!

Los minutos pasaban mientras Martín seguía con su exposición, el proyector iba pasando imágenes de gráficos y textos que no conseguían detener la imaginación de Olivia. El público empezó a aplaudir al cabo de un rato por lo que parecía ser el final de la conferencia, le había pasado el tiempo volando. Olivia se incorporó en su asiento y empezó a aplaudir también intentando que pareciera que estaba atenta. Martín la miraba, como curioso, mientras se acercaba caminando hacia ella. No le preguntó nada más, pero antes de salir por el pasillo por donde había entrado se detuvo un momento a su lado, y tapando el micro con la mano le dijo a Olivia:
- Me gustó mucho tu respuesta inicial pero has estado muy calladita después. Quieres hacerme alguna pregunta más en privado? Mi habitación es la 331. Me encantaría conversar contigo.
- Wow – pensó Olivia – tendrá cara dura este tío, por quién me ha tomado….

Martín se alejaba y ella se había quedado sin palabras. La verdad es que nunca habría aceptado una proposición tan directa como esa de un desconocido pero, por otro lado, se había propuesto pasárselo bien en Madrid y esta parecía una propuesta más excitante que ir al museo sola….

Olivia se quedó sentada esperando a que todos salieran. Mientras dudaba si ir o no ir sentía su corazón palpitando aceleradamente. Se levantó y empezó a caminar. Recorrió el pasillo hasta la salida de la sala y buscó los indicadores hacia las habitaciones.
Vio la señal de ascensores y se metió en uno de ellos.
Marcó el 3 para la tercera planta y se mojo los labios, colocó bien el escote y se miro al espejo posicionando su moño. Al abrirse las puerta salió y se quedó quieta apoyada en la pared de enfrente discutiendo consigo misma acerca de si acostarse con el conferenciante no sería algo que violaría la ética profesional de ambos, una sonrisa se escapó de sus labios tras ese pensamiento …. Jajajaja, pues tendría que descubrirlo no? O por lo menos podría discutirlo con un experto en privado.

Olivia empezó a andar y paró delante de la habitación 331. Llamo a la puerta con dos golpes rápidos con sus nudillos. 
La puerta se abrió y Martín ya sin chaqueta y con la camisa medio desabrochada abrió la puerta sonriente.
- Me alegra que hayas venido, así podremos hablar a solas sobre un par de temas – dijo mientras con sus manos le indicaba que por favor se quitara la chaqueta.
- Pues precisamente venía pensando acerca de la ética profesional y si se considera apropiado y éticamente correcto solicitar a un orador una hora de servicios de formación en privado en una habitación de hotel.
- Creo que este tema debe ser discutido con calma y en profundidad - dijo él mirándola a los ojos y luego al escote.
- Está claro que alguien con tu don de palabra debe tener unas habilidades exquisitas con la lengua – dijo Olivia sorprendida de su propio descaro mientras se quitaba la pinza que sujetaba su pelo y dejaba caer su melena sobre sus hombros.
- Creo que nunca he dejado a mis asistentes insatisfechas con mis argumentos – contesto él quitándose la camisa y mostrando un pecho firme y ligeramente cubierto de vello.
- Mmmm, nunca me han gustado las conferencias así que en este caso espero que un simposium privado consiga que se cumplan todas mis expectativas…. – dijo Oliva sonriendo y quitándose la blusa.
- Yo creo que ahora más que las palabras son importantes los hechos – dijo él agarrándola por la cintura con una mano y masajeando uno de sus pechos con la otra.
- Estoy totalmente de acuerdo, enséñame todo lo que sabes, tengo que escribir un buen informe.

Los dos se besaron y rápidamente se dirigieron hacia la cama dónde se revolcaron casi salvajemente. Sus cuerpos encajaban muy bien, sus besos parecían sincronizados a la perfección. Sus ropas se rasgaron y salieron volando por el suelo de la cámara, el olor de sus cuerpos se hizo más intenso, sus pieles sudorosas se deslizaron entre abrazos y gemidos, y entonces justo cuando iba a llegar el primer orgasmo provocado por eficiente la lengua de Martín en su clítoris…..

Olivia despertó sentada en el vagón del tren, sus mejillas enrojecidas y su pelo totalmente enmarañado. Todo había sido un sueño …. Pero, todavía no había llegado a Madrid, quizás éste había sido un sueño premonitorio !!



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SEX WITH A STRANGER:

It was a normal day for Lindsey. Just woke up, had a shower to refresh her spirits and put on a nice and sexy dress, not too much, just a bit sexy and appropriate for work. 
Lindsey is 25 years old and works in a beauty salon. She is sexy and free, and she needs sex … 

Lindsey walks alone everyday, she lives not very far away from work. She walks fast and graciously with her pin-up shoes and her wild hair. During the short path she has time enough to dream about handsome males approaching her for a non-serious fuck…. She is a hot woman, but she lives in a very small town where everybody knows each other … not really easy to go crazy and let her passions afloat everyday.

Today there are no appointments scheduled so it looks like it will be a long and boring day again, long hours to spend with her own company, long hours to rediscover her body hidden behind the reception desk with her never failing dildo, she is already feeling excited...

When she arrives she opens de windows to let fresh air into the salon. Then she turns the radio on and starts organizing everything to keep herself busy. She feels sick when there’s nothing to do, so she cleans the whole location and check up the whole inventory at least 4 times a week.

Already 2 hours since she open had past and no one has entered. There’ s been only one phone call to arrange an appointment for a haircut on Friday and the magazines, the products, and all the dust has been clean already. The radio is on and Lindsey feels horney.
- What if …. What if I go and enjoy myself again? She wonders.

She walks slowly to sit behind the reception desk. She looks for her purple dildo under the towels on the second shelf. She takes some coconut oil from the massage room, and slowly takes of her panty.
She likes to feel the soft massage of the plastic vibration between her legs; she does it slowly bowing her head backwards and finding a confortable position while the edge of the dildo approaches her clitoris. She is starting to have fun, her cheeks blushing and her inners getting wet….

The dildo is vibrating on her clit, she leaks her lips and massages the inner side of her legs…. She want to prolong this feeling, but her super efficient friend is already giving her so much pleasure that it will be difficult to stop….
But then the door shuts open, she looks in astonishment at the door and sees a nice and sexy gentleman staring at her.
- Do I disturb?
- No, No, it is open - says Lindsey trying to hide her pleasure expression.
- Well, it looks like you are busy – says him smiling sensually.
- No, no, I was just ….. – she doesn’t know what to say…
- That, what you were doing, I like it, don’t stop please – says him with a gentle but commanding voice.
- What?
- I’d like to watch you doing it.
- Well sir, I don’t think ….
But he turns back, shuts the door close and turns the sign “Open” into “Closed”.

Lindsey is scared but very excited at the same time.
The man walks towards her and takes his jacket of with a serious expression.
- Please, sit down and do what you were doing, I’m not going to hurt you.
- She looks at him, he is really hot, with his dark eyes and soft waves on his hair.
He puts his arms on top of the desk. Lindsey sits down and bows her head back again against the back of the chair. She is very wet…. She takes the dildo in her hand and turns it on. It’s starts moving…. And
- Mmmmmmmmmmmmm – she is very excited.
He looks at her with attention but doesn’t give any sign of excitement.
His face is like frozen but his eyes look kind of perverse. Lindsey would like to ask him to fuck her, but she is a bit scared…..
- Are you enjoying it? – he says with warm tone.
- Yes, I am …..
- Do you want me to help you in any way?
Lindsey smiles … it’s like he has read her mind.
- I’d like you to help me, come this side please –says Lindsey blushing even more.
He walks to the backside of the desk and sits behind her. He kisses her neck and touches her breast …. Lindsey is very very excited.
- What do you want, princess?
- I want you to fuck me – responds Lindsey without thinking.
- I think you are going to fuck me - he replies - but it looks like the perfect next step.
He stands-up opens his trousers while he asks her gently to stand up and free the chair. He sits on it now and lets his dick pop out of the trousers. He strokes it himself while touching her pussy with the other hand. His got a nice and big dick, Lindsey know she is going to have a good fuck….
She takes one condom and puts it on him while softly strokes his penis and feels his hardness. Lindsey is wet, he holds her bottom strongly now and asks her to open her dress to see her tits. She takes it of and shows her breasts to him on a sexy black bra. He bites her while pushing her bottom against him and making her open her legs to sit on him with his knees.
She sits on him, slowly in the beginning to feel the contraction of her vagina at the contact of the sexual member of this stranger inside her. He fits good, and it feels very good….. she starts moving on top of him, but her legs don’t make it to the floor, she is on top completely filled and excited. He wants her to stop moving, he will do the hard work. He is strong and his hands move her body back and forward making her swing on top of him.

His dick feels harder every second and she feels an imminent orgasm coming up from her inners. He makes her swing harder and faster and she holds herself at the man’s neck while he bites her nipples now coming out of the bra. Lindsey’s cheeks are completely blushed now, he looks at her and pushes inside with his dick harder and harder watching how she cums and shouts during almost a minute. He cums too in spasms of pleasure…. And then they both laugh.

- This was crazy – says Lindsey.
- Yes, I loved it.
- Who are you?
- Does it matter? – says him.
- No, not really, but I’m here alone almost everyday and you are the perfect company.
- Give me a brochure of your services, maybe next time I’ll fuck you in schedule.
- I’d love that. I want more of you.
But, why did you come in? – says Lindsey.
- I wanted to ask you where the post office was. I’m new in town.




Written by: Evafueradeleden
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CUENTO: CUBA NIGHT

Eran sus primeras vacaciones después de dos años, no podía más. Eligió Cuba porque era el país donde pensaba en refugiarse del mundanal ruido y desconectar, y parece que eligió bien.
El clima era cálido e ideal para pasear a cualquier hora en bikini y broncearse tomando un daiquiri, le encantaba ese estilo de vida, se habría quedado allí para siempre si no fuera porque el “mundo de fantasía” no paga las facturas de la hipoteca ni el resto de gastos interminables de una mujer soltera en la capital.

Cuando llevaba dos días disfrutando de su relax, se percató de un camarero mulato que trabajaba en el resort. Era un joven atractivo, de unos 30 años. 
Era alegre y se desenvolvía con mucha facilidad en su trabajo. Se quedó mirándole, como en medio de un sueño, sus pensamientos iban a la deriva sin realmente pensar en nada en concreto.
Esa misma noche, después de un día de playa, bajó a una fiesta que el hotel organizaba. Se puso un vestido azul, que resaltaba el color de sus ojos, y resaltaba el bronceado que había conseguido en esos pocos días. Se sentó cerca de la barra, su amiga frente a ella, y empezó a hablar acerca del hombre que la había distraído en la mañana, llevándola, sin saberlo, a viajar muy, muy lejos en su mente.

- Te has fijado en ese camarero, no para de mirarte.
- Le comentó ¡Ángela a Cecilia.
Dicho esto, Raúl, ese camarero color chocolate, se acercó a la mesa.
-Buenas noches chicas, aquí un obsequio de la casa, que lo disfruten. Y las agasajó con dos mojitos tamaño casi XXL. Si desean algo más, sólo tienen que pedirlo....
Esta última frase la dijo contundente, mirando a Cecilia a los ojos.....
- Cualquier cosa?- preguntó la chica...
-Cualquiera....no titubeó en responder mientras se alejaba para seguir con su trabajo.

Así pasó la velada, entre miradas furtivas, brindis desde lejos y un temblor de piernas de Cecilia cada vez que el camarero pasaba cerca y, sin querer o queriendo, parecía tocarle el pelo.

Llegó la hora de un baile, y como no, Raúl dejó de ser camarero para convertirse en el joven que sacaba a las chicas a bailar. Llegó el turno, y Cecilia accedió a ser la pareja de baile. Bailar salsa no lo sabe hacer cualquiera, pero sí agarrarse a la piel como si te pegaras a ella y dejarse llevar por el ritmo y la sangre caliente de un hombre que sabe llevar el ritmo.
Acabado el baile, Cecilia salió a despejarse, y ... a los pocos minutos, Raúl la acompañó....

-Espero que no te sintieras incómoda....
-Precisamente no es incómoda lo que me sentía.....de hecho vengo a despejarme porque parecía que, literalmente, podría arder.....
-Vaya, que directa.....y parecías tímida con esa miradita de cielo....
-Sube a mi habitación, si te apetece....te demostrar lo tímida que soy...con mi miradita de cielo....

Después de una ducha, y de perder la esperanza de que su apuesto camarero subiera, pues eran pasadas las tres de la madrugada, Cecilia, en el balcón, se echaba las manos a la cabeza...."pero que he hecho...parezco desesperada !! ¿Por qué este tío me hace sentir este calentón con sólo pensar en él...". Se recogió el largo pelo en una coleta que despejaba todo su cuello preparándose para tumbarse a dormir, y en ese momento .... alguien golpeó en la puerta, tres toques, pausados, uno detrás de otro, y con cada uno de ellos, ella sintió que se rompía en dos....

-Perdona la tardanza, tuve que cerrar, y recoger todo.....y antes de irme a casa quería que me demostraras tu timidez....

Raúl pasó a aquella habitación semi oscura, con el balcón aún abierto y una suave brisa caribeña. No titubearon, ni esperaron .... sonrieron maliciosamente, y se acercaron para darse un suave beso.... Los dos estaban llenos de deseo, el suave y tímido beso empezó a acelerarse.....Cecilia sólo vestía una camisa interior y unos pantalones cortos....no llevaba sujetador, lo cual hacia que sus pezones, cada vez más duros, se mostraran sin pudor bajo aquella tela celeste. Aquel mulato la echó contra la cama, no mediaron palabras....sus bocas parecían querer comerse mutuamente, mientras la chica casi desgarra aquella camiseta blanca que cubría aquel cuerpo tostado.

-He deseado hacerte esto desde que te vi entrar al hotel el primer día ... venías con unos vaqueros....entrabas sonriente, y tenías una coleta, como ahora......

Mientras hablaba, se iban desnudando mutuamente.....Cecilia comprobó aquella erección entre sus piernas, aquel torso desnudo, sudando, como se restregaba contra sus pechos aún bajo la camiseta celeste. Se despojó de todo lo que la cubría, incluyendo aquel culotte que, curiosamente, estrenaba. Las piernas le ardían, y creía que en cualquier momento, con cualquier roce, con cualquier beso, podría correrse sin que la hubieran siquiera penetrado....Raúl recorría el cuello de la chica con su potente lengua, bien entrenada, y susurró al oído..."te voy a follar hasta que te no puedas más"....Aquella frase no hizo más que encender a Cecilia, que subiéndose encima de él, y penetrándose ella misma con aquel miembro duro, le contestó..."igual te cansas tú antes que yo..".
Se fundieron en un apasionado beso, mientras ella contoneaba sus caderas sentada encima del chico....Las manos de él, grandes y duras, le agarraban la coleta fuertemente, tirando hacia atrás dejando la nuca libre para ser mordida.
El movimiento cada vez iba más rápido, y los gemidos de ambos se mezclaban con encontronazos de ambas lenguas.....
La tumbó boca abajo, y la joven sintió que ahora sí, ahora se partiría en dos, que sentir aquel peso encima, aquel miembro dentro suyo, como si la llenara por completo, la iba a matar....Agarrándola por ambas muñecas, y con todo su peso encima....ambos gemían, aún con la ventana abierta bajo la atenta mirada de único testigo, una enorme luna.
Raúl se salió del cuerpo de Cecilia, para dejar todo en su espalda.....la chica gritó de placer, corriéndose justo después de él, empapando la cama y la mano del mulato, que la ayudó a terminar su gesta. Se miraron, se dieron un beso de esos que marcan, y durmieron.

Cecilia se marchaba al día siguiente a otra zona del país. Cuando bajó a desayunar, justo antes de partir hacia el aeropuerto, le dieron una nota en recepción. No había flores, ni nada...sólo una nota que decía: "ahora sé que el cielo existe. Vuelve algún día. Mil besos".

La leyó mil veces en el asiento incómodo del avión. .... lo que la hizo excitar de nuevo .... cerró las piernas, apretó ....Y despegó.


Escrito por Carmen R.




CUENTO: WOODSTOCK
  
"Siempre he visto a mi abuela como una revolucionaria de su tiempo.
A sus sesenta y cinco años vivía sola en su casita de madera de color rojo cuidando de su jardín lleno de margaritas, petunias, campanillas, gladiolos: un jardín lleno de colores. Los días de lluvia se quedaba en casa y me esperaba con chocolate caliente y una buena historia de su vida. Los días de sol, en cambio, salía al jardín con una cerveza y sus cigarrillos de la risa, si se enteran mis padres seguro que la meten en una residencia, pero yo no digo nada. Ella es feliz. Se encarga sola de todo, la casa, la compra, el jardín y siempre con una sonrisa.

Un día de verano, agosto si no recuerdo mal, la noté un poco demasiado calmada, sonriente como siempre pero con una serenidad tan tranquila y anormal en ella que me preocupé.

- ¿Qué pasa abuela?

- Sabes? Hoy hace cuarenta años que entendí la vida. Cuarenta años cielo, que me enamoré de los colores, de los sabores, de los olores, de la música, de los hombres, de las mujeres, de las plantas, ...- recitaba las palabras como si acariciara pequeños cristales de colores.
- Querida he dejado en la entrada unas cosas para ti. Son mis vivencias de aquel día, quiero que las leas, pero no te las lleves, te dejaré sola para que lo hagas, pero no te las lleves a casa con tus padres.

- De acuerdo, abuela. ¿Pero que pone?

- Lee bonita - y me dio un beso en la frente.

Estaba totalmente intrigada, solía ser ella la que me contaba, me gustaba oír su voz cantarina, sus expresiones, los tacos que decía... pero bueno, si quería que lo leyera sería porque no podía contármelo. Me dirigí hacia el salón y encima de la cómoda había unos folios ecológicos caseros, con una tapa de cartón con unas flores secas cosidas muy frágiles, eran muy viejas pero conservaban todo su color, brillantes amarillos y rosas, blancos y verdes. La cogí y fui hacía el jardín. Encima de la mesa había preparada una bandeja con frutos secos y una jarra de cerveza. Me descalcé, me senté en la butaca de mimbre con las piernas cruzadas en flor de loto, le di un sorbo a la cerveza, cogí un puñado de frutos secos y me dispuse a leer.

Lo que sigue a continuación es aquello que mi abuela no me podía contar pero que sí quiso compartir conmigo:
"Ayer los rayos de sol brillaban más que nunca, en los terrenos de la granja de Woodstock. Loa caminos y los llanos estaban plagados de gente, gente buena, gente que cantaba y bailaba, blancos y negros, flores, furgonetas llenas de familias multirraciales, no sólo familias de sangre, sino familias de verdad, gente unida por amor fraterno, las colinas están totalmente llenas. Todos unidos por nuestro amor a las personas y a la paz. Sé que somos muchos los que estamos en contra de la guerra de Vietnam,  pero vernos a esta cantidad juntos hace que se me hinche el pecho de tanta felicidad que, por momentos, creo que va a estallar.
Estaba empezando a tener dudas en nuestra causa, pero la magnificencia de este evento me ha devuelto la ilusión, y creo que sí que podemos cambiar el mundo tan sólo con el amor.  
Iban a dar las seis de la tarde, lo sé porque oí unas campanas a lo lejos, o eso supongo que era, pero debían ser ya que estaba sonando With a little help from my friends, y esa canción es de Richie Evans, el que se encargaba de empezar el festival. Empezó a llegar gente a ver como Lois hacia sus malabares de fuego, nos saludamos todos con un gran abrazo, no había visto nunca a ninguno de ellos, pero es tan agradable el amor que se recibe…. Entré en la caravana para tumbarme un rato, estaba cansada del viaje, después de 16 horas de camino, la música, y el porro de marihuana, tan sólo quería relajarme en medio de un montón de cojines de colores. Me he despertado en medio de un mar de brazos y piernas, habían venido todos a relajarse.
He salido a estirarme y a disfrutar del ambiente, se oía la música del escenario y alguien tocando la guitarra a mis espaldas. Me decidí a ir hacia la guitarra. Un grupo reducido de gente se agolpaba alrededor de un joven castaño con pelo y barba largos, una cinta atada a la frente. Pantalones vaqueros de campana y descalzo, estaba tocando una canción sobre una chica perdida que buscaba el camino hacia casa. Me he sentado algo apartada para escuchar bien esa voz tan suave y aterciopelada. Una niña me ha colocado una corona de flores sobre el pelo y me ha dado una margarita. Desde allí veo como el guitarrista está cantando para sí mismo, no para el resto, y yo estoy secretamente disfrutando  con ello.

Cuando acaba, nuestras miradas se cruzan y un lazo de seda se crea al instante. Se sienta a mi lado y me coge la mano.
Tiene la piel suave y bronceada por el sol, las uñas cuadradas, limpias, y todo su ser fluye con movimientos pausados, como si bailará con el aire.  Sin hablar, hemos ido a un lugar apartado, no estábamos solos, habían dos o dos chicas rubias, sonrientes, bailando con los pechos al descubierto, las dos descalzas y con faldas de mucho vuelo, se acercan y me dan un beso en los labios cada una. 
Al vernos, un chico afroamericano también se acerca y repite, todos sonríen. Las dos chicas se besan entre sí y el chico negro y el otro chico, el que me llevaba de la mano se abrazan. 
Las dos chicas se acercan a mi y me llevan a su tienda. Huele a incienso y a pétalos de flores, hay cristales colgando del techo que tintinean a nuestro paso y me invitan a pasar a un reservado que se esconde detrás de unos pañuelos largos y translucidos, en ese perfectamente iluminado espacio que transmite paz y amor, un gran colchón cubierto por una docena de mullidos cojines cubren el escenario de lugar dónde nuestro éxtasis va a empezar. 
Paso adentro aún pudorosa y ellas desaparecen. Me recuesto y puedo ver que el techo esta lleno de estrellas que brillan con la luz que entra desde el traga luz.
Llega el chico de la guitarra y me echa hacia atrás, me aparta la larga melena de la cara y el pecho y empieza a besarme la cara desde la frente hacia abajo. Besos pequeños y cortos, parecen el aleteo de una mariposa. Baja por el cuello, hombros y escote, me ayuda a quitarme la blusa, me besa en los pechos y los pezones, cuando ha bajado por el vientre me ha hecho muchas cosquillas, y le ha gustado porque ha sonreído y se ha entretenido un poco más para hacerme reír otra vez. Ha bajado hasta mi pubis y ha dejado un beso casto encima de mi ropa interior para después ir bajando por las piernas hasta los tobillos y empeines. Esos pequeños besos han empezado hacer que me suba la temperatura. Ha cogido un pañuelo y me ha acariciado con él todo el cuerpo, todo ello me ha encendido tanto que no me he podido resistir y me he abalanzado sobre él ya totalmente desnuda.
He clavado la mirada en esos ojos sonrientes que parecían divertidos por mi reacción y he clavado las uñas en aquel pecho brillante por el sudor. Al notar entre mis piernas como su miembro, grande y duro, estaba ansioso por escapar de esa prisión que eran sus pantalones, se los ha quitado él sin que tuviera que “desmontar” y como premio he bajado a saludar aquel nuevo amiguito que reclamaba mi atención. Mi lengua se ha deslizado desde la base de su escroto hasta la punta del glande, despacio, con la lengua ancha, para seguidamente succionarle un poco en la punta. De repente me la he metido toda entera en la boca, me ha entrado una semi arcada pero la quería saborear toda entera, he ido sacándola poco a poco mientras le agarraba de los testículos y los iba masajeando,  he subido y bajado primero despacio, después rápido, otra vez despacio,  me entretenía con la punta, la he mordido, chupado, acariciado, la he sacado de la boca dejando caer algo de saliva en ella y la dejándola resbalar hasta mi mano. 
Entonces le he mirado a los ojos mientras subía y bajaba la mano con fuerza. Él se ha retorcido de placer y ha querido cambiar de posición para tener acceso mi sexo pero yo no le he dejado, quería mandar yo. Cuando estuvo bien dura me he montado encima dejando que los labios de mi vagina fueran acariciando toda la longitud de su pene, concentrándome tan sólo en sentir como entraba y salía, cabalgaba arriba y abajo, tan sólo concentrándome en el placer que estaba sintiendo, atrás, adelante, para frotar mi clítoris contra su pubis. Y cuando estaba cerca de desbordarme, él se ha sentado, agarrándome las nalgas y mordiéndome un pezón mientras pellizcaba el otro, y ha aumentado el ritmo de una manera frenética, no podía dejar de gemir y gritar hasta que nos hemos desplomado los dos después de derramar sus jugos dentro de mi. Todo está tan caliente, mojado, siento como se suceden en cada espasmo de su cuerpo grandes y fuertes chorros dentro de mí.
Nos hemos quedado mirando las estrellas del techo. Después se ha levantado y con un pequeño recipiente con agua fresca y una toalla me ha limpiado, se ha levantado y se ha ido. Cuando he salido veía los colores más brillantes y los sonidos más nítidos. De fondo sonaba What can I say, she's walking away/From what we've seen/ What can I do, still loving you/ It's all a dream... Siempre me ha gustado Tim Hardin.
"
Bien abuela, ahora soy yo la que esta cachonda, así que me voy a buscar a un guapo desconocido y follármelo hasta la saciedad en busca de tu arco iris hippie."


Autora: Isabel Carpi 


CUENTO: ACABAMOS HACIENDO UN FIESTON

Creo que como toda chica, en mi juventud iba un poco a lo loco, con ganas de experimentar en todos los campos de la vida y digo TODOS, aunque sólo me preocupaba uno: el sexo.

Tenía entonces 18 lindos añitos, me gustaba salir de fiesta siempre que podía, coquetear con los chicos: bueno, lo normal para esa edad.

Salía con cuatro chicas, en principio y a medida que pasaba la tarde o la noche, el grupito aumentaba y normalmente sólo se juntaban chicos. Entre ellos estaba Javi.


Javi era mayor que yo, hicimos buenas migas desde que me invitó a jugar al billar. El primer día, nos separamos del grupo y fuimos a nuestra bola, a conocernos un poco mejor. Fuimos a pasear y nos sentamos en un banco, estuvimos hablando horas y horas, me encantan los tíos con labia; me hablaba bajito… se pegaba a mi oído… ¡uf! me estaba poniendo como una moto y de vez en cuando me pasaba su húmeda lengua por la oreja.

Como todo buen ligue, se ofreció a llevarme a casa; después de conocernos más a fondo y darnos un viaje de la virgen, quedamos para otro día.

El fin de semana siguiente, volvimos a coincidir en el mismo sitio: me da dos besos y como la vez anterior nos escabullimos de la peña. Íbamos a salir de la cafetería, cuando en la puerta coincidimos con Kati, una amiga mía que hacía años que no veía. Entre Kati y yo... había algo más que amistad; nunca hubo nada más allá, pero la atracción era evidente y ambas lo sabíamos. Entramos de nuevo a tomar algo con ella, sentarnos y hablar de lo que había pasado en todos estos años que no nos habíamos visto, bla… bla… bla… bla…. Me da un pico y me dice: “me alegro de verte, zorrita”.

Miré a Javi y le dije que estaba con él, que se cortara un poco.


- No quiero hacer nada que te incomode, es sólo que me alegra ver en lo que te has convertido.- Dijo Kati.

Salimos a la calle y continuamos la charla, pero ella acabó hablando de sexo, ¡como no! siempre fue un poco perra; y echando una descarada mirada a mi escote, nos dijo que ella se lo montaba con tías:

- Es una gozada, nena, tienes que probarlo.- Se le ocurrió decir.

¡¡¡Vaya por Dios!!! con el calentón que teníamos Javi y yo encima...

Después de ese comentario, nos intentamos despedir de ella para ir a disfrutar nosotros solos, pero fue imposible. Empezó a decir:

- ¿Y si nos lo montamos los tres juntos? Venga nena, anímate, te voy a dar candela de la buena; te voy a hacer gritar hasta que te quedes ronca.

Miré a Javi, Javi a mí, y después de pensarlo un segundo, accedí, la verdad es que ese era un tema tabú para mí, ya que me llamaba muchísimo la atención y sentía curiosidad: nada mejor que dos hembras dándose placer.

Fuimos a su casa, nos llevó a salón, mientras iba a preparar algo para picotear: cola-cola, cerveza y panchitos. Como estaba en su casa se puso ropa cómoda: pantalón de chándal y una camisola amplia.

Javi, que es muy puta, empezó la conversación:

- Entonces si te gustan las chicas ¿ya no sabes cómo entrarle a un tío?-

Miré a Javi con cara de “¿qué haces?” y él me respondió con mirada de “tu tranquila”.

- No sé si sabría o no, pero en este momento no me preocupa, tu mira, relájate y disfruta - respondió Kati.
- Ven zorrita, siéntate a mi lado.

- ¿A qué viene eso de zorrita? - pregunté.

- No sé, es una forma cariñosa de llamarte.

Se acercó a mí, y mirando a Javi, bajó la cremallera de mi camiseta. ¿Qué? Me quedé embobada imaginando lo que intentaba hacer.

- ¿Qué vas a hacer? - dijo Javi sobresaltado.

- Calentarte, tonto - contesto Kati con un tono reconciliador.

…Y allí estaba yo, sentada con las piernas encogidas y como hipnotizada ante lo que podría ocurrir, lo que podría sentir… y como no, lo que podría perder.

Al ver mis pechos duritos y excitados por la situación, mi cara de deseo y la cara atónita de Javi, abrió bien las manos y me agarró las tetas: me las meneó, estrujó, escupió y me las acabó comiendo como si quisiera sacar la leche caliente que tenían dentro. Clavé mi rodilla en su chocho y empecé a moverla despacito; ella gemía y decía:

- Sabes lo que hay que hacer para excitarme ¿de verdad que no habías hecho esto antes?”

Le pedí que se levantara y rápidamente le quité el pantalón y el tanga, volví a tumbarme en el sofá:

- Ven putita, sólo acabo de empezar.

Volvió a sentarse encima de mí pecho, dejando su coñito a mi entera disposición. Abrí la boca, le separé los labios y empecé a chupar, a succionar, a mamar aquel lindo coñito que tenía a mi disposición. Ella se inclinó y comenzó a masturbarme: me dobló las rodillas, me separó las piernas, me apretó los labios de manera que sólo quedó fuera el clítoris y lo empezó a lamer: arriba y abajo. Cuanto más placer me proporcionaba, con más ganas me la comía yo y más rápido comía ella. Separo los labios de mi chochito y se lo metió en la boca de una vez; sin cerrar la boca, empezó a jugar con la lengua, mientras me acariciaba la parte interna de los muslos. Me estaba poniendo a 100. Separé mi boca de su coño y empecé a masturbarle con los dedos; metí un dedo en mi boca y después se lo pasé a ella por su rajita; ella volvía a gemir y decía “no pares zorra, sigue haciendo eso, putita” y acto seguido le introduje un dedo, luego otro y luego otro; en ese momento se quedó quieta, se incorporó y empezó a moverse lentamente, como si estuviera bailando la danza del vientre; le agarré la cintura y la senté sobre mi boca; se inclinó un poco y estiró mi rajita, mojó su mano y con la palma me masturbó de nuevo, pero ahora fue mucho más efectivo. Empecé a gemir y a gritar:

- No pares, zorra, no pares, sigue así.

Le eché una mirada a Javi, invitándole a participar, ya que lo ví todo empalmao con la polla entre su manos y mordiéndose el labio inferior, ¡ummm! me lo como.

Se acercó, le dio una palmadita a Kati en el culo y ella se incorporó; le agarró la polla y se la comenzó a mamar.

- Has tardado mucho en acercarte.

- Os vi entretenidas y no quería interrumpir.

Dicho esto, le cogió la polla y se la volvió a tragar. Él me miró y empezó a jugar con mi almejita babosa, cada vez con más ganas y moviendo los dedos más rápido. “¿Te gusta zorrita?” e introdujo dos dedos en mi chochito. En el sofá no cogíamos los tres, con lo cual nos tiramos en el suelo.

Yo me tumbé, Javi encima de mi, de follaba con una intensidad impresionante y Kati se colocó encima de mi boca. Javi empezó a bombear ¡ZAS ZAS ZAS! Yo empecé a comer ¡ÑAM ÑAM ÑAM! Kati gemía, suspiraba, hacia chirriar los dientes.

- Acércate putita, quiero probar esas tetas.


Se inclinó hacia él un poco, Javí le mordisqueaba los pezones, le mordía las tetas, se las chupaba; tanto placer no pudo con ella y mientras Javi me embestía cada vez con más fuerza, ella se corrió en mi boca. Se calmó un poco y cambiamos de posición: esta vez la follada iba a ser ella, y yo la comida. ¡UF UF UF! aquello era demasiado; me metió la lengua hasta el fondo; Javi la follaba fuerte y rápidamente: “córrete otra vez, puta, quiero sentir tu leche en mi polla”. Kati, que tenía las manos libres, separó los labios de mi coñito y empezó a jugar con mi clítoris “¡AH! ¡AH! ¡AH!” el placer del momento era infinito; y mientras Javi follaba a mi amiga, me acerqué a él para besarle; nos comimos la boca con hambre y deseo. Acabamos haciento un trío en ese momento nos corrimos.

La habitación quedó echa un Cristo, recogimos mientras nos calmábamos. Comentamos la nueva experiencia, nos despedimos y nos fuimos. Llegamos a la calle, Javi y yo comentábamos:

- Habrá que llamarla otro día.

- Vale, ¿por qué no?





Fdo: Venus77



CUENTO: UNA REVISIÓN CALIENTE...

Mucha gente considera a las personas que les gusta mucho el sexo como ninfómanas o enfermos. Mónica no compartía ese pensamiento. Ella consideraba que era un arte y lo sabía esculpir muy bien.
Era martes un día normal en su trabajo, sin demasiada pereza ya que tenía tan solo veintiún años, ese día no estaba muy entusiasmada, pero tenía algo extra en su agenda; La visita rutinaria con el Ginecólogo. Era una mujer que le gustaba cuidarse mucho ya que era consciente del tipo de vida sexual que llevaba y se hacía responsable de no llevarse ningún tipo de sorpresa.
Pensó en la cita que tenía aquella tarde, prefirió que fuera una mujer la que le examinara y es que no sabía por qué, los Ginecólogos eran todos unos viejos verdes. Lo que aún no sabía es que ese pensamiento cambiaría ese mismo día.


Salió temprano de la oficina por lo de su cita, pero antes decidió pasarse por su apartamento. Se duchó y se acicaló.
Entró a la clínica y se acerco a la recepcionista, habló con ella hasta que le comunicó que esperara en la sala mientras el Doctor terminaba con una paciente.
Caminó por la sala y se sentó en una de las sillas de espera, se colocó sus auriculares y se puso un poco de música con  su I-Phone. Se puso a leer el papelito que le dio la recepcionista y leyó el nombre de su Doctor.
En ese momento ella pensó: 
-Es un viejo verde y me va a ver mi rajita…

No duró mucho esperando su turno, vio cómo se abrieron unas puertas por donde salió una señora diciendo
-Gracias doctor es muy amable.

Tras ella apareció el Doctor; Un tipo de unos veintiocho años, alto, de piel bronceada dando un color canela dorado fascinante, sus ojos eran verdes, hasta que se miraron fijamente. Mónica se puso a mil sólo mirando esa cara de ángel, pensó que era el protagonista de una película porno salido de un cuento de hadas. Fue entonces cuando ella se puso a imaginar lo que escondía debajo de esa bata blanca.

Se sorprendió cuando pronunció su nombre, pensó que ya la conocía de algo aunque todo era una ilusión vacua.
Mientras caminaba tras Él dirigiéndose a la consulta, pensó en la suerte que tuvo al escoger su mejor ropa interior, la más sexy, con hilo de encaje que dejaba muy poco a la imaginación y aquel sostén rojo que resaltaba sus grandes, firmes y redondos pechos.
Su mente morbosa y sedienta de sexo empezó a imaginar y planear lo que pasaría.
Cuando entró y pasó por su lado notó con esa intuición femenina que el Doctor la miraba más allá de la estricta profesionalidad.

-Siéntese por favor y dígame que te trae por aquí.

Y ahí estaba ella, empezando a ponerse tan caliente como el mismo sol.

-Mire Doctor llevo una vida sexual bastante activa y además he practicado algunos tríos, sexo lésbico,
como también sexo anal, ya que el sexo es lo mejor de mi vida y como usted sabe no hay nada mejor que el sexo seguro, por lo que vengo para un chequeo para cerciorarme de que todo esté bien.

Notó como su expresión cambió a una sonrisa picarona, imaginando su hermoso y esbelto cuerpo, su bella cara gimiendo de placer al contarle todo lo que hacía puso al Doctor bastante excitado.

-Muy bien, me parece excelente que usted sea responsable con su vida sexual y más aún con lo que me ha contado, bien, empecemos.
Por favor pase a la camilla, desnúdese y esperemos que todo esté bien.

Ella se dirigió hacia la camilla donde había una cortinilla, no la corrió, sino que la dejó como estaba. Empezó a desnudarse delante de él sensualmente, el Doctor tampoco puso ningún pero.
Desabrochó su Jean ajustado y lo bajó lentamente inclinándose hasta el suelo, dejando que viera su respingado y hermoso culito.
Se quedó en tanga y lo empezó a bajar al igual que sus vaqueros, despacio y sensualmente. Unos
segundos después dejó al descubierto su hermoso sexo y sus deliciosas nalgas. Cuando se dispuso a quitarse el sujetador, el Doctor le dijo que sólo bastaba con la parte de abajo, a lo que respondió que tenía algo arriba que quería que también le revisara.
Lo miró y sonrió a la vez que él le respondió con otra sonrisa. Se quitó el sostén y se acostó en la camilla.


-Listo procedamos a revisarle, ¿Prefiere que me ponga guantes? ¿O sin ellos se sentirá más cómoda?

-Mejor sin guantes, ya que será mucho mejor piel con piel.  Dijo Ella.

Seguidamente abrió las piernas.
Mientras el Doctor la examinaba y empezaba a ponerse bastante cachondo le dijo;

-Bueno todo parece estar bien, no veo ninguna lesión o infección, todo está correcto, es notable que lleva una buena higiene.

Cogió un poco de lubricante de la mesa y aplicó un poco en sus dedos mientras decía:

-Los Introduciré para ver que todo esté bien hasta bien adentro.

Ahí fue cuando ella sintió algo mágico penetrándola, no pudo evitar soltar un gemido leve de placer. Él noto como se estremeció.

-¿Vamos bien? Preguntó.

-Demasiado bien, respondió bastante excitada.

Ya consciente de la situación, procedió a hacer un movimiento mucho más excitante con sus dedos, a moverlos dentro de ella, a sacarlos, a meterlos.
-Me has comentado que practicas sexo anal, ¿Qué te parece si también lo revisamos?

-Me parece una idea excelente Doctor…

Se puso a cuatro patas, mientras Él lubricaba nuevamente sus dedos. Le introdujo su dedo índice en su culo sacándolo y metiéndolo suavemente lo que hacía que ella se excitara más y más. Él aumentó la intensidad y el ritmo del mete saca. Ella totalmente cachonda y bastante mojada se acariciaba su clítoris mientras soltaba leves gemidos.
El Doctor sacó el dedo de su culito y mientras se desabrochaba el pantalón dijo;

-Tengo un aparatito para ayudarte a examinarte mejor, pero necesita lubricarse. A lo que Mónica se bajo de la camilla y se arrodilló, le sacó su gran verga, dura y gruesa, y se la metió en la boca saboreándola con su sensual lengua.

Él gemía, lo que hacía que ella se excitara aún mas, se la comía bruscamente, prácticamente atragantándose. La levantó, la puso contra la camilla y se la empezó a clavar.
Mónica gemía de placer mientras gritaba que ya estaba llegando, que ya le faltaba poco, que le diera más fuerte, hasta que minutos más tarde estalló en un gran orgasmo. Seguidamente sin tiempo alguno Él empezó a metérsela por detrás. Sintió un gran placer como nunca lo había sentido antes, nunca el sexo anal fue tan placentero para Ella.
-¡Rómpeme el culo! Gritaba entre gemidos. A lo que el Doctor obedeció y la enbistió con tanta fuerza
que hizo que Mónica se corriera de nuevo.
Él gritó: - ¡Me correré en tu culo!
Ella respondió: -¡Si por favor llénamelo de leche!

Fue entonces cuando estalló y la llenó como a  un pavo de Navidad. Mónica se corrió de nuevo, notó un gran chorro disparado a presión bajando por sus ingles, sintió una posesión, una enorme cantidad de energía expulsada de  su cuerpo la cual la dejó sin una gota de aliento.

Siguió gimiendo incluso segundos después de que el Doctor se la hubiese sacado. Al rato empezó a vestirse casi sin fuerzas, retomó el aliento y se dispuso a salir de la consulta mientras el Doctor aún desnudo le dijo; -Nos veremos en el próximo chequeo. A lo cual Mónica respondió: -No lo creo, no me gusta repetir con el mismo Médico.

Relato escrito por A. R. publicado en





CUENTO: MORDISCOS, COLMILLOS Y OTROS ANIMALES

Estaba ella sentada en una mecedora situada en el porche de la casa de campo familiar. Una casa revestida de tablones de madera pintada de blanco, con la pintura descascarillada y el tejado de pizarra negra. Situada frente a un gran lago salpicado de sauces llorones y abedules la vista desde el porche hacía el jardín era de lo más inspiradora. En tardes como aquella, en que el tedio y la calor sofocante se apoderaban de ella, le gustaba sentarse en aquel porche con una limonada fresca en la mano, intentado robarle al ambiente algún atisbo de brisa. No pensaba en nada tan sólo escuchaba el revoloteo de las mariposas, el zumbido de las abejas y el de las moscas, el calor era tan pegajoso que no se oía ni el trinar de los pájaros.


Llevaba puesto un vestido amarillo de algodón que le llegaba cubría las piernas por debajo de las rodillas. El vestido era fresco, e iba anudado a la cintura y fruncido en el pecho, con los hombros al aire. Llevaba el pelo mal recogido en un moño y con algunos de sus rizos pelirrojos sueltos. Pequeñas perlas de sudor cubrían su escote y de vez en cuando resbalaban por el canalillo. Era una joven bonita, piernas largas y estilizadas, cinturita de abeja y unos pechos firmes y redondos, no eran grandes, pero tampoco pequeños, como ella solía pensar, eran dos melocotones muy bien puestos. De ojos verdes y pestañas largas, una nariz fina y respingona y unos labios rosados que parecían estar dibujados con pluma, observaba como el sol iba bajando allá en el horizonte deseando que se escondiera del todo para saber si su huida daría un poco más de tregua a la incómoda calor instalada en su cuerpo. 

Iba a pasar otra noche sola, aburrida y sin saber como pasar el rato, era un fastidio.
El sol bajó y dio paso a una noche llena de estrellas y un concierto de cigarras hipnotizador. Encendió los dos candiles del porche y los candelabros del comedor y la sala de estar. Le pareció escuchar voces al principio del camino. Bueno, tenia la escopeta a mano, así que si se veía en peligro podría disparar sin perder mucho tiempo. Las voces se acercaban y pudo distinguir dos diferentes, eran de hombre, una era más cantarina, más alegre y la otra era grave, más solemne.
- Buenas noches!! Solo estamos de paso, no se asuste.- gritó la más alegre

- Buenas noches. - dijo la otra

- Buenas noches... - contestó ella
Eran dos varones:
 El que iba más adelantado era el de la voz cantarina, alto, delgado, con movimientos gráciles y delicados, parecía divertido. Tenía el pelo castaño y lo llevaba recogido en una coleta baja. Tenía los ojos grises ( o eso le parecía desde la distancia desde no le veía) y una mirada penetrante, casi intimidadora. La nariz era puntiaguda y fina y una destacaba en su rostro una sonrisa resplandeciente y cautivadora... Esa boca... Esa boca la atrajo desde el primer momento en que la vio en medio de la penumbra.
El otro hombre, el que iba más rezagado, andaba cabizbajo, como si tuviera vergüenza, como si no estuviera de acuerdo con lo que le habían propuesto. Era más musculoso y su piel brillaba bajo la luz de la luna llena. Su tez era de un tono ligeramente dorado. Llevaba una melena castaña que, junto con su indumentaria, recordaba a un estilo de otra otra época. Sus labios eran carnosos, su nariz chata y sus ojos verdes como el mar.... y su boca, no destacaba por su carisma, era más bien una sonrisa tímida, casi avergonzada, pero también le resultó de alguna manera sensual, aunque el primera la atraía mucho más.  
Aunque notaba algo extraño en ellos, no se sentía en peligro excesivo. Conforme se iban acercando a la casa, una atracción realmente extraña crecía en ella, se sentía como cuando ves una puerta que pone prohibido el paso, sabes que no debes pero quieres cruzarla de inmediato.
¿Sería la curiosidad o su sexto sentido la estaba avisando de algo? Era algo extraño, pero bueno no tenía nada mejor que hacer.

- ¿Y que les trae por aquí caballeros? ¿Hacia donde se dirigen? - preguntó ella sin dejar de mirar sus bocas

- Pues vamos a la ciudad, llevamos dos días caminando, vamos solos porque nos gusta la aventura, disfrutar del paisaje y establecer nuevas amistades. -  dijo el de la voz cantarina.

- Pasen si lo desean, no se queden ahí fuera, pasen y coman algo.

- Muchas gracias señorita, pero ya hemos cenado. - contestó cortesmente el otro

- Pero si nos ofrece algo de beber aceptaremos encantados, a qué si hermano? - replicó otra vez el divertido

- Claro que si! Con el calor que hace...

- No a molestaremos mucho tiempo, tan sólo beberemos algo y seguiremos nuestro camino.

- Ya veremos - pensó ella - porque en estos momentos el calor que empezó a tener no se debía justamente al clima.
Ella empezaba a sentir un deseo que iba en aumento hacia esos dos hombres, continuaba sintiendo que no era del todo seguro hacerlos entrar pero no podía frenarse, acababa de entrar en una espiral que en su mente iba desde la boca del hombre de voz alegre hasta el pecho del hombre reservado, desde su vientre hasta los brazos de uno, desde su pecho a la entrepierna de los dos...

¿Qué demonios le pasaba? Iba a pasar una noche tranquila, aburrida como mucho, y de repente se encontraba imaginando un montón de posturas sucias, acrobáticas, con dos desconocidos con pintas de otra época ... 

Empezaron a charlar sentados en sillas de mimbre y con un poco de limonada fresca pero pronto pasaron al vino. La conversación era muy animada entre el risueño y ella mientras el otro, asentía y le sonreía educadamente a la señorita. Le contaron que realmente eran viajantes y que les habían atracado hacía dos días; por eso iban sin caballo y sin nada más que lo que llevaban puesto y unas cuantas monedas que llevaban escondidas. 

- Por eso esta tan triste mi hermano señorita. La verdad es que él siempre está triste. ¿Verdad hermanito? Es un melancólico que odia su vida. Si pudiera se dejaría morir.

- Cállate! - le espetó el otro.

- Sí, claro, siempre me tengo que callar! Bah! - e hizo un ademán con la mano para que lo dejara en paz mientras se alejaba hacia la cocina para coger otra botella de vino.

- Siempre está igual. Debería largarme y dejarlo a su suerte.

- ¿Siempre es tan cruel con usted? - en ella había nacido la preocupación y al mismo tiempo una ternura inmensa hacia ese hombre que parecía estar totalmente destrozado, sólo le quería  acunar la cabeza en su regazo y besar y oler aquellos rizos.
Ese hombre melancólico era hermoso. La luz de las velas y el resplandor de la Luna dibujaban una silueta tan desanimada, compungida, que le resultaba absolutamente irresistible...
Sin darse cuenta estaba junto a él con su mano apoyada en la base de la espalda y la frente en su hombro. Estaba frío como el hielo, y tenso por el contacto con ella. Notó como la respiración se le aceleraba y se separaba de ella.
Ella insistió y dio un paso más hacía él.
Le cogió la cara con las dos manos y juntó sus labios con los de él.
Primero no hubo el más mínimo movimiento pero pasados unos segundos se sintió rodeada suavemente por la cintura. El beso fue largo, dulce, pero en un breve espacio de tiempo sus lenguas se encontraron lentamente, húmedas, la de ella caliente y la de él extrañamente fría, pero no le importaba, era tan suave, tan delicada y atrayente que no podía sino dejarse llevar por ese deseo tan irreal. Su cerebro intentaba poner un poco de raciocinio, estaba frío! Cómo podía estar como un témpano de hielo cuando no se podía ni respirar de la densidad que creaba el calor, además ella estaba muy caliente.

Una de las manos de él empezó a subir el vestido para acariciar su muslo y sus nalgas, suave y firme, le levantó una pierna y se rodeó la cintura con ella. Ella se apoyó en la barandilla del porche para no perder el equilibrio, lo que aprovechó para rodearse con las pierna que quedaba en el suelo, separarse de él y mirarlo a los ojos.
¿Qué pasaba? ¿Por qué la miraba así? No sabía si sentía miedo o lujuria, sólo sabía que iba a entregarse a ello. 



Los ojos de él brillaban con una luz espectral, su verde era el de un fuego fatuo, aterrador e impactante. Asió su cintura firmemente y volvió a besarla esta vez con más fuerza, con más deseo, su lengua acariciaba furiosa cada rincón de su boca, ella cada vez necesitaba más, buscaba el contacto con aquella piel fría como el cristal pero igual de bella. Sus besos cada vez más salvajes y ansiosos, le aceleraban el ritmo cardíaco, algo que parecía él notar, porque iba subiendo la intensidad y la velocidad. Ya la acariciaba por las ingles, y ella empujaba sus caderas hacia la entrepierna de él, pero su fuerza se lo impedía. Sus labios en cambio no se cansaban de excitarla cada vez más, bajaban a su cuello y a su escote, subía una mano y le agarraba un pecho para estrujarlo y lamerlo, se entretenía en el pezón haciendo círculos y dándole pequeños mordiscos que la hacían gemir. De repente unos dedos congelados apartaron su ropa interior para empezar a acariciar de forma suave su sexo, haciendo pequeños círculos en el clítoris. Estaba tan mojada que no le fue nada difícil introducir sus dedos dentro, dándole un interno masaje, cada vez más profundo, estaba haciéndola subir a los cielos para de repente en cuanto creía que iba a desfallecer menguaba su insistencia. 


De repente notó un sabor metálico en la boca después de un pequeño arañazo: era sangre. 
Se preocupó por un momento, pero el deseo no la dejaba concentrarse en ello, quería ese cuerpo que empezaba a calentarse, empezaba a ponérsele dura y entonces ella bajó sus manos para meterlas dentro del pantalón que él todavía llevaba puesto y poder coger aquel poderoso y erecto miembro.

Él continuaba succionándole el labio y la hacía gemir con sus manos expertas apretándole las nalgas a la vez que le metía y sacaba los dedos alternándolo con tratamiento del clítoris. Aprovechó ese momento para acariciar de arriba a bajo ese portento de miembro, grande, duro y caliente, lo manejaba y empezó a oír como gruñía, así que continuó aumentando el ritmo poco a poco.
Empezó a notar como dos manos le cogían por el pelo y echaban atrás su cabeza. Por Dios, cómo podía haber olvidado que estaba allí el hermano de su habilidoso amante. Los labios del otro se posaron sobre su cuello y notó como sus dientes se clavaban en él.

Notó como un hilo de algo caliente le bajaba hacia su canalillo, pero no le importó, notaba como otro miembro crecía y se frotaba con ella. Oía los gruñidos de los dos, uno disfrutando de las manos cálidas de ella y el otro lamiendo su cuello. Intercambiaron sus posiciones y ahora estaba frente al recién llegado que se limpiaba de la comisura una gota de sangre. Casi sin pensar se inclinó y liberó aquel gran miembro que se plantaba frente a ella. Primero lo acarició en toda su longitud, era suave. Después con la punta de la lengua lamió aquel glande brillante y que la saludaba en lo alto y fue bajando hasta la base. Volvió a subir y justo cuando lo introducía en su boca, notó como algo húmedo chupada su vulva, succionaba y lamia, subía y bajaba, entraba y salía, y a ese ritmo ella empezó a meter y sacar el miembro del otro en su boca, pasaba la lengua, mientras con las dos manos se agarraba a él e iba cambiando la presión, hacía círculos en la punta y volvía a metérselo  en la boca, rápidamente, cada vez más, le apremiaba llegar a ese sitio donde todo se derramaría.
La tumbaron en el suelo y mientras uno la besaba y la mordía el otro se introducía dentro de ella. El primero lento profundo, el segundo, rápido y con fuerza, la llevaba casi al límite para después salir y dejarle paso a su hermano, que la mantenía en tensión sin dejar de metérselo una y otra vez, de vez en cuando uno de los dos bebía de la herida de su cuello, le daba igual, quería que la usaran como ellos quisieran, que la degustaran y la follaran hasta desfallecer y de repente, los dos pararon y bebieron a la vez de ella.


La chica empezó a sentirse flotar y entonces, sólo entonces, llegó al orgasmo: primero notó unas embestidas rápidas y acompasadas, luego notó la llegada de una oleada tras otra de placer para después sentir como el otro se posaba en ella y le hacía llegar a un éxtasis más profundo que la inundó completamente desde el vientre hasta el pecho haciéndole arquear la espalda totalmente para después quedar totalmente exhausta.


Después de aquello sus recuerdos eran vagas pinceladas de imágenes con colmillos muy grandes y palabras como muerta y sangre. Vueltas y vueltas, violenciaAquella mañana se levantó tarde, cansada y con unas cuantas vendas que tapaban algunos mordiscos. 

Los dos hermanos no estaban, habían dejado las copas limpias y las botellas recogidas en la cocina, y a ella la habían lavado y dejado en la cama. De ellos sólo quedó una nota escrita en rojo brillante que ponía “gracias” en una caligrafía perfecta.


De vez en cuando se acordaba de ellos sobre todo cuando se incendiaban sus ojos al morder a un amante y beber su sangre.

Escrito por Isabel Carpi


CUENTO: AQUÍ TE PILLO, AQUÍ TE FOLLO


En el edificio donde vivo, hay un tío que me trae por la calle de la amargura, porque esta de vicio y no me hace ni caso. Pero...

El otro día, y como hago todos los días, guardé el coche en la cochera: lo aparco en mi sitio, lo cierro... pero oigo pasos, miro a ver quien es y era él que iba a coger el ascensor. No me había visto, así que le dejé pasar para que entrara él primero en el ascensor y luego yo.

Ese día yo estaba cachonda, muy cachonda: venía del bar donde estuve bromeando con unos tíos que me tiraron los tejos directa e insistentemente, y después de aquella conversación y... como era lógico, mi sexo estaba mojado.

Se apagaron las luces de la cochera y nos quedamos a oscuras, momento en el que yo aproveché para acercarme a él. Subió en el ascensor y muy sigilosamente yo detrás de él; la luz seguía apagada... presiona el botón correspondiente a su piso, me sitúo justo detrás de él: es de mi altura, con el pelo corto, unos ojos grises preciosos, hoy estaba vestido de cuero, con lo que se marcaba más perfectamente, la redondez de sus perfectos genitales. Me acerco un poquito más, hasta que su chupa roza mis senos, que se ponen duros al notar el frío cuero rozando mis pezones y comienzo a besarle el cuello; mientras tanto aprovecho la ocasión para pulsar el botón de parada del ascensor; se asusta ante una presencia desconocida, le hago callar de una forma muy sensual con mi dedo pasando por sus labios, bajando por el cuello para desabrochar su camisa.


Sé da la vuelta y, sin todavía saber quien soy, me busca me huele me saborea antes de probarme... comienza a besarme muy intensamente; me coge la cabeza y mete sus dedos entre mi pelo, moviéndola a su gusto a la vez que sus besos se hacían cada vez más profundos; me la movía a la derecha, a la izquierda... ah...! esos movimientos me estaban poniendo a 100. Me cogió de la cintura, apretó su pelvis contra la mía, me llevó hasta una de las paredes del ascensor, lentamente llevó sus manos hacia mis pechos; uf...! primero les pasó un dedo húmedo y luego me los peñizcó: "Me ponen mucho las tetas duras de una mujer". Suelto un leve gemido y le aprieto contra mi cuerpo, toco su culo redondito y lo acerco a mi sexo. Me coge de nuevo por la cintura y me levanta; ahora la que besa intensamente soy yo: se desabrocha el pantalón, cruzo las piernas por detrás de su espalda y me deja caer. 
Al hacer esto, el pantalón se le cae y con el roce de mis piernas, le bajo los calzoncillos y como tiene la polla tiesa, ella sabe que es lo que tiene que hacer. Sin dejar de besarnos, me folla, me penetra fuertemente, clava su gran y erecto punzón en mi mojado coñito; ¡¡¡m...!!! que placer, me sube y me baja, me hace disfrutar una y otra vez. Después de un largo, prolongado y placentero orgasmo, le digo al oído: "Mi intención era follarte yo". Me da un par de meneos más y me deja en el suelo. Nada más posarme, me intento relajar, pero sin dejar que decaigan los ánimos, por lo que continuo metiéndole la lengua hasta el ombligo.

Esta vez soy yo la que le lleva hasta la pared del ascensor: le levanto las manos y se las pongo encima de la cabeza, como si estuvieran atadas y no se las dejo mover; a continuación le beso el cuello, le muerdo el lóbulo de la oreja, bajo hasta su pecho y le muerdo las tetillas, le beso el torso; sigo bajando y bajando, paso el ombligo y llego hasta ese punzón que hace un ratito me hizo gemir y suspirar de placer; ahora le daré placer yo. Me pongo a chupar como si de un rico helado se tratase, se iba endureciendo y alargando, pero yo quería más, así que continué con la mamada que le estaba haciendo a mi vecino a oscuras. Cuando estaba como yo quería, hice que se tirara en el suelo y me monte en su falo, y... adelante y atrás, adelante y atrás, ¡ñi...! que bien sabe, que rico es cabalgar encima de una polla como la de mi vecino. Nos corrimos otras tantas veces y nos levantamos, nos vestimos y él salió del ascensor.


Aun sin saber quien era yo, al salir me dijo: "Espero volver a coincidir contigo pronto, te lo montas muy bien"; yo no dije nada, pero también espero la próxima vez.

Escrito por Venus 77





CUENTO: COMPENSAR UN MAL DÍA


Raúl estaba sentado en el sofá cuando Marta llego a casa. Estaba silenciosa, iba paseando por las habitaciones sin mediar palabra. De repente, apareció, vestida con un conjunto de lencería negra, el pelo suelto, carmín rojo y unos tacones infernales.
Raúl se quedó boquiabierto, no entendía nada.
Ella le dijo:
- No hables ! He tenido un mal día en el trabajo y necesito algo fuerte para sentirme bien. ¿Me ayudas?
- Wow, claro!
Raúl se levanta del sofá, su pelo rizado ha quedado mal peinado y su camisa está entreabierta mostrando el bello varonil de su pecho … Marta espera de pie, abre sus piernas y sus brazo a modo de aspas en medio del umbral de la puerta del baño. Raúl se acerca y pone sus manos en el cuello de Marta.
- ¿Te han tratado mal mi amor? Ahora te voy a dar yo algo bueno! – dice Raúl.
- Vuélveme loca Raúl, necesito desahogarme! – dice Marta.

Raúl aprieta el cuello de Marta ligeramente con una mano mientras con la otra retira su pelo hacia atrás. Raúl empieza a lamer lentamente el cuello de ella mientras ella se mantiene inmóvil de pie sujeta a los marcos de la puerta.
Empieza a masajear la nuca de Marta con la mano que apretaba el cuello de ella, y con la otra baja hasta sus nalgas apretándola bien fuerte.
Marta siente como su vagina se está mojando y le encanta ver como su hombre quiere satisfacerla.
- Quítate la camisa – dice Marta.
Y Raúl se la quita. A ella le gusta ver ese pecho musculoso y tan masculino mientras hacen sexo. Le gusta el aroma que desprende y el calor que emana.
Raúl empieza a tocar la vulva de Marta por encima de la ropa. Siente el calor y la humedad y se excita muchísimo al oír los primeros gemidos de placer de Marta al apretar su clítoris ligeramente.
Le baja las bragas delicadamente, poco a poco mientras le lame los muslos. Le quita las bragas con cuidado de no quitarle los tacones. Está tan sexy ahí de pie abierta de piernas par él ….
Raúl mete su cabeza entre las piernas de Marta y empieza a lamer y succionar su clítoris … lo hace intensamente, succiona fuerte y luego la acaricia delicadamente con la lengua.
Marta está muy excitada, muy mojada, toda su piel está erizada …
- Mmmmmm, me gusta mucho cariño, siento que me van a fallar las piernas.
- De eso nada – dice Raúl apartándose ligeramente – aquí te vas a quedar mientras yo no te diga lo contrario.
- Vale, pues chúpame – dice ella dejando caer su cabeza hacia atrás…
Y Raúl sigue lamiendo su clítoris mientras cuidadosamente introduce dos dedos dentro de su vagina. Hace un pequeño masaje, algo casi imperceptible para no desconcentrarla, pero toca la zona exacta del interior de su vagina que la hace explotar como un volcán !
- aaahhahahhahaha, ahahahahhahahahaha – gruñe Marta entre espasmos intentando mantenerse de pie agarrada al marco de la puerta.
Raúl sigue lamiendo, hasta que ella le pide que pare.
- Para por favor, no aguanto más.
- ¿No aguantas más? Pero si ahora voy a empezar a darte lo que necesitas para compensar tu mal día ….


Raúl se abre los pantalones y los hace caer. Los lanza de una patada al centro del salón y saca su precioso pene, bastante grande pero no demasiado, recto, blanco, duro. Coge a Marta por la cintura y le levanta una pierna por detrás de la rodilla. LA empuja fuerte mientras ella sigue manteniendo el equilibrio en un solo pie. Le mete el pene dentro, fuerte y profundo, se mueve intensamente, saliendo casi hasta fuera y volviéndola a entrar potentemente. Marta está casi delirando, todavía el placer del orgasmo está presente mientras le está dando más y más fuerte.
Raúl dice:
- Espero que aún no se te haya pasado del todo la mala leche, porque yo también he tenido un mal día en le trabajo y te voy a follar un buen rato.
- Mmmmmm, fóllame, siiiiii, fóllame toda!

Raúl sigue entrando y saliendo de ella en esa posición hasta que decide hacerla girar. Marta se da la vuelta y aun de pie, semi inclinada, siente como Raúl empieza a penetrarla por detrás. La sujeta por la cadera pasando su mano derecha hacia delante. Su dedo llega hasta el clítoris de Marta. Entra suavemente, está tan excitada que no le duele para nada. Raúl la estimula el clítoris mientras embiste una y otra vez, y cuando ella está a punto de tener otro orgasmo, el siente la contracción del interior del cuerpo de Marta y llega también. Los dos jadeantes siguen moviéndose y gruñendo, mmmmmm, ahahahahhah, mmmmm, woooowwwww.

Hasta que por fin se separan y se miran sonrientes.
- Que bien cariño, ya me siento mucho mejor – dice Marta.
- Cuando quieras haces que tu jefe se cabree contigo otra vez. Yo estaré aquí para apoyarte ….
Written by: Evafueradeleden
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CUENTO: AMOR A LA FRANCESA
COLLETTE 
Paris 1884
"Mi nombre es Collette, y vengo de una rica y pudorosa familia francesa. Mis padres siempre habían creído calmar mi curiosidad sobre el sexo masculino, pero desde muy pequeña me preguntaba por qué ellos eran diferentes físicamente a nosotras. Ya en mi adolescencia, y escarmentada con castigos en la piel por preguntar y mirar demasiado fijamente a los mozos de las caballerizas, me enseñé a observar y escuchar sin que fuera advertida mi presencia. Así, supe de ciertas reuniones y cenas, en las que el objetivo era el disfrute del cuerpo. Supe que en estos eventos no había censura así que allí podría averiguar y resolver todas mis dudas acerca de mi cuerpo y el de otros. Planee para mis adentros cómo formar parte de esos encuentros alguna vez, no era fácil su acceso, pero haría lo que fuera necesario para conseguirlo.
Mis queridos progenitores eran los que decidían, con quien, cuando y dónde mi vida social se desarrollaba, y solía centrarse en conocer a beatas alcahuetas y jóvenes afeminados más interesados en asegurarse de que el puño de su camisa sobresalía la distancia exacta por su chaqueta que en el descubrimiento de algún placer con una mujer.
Mis padres habían muerto recientemente, así ahora bajo la vaga tutela de un tío lejano, al cual sólo le importaba que acudiera todas las semanas a la iglesia, que el dinero no se acabara y no verme más de lo estrictamente necesario, podría llevar a cabo mi plan.
Decidí acercarme a aquellas señoritas que mi madre consideraba de “mala reputación”. Una de ellas y con la que más amistad entablé fue Charlotte. Era hija de un comerciante de mucho renombre, un nuevo rico. Ella era mayor que yo, no daba explicaciones a su familia sobre sus quehaceres, y gracias a ella, que era asidua a aquellos eventos, llegó mi invitación.
No era yo ninguna santita pero no sabía donde me estaba metiendo.
Entramos en un gran salón repleto de espejos con marcos dorados. Una larga mesa con unas cincuenta sillas de altos respaldos. Nos esperaba una gran mesa, cuidadosamente vestida con un mantel de hilo blanco y bordados de oro formando finas enredaderas mezcladas con rosas y flores de lis. Los platos de porcelana pintada recreando a dos jóvenes en una actitud muy poco decorosa era la representación de lo que sería nuestro aperitivo. Les acompañaba una curiosa cuberteria de plata, en la empuñadura de los cuales se podía adivinar el relieve de unos labios entreabiertos . Cada comensal contaba con tres copas dispuestas en escalera al frente de los platos.
Las arañas de los techos no estaban totalmente encendidas, lo que creaba una atmosfera onírica y muy íntima.
Las mujeres se saludaban efusivamente y los hombres no perdían oportunidad de rozar las cinturas y antebrazos de todas ellas.
Me sentaron muy cerca de una de las cabeceras de la mesa, entre dos jóvenes muy apuestos. El de mi derecha iba coronado con una peluca perfectamente empolvada. En su rostro, llameantes, dos esferas verdes felinas que eran definidas por los arcos oscuros de unas cejas negras. Algo más: ancha nariz y labios carnosos, ligeramente sonrosados, y una seguridad en sí mismo que hacía quedar prendada de su gesto casi al instante, era la primera vez que lo veía, claro, pero jamás le olvidaría.
El de mi izquierda, era mucho más delicado, de tez clara ojos rasgados y grises, nariz afilada y una boca suave, no recordaba su nombre pero sabia que era nieto de un letrado de alta reputación. Enfrente estaban mi acompañante, Charlotte. Menuda y rolliza, tenía tanto encanto que era capaz de hacer que se girara todo hombre de cualquier estrato social o condición económica al verla llegar. Con ojos vivarachos y sonrisa burlona, entornaba las cejas y conseguía que su mirada se transformara en una invitación directa para que su interlocutor se llenara de lujuria.
La cena empezó. Había pato, cerdo, faisán, patatas,... muchísimo vino y fruta repartidos a lo largo de la mesa. Al cabo de una hora sentados, me di cuenta de que los camareros habían desaparecido igual que muchas pelucas. El aire que impregnaba la sala parecía tener un olor dulzón, no se si era por el vino o por mi manera de recordar aquella noche pero parecía que hubiera una ligera niebla. Me sentía como si flotara, era consciente de que algo más tenia que pasar, no podía quedarse en una simple cena con algún gesto fuera de lugar. De repente noté como en la falda de mi vestido se colaba algo. Noté como algo húmedo subía por la media de mi pierna izquierda desde el tobillo hacia la parte de detrás de la rodilla. Cuando caí en la cuenta de que enfrente de mí unos cuantos asientos más a la derecha había una silla vacía. Quise cerrar las piernas pero las manos que les quedaban libres a mis compañeros me sujetaban por los muslos a la altura de las ingles: no me atreví ni a mirarles a los ojos. Esa lengua que recorría mis piernas ahora desnudas, llegó a mi sexo tan solo rozándolo con la punta repetidas veces haciendo que me subiera la temperatura y mi pelvis se moviera involuntariamente ofreciendo todo mi sexo que se había abierto como un volcán expulsando lava. Mis dos carceleros continuaban sus conversaciones adyacentes y particulares con total normalidad mientras amasaban mi carne y poco a poco el rubor que producía la temperatura me subiera a las mejillas.
De repente el acoso de esa lengua desapareció y se agitó mi respiración en respuesta animal como a quien le quitan la comida de la boca. Las manos sobre mis muslos desaparecieron de la misma manera en la que habían aparecido y me sentía como un perrito abandonado.
De repente Charlotte me preguntó por mi estado:

- Querida, te encuentras bien? Parece que vayas a tener un desvanecimiento. Quieres que vayamos a la sala de al lado?
La escuchaba vagamente porque tenía todos los sentidos buscando al dueño de lo que había despertado tanto fuego interno. 
La silla que se había quedado vacía ahora la ocupaba un joven que hablaba con su vecina de mesa al oído mientras con el reverso del dedo índice acariciaba la parte externa de su antebrazo. Inmediatamente ella me clavó sus ojos azules como el zafiro y se levantó hacia mí. Cuando llegó a mi sitio me cogió de la mano invitándome a seguirla, seguidamente cruzamos el salón hacia una puerta que llevaba a una escalera. Subimos hasta una amplia habitación, coronada por una gran cama con dosel, un tocador a la derecha y un biombo y un diván a la izquierda.
La joven se colocó a mi espalda y sin mediar palabra apartó mi sobrevestido y lo dejó caer en el suelo, empezó a descordar mi corsé. Estaba tan excitada que no podía ni hablar ni moverme, tan sólo esperaba ansiosa el siguiente contacto. Sus labios se posaron en la base de mi cuello y fueron repasando mis hombros. No recuerdo con claridad cuando ni por donde entraron, pero me vi rodeada de mis dos guardianes, Charlotte, y el dueño de esa lengua que deseaba que volviera a mi entrepierna. La joven que me había acompañado a la habitación se las había arreglado para dejarme totalmente desnuda y de repente, Él, el incendiario de mi cuerpo, vino hacia a mi, colocó su mano en medio de mis pechos y deslizándose hacia mi retaguardia dejó que sus dedos pasearan por mi seno y mi hombro. Desde atrás besó y mordió mi cuello mientras me sujetaba las caderas. Cerré los ojos por un momento y empecé a sentir más manos sobre mi cuerpo, y dejé de notar su boca, fue entonces cuando los abrí, me acompañaron al diván, detrás de mi estaba sentando el guardián de ojos verdes, con sus grandes manos agarraba mis pechos, masajeándolos, dejando mis pezones erectos entre sus dedos, mientras Charlotte y la joven sin nombre alternaban sus lenguas por ellos, se enroscaban entre ellas y de vez en cuando buscaban la mía. Mi segundo guardián estaba plantado acariciando el trasero de la joven, pasando su lengua de el hasta su sexo, introduciendo sus dedos dentro de ella a lo que ella respondía con hondos jadeos que resoplaban encima de mi pezón y me hacían estremecer. Charlotte en cambio se acariciaba sola, de vez en cuando buscaba mi mano para que le pellizcara los pezones, y aunque no lo veía claramente sabia que se frotaba en la pierna de Ojos Verdes. Ellas empezaron a abrir mis piernas de par en par y por fin llegó ese contacto que tanto anhelaba. Primero empezó con ligeros toques con la punta de la lengua en mi clítoris, cada contacto me producía un respingo seguido de un ofrecimiento ciego. Empezó hacer círculos con su lengua y yo me retorcía de placer y ansia, de repente paró y sopló allí donde antes había dejado tanto calor.  Su lengua en la posición más ancha empezó a lamer despacio todo mi sexo e introdujo dos de sus dedos dentro de mí, mi jadeo fue tan hondo que casi me quedo sin aire. Los movía dentro y fuera, haciendo círculos, ahora despacio, ahora lento. Mientras el estaba en ello, las chicas se habían separado de mi y chupaban el sexo de “Ojos Grises”, y me acariciaban los pechos con él, mientras “Ojos Verdes” me había sentado sobre mis rodillas sobre su cara y apretaba mis nalgas. Estaba tan encendida que mis manos empezaron a ir solas y se atrevieron a acariciar las espaldas de ellas a lo que respondiendo mordiéndome los pezones y acostándome sobre mi espalda. Ellas estrujaban mis pechos mientras las penetraban cada uno de los guardianes, me levantaron las piernas y entonces una envestida me inundo el vientre. Una cascada caliente me llenaba y vaciaba con ritmo pausado y suave. La corriente fue creciendo y sus empujones sólo hacían que me derrumbara una y otra vez. Mi respiración se agitaba oía como ellas gritaban y pellizcaban más fuerte, empezaba a notar dientes lenguas y mi pelvis aumetaba el ritmo de manera involuntaria. No quería que parara y al mismo tiempo necesitaba que llegara ese algo a lo que me conducía. Entonces él gruñó y eso fue como una señal para mi cuerpo, cambiamos de posición y me sentó encima suyo mientras las manos de los otros cuatro me recorrían el cuerpo. Empecé a cabalgarlo con fiereza, sin piedad, mi cuerpo iba solo y yo no lo frenaba, lo quería más y mas dentro y frotaba mi clítoris lo que me aceleraba hasta que de pronto todo se silenció, se me arqueó la espalda engullendo su miembro hasta lo mas fondo de mi ser, me creí flotar y de pronto me desplomé, empapada en sudor y con la respiración entrecortada."

Escrito por Isabel Carpi





CUENTO: CONEJILLO DE INDIAS

Cuando Rita se apunto como participante en un estudio epidemiológico publicado en el periódico Nacional y ofertado por una empresa conocida del sector farmacéutico, nunca pensó que sería tan distinto a los estudios que se hacen normalmente.

Un laboratorio farmacéutico trabaja con animales en las fases iniciales de los tests de sus nuevos productos. Cuando ya se conocen la mayor parte de los efectos medicinales y los secundarios en animales, se prueban en especímenes humanos. Un grupo es la muestra real, el otro es el grupo placebo, es decir que todos creen que toman la medicación, pero algunos sólo toman un producto sin efectos.
Esto Rita lo sabía, su madre, que años atrás también había participado como sujeto en alguno de esos estudios, le había explicado que era completamente seguro. Era un trabajo fácil y pagaban bien.

Buscaban chicos y chicas de entre 23 y 35 años, hombres y mujeres. No fumadores, sin enfermedades cardíacas y que no estuvieran embarazadas. Rita cumplía los requisitos así que se inscribió sin dudarlo.
Llegó a las oficinas, y en la recepción había ya bastante gente esperando para ser llamados. Había 15 chicos y 16 chicas, parecían bastante el prototipo de gente sana y joven que pedían en el anuncio.
Se dio cuenta de que al cumplimentar el formulario de asistencia también les hacían una “analítica”, el típico pinchacito en el dedo que te hacen para varias pruebas en alergias, y tal… le pareció normal dada la situación, aunque ya le daba “no se qué” haber venido...

Rita era castaña, con el pelo ondulado y llevaba una coleta al lado. Le gustaba vestir muy casual, si le dieran unos tacones no sabría andar. 
Tenía 25 años. De complexión delgada, estatura mediana-alta. Acababa de terminar la carrera de magisterio. Había decidido compartir piso con las amigas de la uni, pero se había quedado sin un euro con los gastos de la independencia…

Una vez inscritos les hacían pasar uno a uno por la máquina de purificación. Debían desnudarse hasta quedar en ropa interior para ser controlados y desbacterizados pasando por una sala blanca del tamaño de un armario.

- ¡Qué fuerte! – pensó Rita, esto parece mucho más complicado que tomar un ibuprofeno…. No se si me voy a arrepentir.

Cuando todos estuvieron “limpios” les hicieron pasar a una sala más grande dónde les hicieron llegar batas blancas. Tipo Doctor para los chicos, y tipo enfermera para las chicas.
Un Señor vestido con bata blanca, y pantalón negro, de unos 45 años y delgado, entró en la sala, caminando con soberbia, era el jefe de ese estudio que había dejado boquiabiertos a todos los allí presentes.

- Hola a todos, soy el doctor Olivera. Me dedico al estudio de la actividad química en el cuerpo humano en situaciones de estrés, competición, huida y actividad sexual. El cerebro humano genera gran cantidad de substancias químicas; la mayoría han estado presentes en el cuerpo humano desde los tiempos más antiguos. En el día de hoy os vamos a proporcionar algunas substancias, vosotros no sabréis si son placebo o no, y tampoco sabréis qué reacción están diseñadas a producir de entre las que os he citado y otras que no he mencionada. Lo único que tenéis que hacer es tomar el desayuno que os vamos a servir. Un croissant con café con leche e inter-relacionaos entre vosotros. Tenemos 4 horas para estudiar los efectos. Os estamos gravando en video, luego os podréis marchar a casa y el estudio habrá terminado. Tendréis que dar otra muestra de sangre al salir. Pero antes de todo esto, necesitamos que cumplimentéis un acuerdo de confidencialidad que cubrirá el secreto sobre todo lo que aquí ocurra. También debéis firmar otro documento, conforme estáis de acuerdo en participar voluntariamente en el estudio y que cualquier acción legal por vuestra parte es a partir de este momento no es viable.

- Madre mía, dónde me he metido? Pues sí que es complicado!!! Aquí medio desnuda, con un montón de gente, 4 horas, y no puedo hablar de esto con nadie…. Joder, pero 1500€ en 4 horas, no me las van a pagar en la vida …

Leyeron los documentos y uno tras otro firmaron sin rechistar, es lo que tiene “necesitar pasta”. Una vez recogido todo ese montón de papel, una ayudantes de laboratorio cubiertos con máscara y guantes y vestidos completamente de blanco entraron en la sala y les sirvieron desayuno a todos.


La sala tenía mesas, silla, sofás, cojines de todos los tamaños, y un par de “privés” o algo así, unos sofás rodeados de cortinas medio traslucidas de color marrón que contrastaban con el entorno estéril y puro del resto de la sala.

Rita se sentó a desayunar con un grupo de gente, chicos y chicas que eligió al azar, no había instrucciones sobre con quién hablar, así que se puso a hablar sin más. Gente de todas las zonas de Barcelona y cercanías.
El ambiente era muy bueno, habían risas y las voces se iban elevando cada vez más. Todos estaban sorprendidos acerca del montaje de aquel experimento, y todos coincidían, en que era la primera vez que participaban en algo así.

Había tres mesas, desde dónde se sentaba Rita, podía ver a todo el mundo comiendo y conversando. Pronto, todos se habían terminado el desayuno, y parecía que la temperatura empezaba a subir.
Rita tenía calor, y eso que iba medio desnuda. No sabía porqué, no entendía ese calor repentino e intenso. Empezó a mirar a todo el mundo, indagando si alguien más tenía calor, al igual que ella.
- ¿Era esta sensación de calor parte del efecto de la investigación? Si era así, entonces estaba segura de que ella no era un “sujeto placebo”, le habían dado algo con efectos reales.

Por fín vió a un chico que se arremangaba las mangas de la bata y soplaba disimuladamente hacia arriba para refrescar la frente, le pareció muy majete; sus miradas se cruzaron durante unos segundos. Luego vio a otra chica, y otra chica más, que se levantaba en busca de alguna zona más fresca de la sala, parecía que casi todos notaban el calor. Quizás no era un efecto químico sino la calefacción a tope, o mala ventilación. Otro chico se quitó la bata y se quedó en calzoncillos, otros al verle siguieron el ejemplo y se quedaron en ropa interior. Rita todavía no lo había hecho, pero faltaba bien poco, estaba sudando con esa bata de fibra sintética … ¡qué más da!, pensó, yo llevo ropa interior en plan sport, parece un bikini. Y se quitó la bata sintiendo inmediatamente una corriente de aire fresco en su piel que provocó que se erizará su bello y sus pezones se irguieran.

Por supuesto, sus pechos erectos y sus pezones firmes no pasaron desapercibidos entre los participantes de sexo masculino. Una chica joven y guapa, sudorosa, en ropa interior fucsia en una sala blanca llamaba la atención, y mucho más con los pezones apuntando al cielo ….
Todos estaban prácticamente desnudos, esto era muy raro, ¿porqué todos estaban como ardiendo?. ¿Les habían provocado fiebre o algo así?

Rita miró hacia abajo cuando terminó de hacerse un moño alto para retirar su melena del cuello. En ese momento, el chico en el que se había fijado al entrar en la sala, se acercó y sopló suavemente en su nuca.
- Mmmmmm – susurró Rita.
- ¿Te sientes mejor? Preguntó el chico.
 Ay, tengo mucho calor, no se qué hacer ya !…
- Sí, yo también tengo calor, no se si nos ha dado fiebre o qué – y pone su mano en la frente de Rita intentando medir su temperatura. – No tienes fiebre, pero espera – y pone la mano en el cuello de Rita también intentando calcular la temperatura.
- ¿Y? – dice Rita.
- Nada, no me parece que tengas fiebre.
Entonces Rita decide evaluar ella misma la temperatura del chico. La verdad es que el chico es monismo, alto, delgado pero fuerte, típico cuerpo de surfista por decir algo.
No sólo es monismo, ahora que lo mira detenidamente, está buenísimo, y tiene los ojos verdes … los labios carnosos … la sonrisa clara y abierta … y un poco más abajo, ve como sus calzoncillos están creciendo desde que ella le ha puesto la mano inocentemente en la frente.
El chico huele muy bien, le gustaría acercarse más, y algo impulsivo, hace que se ponga de puntillas y ponga sus labios en el cuello del chico. Mientras inspira profundamente su olor … se le escapa un beso justo por debajo de su oreja, y de nuevo, siente sus pezones endurecerse.

Rita se enrojece, qué vergüenza, ¿qué está pasando?, pero avergonzada y mirando hacia abajo, sólo puede ver el paquete del chico que se ha convertido en algo muy grande y duro amenazando con salir de su escondite. 
Rita mira a su alrededor, parece que más gente ha congeniado en al sala, algunos se tocan y se soplan para refrescarse, otros se están besando, enrollándose apasionadamente, apoyados en la pared fría mientras se magrean mutuamente con fogosidad. Parece que todos están pasándoselo muy bien.

A Rita le gustaría estar en esa posición con ”el surfer”, sentir el frío de la pared en su espalda y el fuego encendido de su piel rozando con el cuerpo de ese chico tan atractivo, pero ….
El chico la mira como si le estuviera leyendo el pensamiento: la coge de la mano y sin decir ni una palabra la lleva con él a un privé.


- Wow, no me lo creo, este tío y yo nos vamos a enrollar aquí, y además tenemos salita privada, me encanta ….  ¡Suerte que me he quedado!, aunque esto no se lo puedo contar a mi madre – piensa.

Al entrar en el “privé” ven que encima de la mesa hay una cajita, y dentro, preservativos!
- Rita mira a su chico, le gustaría saber su nombre, pero él tampoco le lo ha preguntado el suyo … quizás es mejor así, sin nombres y sin explicaciones. Pasión pura, pasión animal, atracción física, o pura química. ¿Pasión o Ciencia? – debería dejarme de pensamientos filosóficos y tirarme a este tío ya, vaaaamosss !!! - piensa

Él la coge por la cintura y la aprieta contra él. La besa en los labios, un beso largo y mojado, con lengua delicada, lengua exquisita que sabe dar placer en cada uno de sus movimientos…
La conexión es brutal, Rita mira encima de la mesa de reojo, pensando si llegará a los condones desde dónde está. El chico se da cuenta y la levanta ligeramente caminando hacia la mesita. Pero antes de que ella pueda coger nada, la hace tumbarse en el sofá.

Hace que se tumbe boca arriba y él se tumba a su lado, mordiendo su cuello y volviendo a besar sus labios; mientras su mano se acerca lentamente desde la rodilla haciendo círculos y cenefas en su piel, en dirección a la vulva. Rita, que está temblando sólo por la excitación y por la caricia exquisita que  le está proporcionando su recién conocido “amante” se siente derretir y mete su lengua profundamente en la boca de su amante, tirándole del pelo y clavando su ingle contra el pene erecto de él.

Están los dos tan calientes, y por lo que parece ser, en la sala grande la fiesta es multitudinaria !!! Se oyen susurros, gruñidos, y carcajadas: ¿Qué estará pasando?
La verdad es que a Rita tampoco le importa mucho, quiere aprovechar su momento con el joven más sexy que ha conocido nunca!!
Se arroja al placer con los brazos abiertos, le pide al chico que la penetre, que necesita sentirle a dentro. Él está extremamente excitado y la desea también, le encanta la idea, y sonríe no sólo con los labios sino también con esa mirada verde mar que cautivó a Rita tan sólo unos minutos atrás.
Coge un preservativo y se lo pone, y rápidamente está dentro de la vagina de Rita, moviéndose con ganas y con fuerza, buscando el final de esa cueva profunda dónde Rita ha solicitado la ayuda a su explorador surfista experto en cuevas submarinas…

Está muy mojada, muy caliente, y el chico es super guay, le encanta todo lo que hace, está a punto de llegar al orgasmo y se deja llevar ….
Lo consigue!!!!! Una gran explosión de placer se libera en su cuerpo recorriendo todas sus venas y llenándolas con la sensación de la más pura plenitud que se distribuye en cada uno de los poros de su piel.
El “surfista está llegando ahora, entre los últimos espasmos de Rita empiezan los de él, que grita de placer, sujetándose de las nalgas de Rita para no caer de espaldas al suelo, se siente liberado de la pasión: un gran placer recorre sus entrañas hasta llegar a la paz y el sosiego de un orgasmo vivido intensamente y que desata una marea que sube al final de su pene.

Se quedan ahí tumbados, preguntándose qué ha pasado entre ellos, si habrá sido el efecto de un producto diseñado en el laboratorio, o simplemente consecuencia del azar que te hace encontrar al hombre o la mujer de tus sueños en el lugar menos esperado….


Por los ruidos de fondo parece ser que debe ser el efecto del producto que están testeando, gritos de placer, jadeos, suspiros, todos están teniendo sexo, y eso que eran impares …
¿Quién sabe lo que estará ocurriendo?.
Rita y su galán improvisado no quieren soltarse aun, abrazados en el sofá esperan un rato más antes de salir de su paraíso “no tan privado”.

Aproximadamente 15 minutos después, parece que todo el mundo se ha calmado. No tienen ni idea de cuánto tiempo ha pasado en total desde que llegaron, pero los asistentes del laboratorio cubiertos de blanco y enmascarados entran en la sala para anunciarles que el experimento ha terminado.

Todos van recogiendo sus cosas y vistiéndose rápidamente. No saben qué pensar, no saben si pedir los datos de contacto a sus respectivos amantes emergidos de un mundo de diseño prefabricado.
Nunca hubieran pensado que un test farmacológico acabaría así, pero claro, alguien tenía que probar la nueva versión hipermejorada de la viagra … .

En este caso, tanto ellos como ellas, no se han sentido conejillos de indias, 
más bien se han sentido CONEJILLOS de PLAYBOY.
¡Un secreto compartido, y muy bien disfrutado!


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EL SEXO DEL FUTURO
En un futuro no muy lejano y en una ciudad cualquiera.



Aluna es un a mujer, guapa e independiente que vive sola desde que se independizo a los 20 años. Trabaja como asistente en un centro medico especializado en operaciones de estética. No tiene pareja, ni novio. Es heterosexual, pero ya hace tiempo que dejo de salir con hombres.



Tiene ahora 30 años y lleva 3 sin sexo con otro ser humano!



De alguna manera, debido a su trabajo en la sala de operaciones, el contacto con la piel, las grasas, incluso otros residuos orgánicos, le producen repulsión.

No le gusta tocar a la gente, incluso los olores personales son difíciles de soportar sin el olor a productos químicos y desinfectantes que se concentra en el hospital.

Pero Aluna no es frígida, no es tampoco asexual. Es una mujer joven con un apetito sexual que necesita satisfacer todos los días.



Hace 6 meses no pudo más y busco una solución. Ha comprado un robot sexual. Una inversión cara, pero con unos resultados excelentes.



Cada día después del trabajo lo programa para que cuando ella está distraída haciendo cosas en la casa, se acerque a ella para mantener sexo. Hoy le ha programado para que la busque a las 20 h, justo cuando ella se está vistiendo para recibir la visita de una amiga.

El robot es genial, es limpio, discreto, no molesta, no ensucia, no huele, y le da tanto, tanto placer!!!!! Tiene todas las habilidades del mejor de los amantes, es una máquina de precisión, y tiene la fuerza de una grúa para levantar en sus brazos a Aluna en un brazo y a otra mujer en el otro simultáneamente, a parte de muchas otras opciones.



Cuando Aluna está casi vestida encuentra a su querido robot caminando hacia ella cruzando el pasillo hasta el baño. El robot no habla, pero es muy claro en su gesto cuando eleva el brazo hacia Aluna.

Ella le coge la mano y le sigue hasta dónde quiera que él la lleve. Le encanta intentar adivinar cual será el siguiente movimiento, pero casi siempre la sorprende.

Cruza el pasillo hacia el salón y la abraza. Aluna se excita al sentir su pecho contra el cuerpo frío y duro del robot. Sus pezones se ponen duros y corriente eléctrica hace que sienta el palpitar de su corazón ahí abajo. Le huele, le encanta porque no huele a nada. Le chupa el cuello, besa sus labios de plástico ….


El robot la aprieta fuerte contra él, y le sube el vestido hasta justo debajo de las nalgas; le quita las bragas, delicadamente, agachándose para acompañarlas hasta sus tobillos, dónde Aluna las sacude y las envía quién sabe dónde. Entonces robot mete la mano entre sus pernas buscando el clítoris de Aluna.

Aluna está muy caliente y muy mojada, se deja caer en el brazo del robot cuál bailarina de tango, y el robot empieza a masturbarla.

Dios mío, como le gusta, sabe hacerlo tan bien!!!La mejor inversión de su vida, le gusta tanto su robot que hasta le quiere, es su amor, ya no podría vivir sin él.

Aluna tiene un orgasmo, ahí, medio flotando en el aire. Un orgasmo intenso que la hace gritar de placer mientras nota como gran cantidad de flujo resbala desde su vagina con cada espasmo. El brazo fuerte de su robot la sujeta fuerte y estoicamente para que no caiga.

Aluna quiere tener una sesión de sexo completa con él, pero en ese momento llaman a la puerta - había olvidado a su amiga, ha llegado demasiado pronto -  pone al Robot en Pause, e intentando retomar su aliento se dirige a la puerta para abrir.

Al abrir la puerta, su falda está aun medio subida, el sujetador descolocado, el robot en medio del salón de pie, inmóvil, y Aluna está sonrojada. Su amiga que es muy observadora se da cuenta al instante de lo que está ocurriendo…

- Si es mal momento me voy! – dice la amiga.

- La verdad es que … ya sabes …. – dice Aluna.

- Aunque pensándolo mejor a mi también me gustaría probar el robot, tantas veces me has contado lo fantástico que es, que ya no puedo más!

- Anda que!!! … estoy muy cachonda, ahora lo necesito yo – dice Aluna que no tiene ningún pudor cuando habla con su amiga.

- Me gustaría mirar cómo lo haces así cuando me toque a mí ya se cómo va – dijo su amiga.

- Jo tía … vale, siéntate ahí y puedes mirar – señalando a una silla que está justo al lado del sofá.



Aluna se acera al robot y lo reenciende. El robot la coge por la cintura y la levanta en sus brazos. Aluna rodea la cintura del Robot con sus piernas mientras oye como un motorcito hace que surja un pene en la parte central baja de su cuerpo, justo entre las piernas del robot. Es el maravilloso pene robótico que Aluna disfruta cada día.

Aluna está tan mojada!! No puede bajar, está colgada como un mono al cuerpo del robot. Ahora le da un poco de vergüenza que su amiga la mire, pero el robot la sujeta fuerte en el aire y no la va a soltar si no es que ella le da al Stop.

El pene robótico ha salido completamente de su cubículo y el robot se introduce lentamente en la vagina de Aluna, que se siente derretir. Su vagina late por dentro al notar ese elemento duro y frío metiéndose en ella y moviéndose lentamente, siente muchísima excitación por la incógnita de lo que va a suceder con ella ahora.

Es increíble, con los hombres nunca había sentido tanto placer ni tan rápido, disfrutaba del sexo ahora, más que nunca, le encantaba, se volvía loca y además: no tenía que tener vergüenza si gritaba o estaba tan mojada que parecía que se hubiera meado, era libre de todo, de valoraciones o juicios, y encima, era impoluto, cada día lo desinfectaba y siempre estaba listo para ella.



El robot la penetra, entra y sale a un ritmo medio, su tamaño es perfecto, nunca le hace daño, está siempre dura, es lo genial!!!

Está haciendo sexo con ella aun de pie en medio del salón, y de repente empieza a dar vueltas sobre sí mismo, como bailando …. Mmmm…. Aluna se sujeta a su cuello y deja caer su cabeza hacia atrás dejando su pelo largo volar con cada giro.

Cierra los ojos para concentrarse en la sensación.

- Dios, ahhhhhh, ahhhhh, mmmmmmmmmmmm, – gruñidos de placer escapan sin cesar de la boca de Aluna.

Está teniendo otro orgasmo, fuerte, pero esta vez en el interior de su vagina. Este orgasmo lo puede alargar más, quiere más …

El Robot sigue follándola, lento, para que se prolongue aún más la sensación…. Sus sensores detectan los espasmos y adaptan la velocidad del movimiento del pene y las caderas.

Lentamente el robot deja de girar, y su pene paulatinamente deja de moverse.

Aluna levanta su tronco hacia delante y besa al robot en los labios y en la cara.

- Gracias, mi amor – dice.

Aprieta el botón de stop y el robot baja los brazos lentamente liberando amablemente a Aluna de su prisión.



Ahora la amiga de Aluna está alucinada, y … muy cachonda.

Ver a su amiga gozando en frente de ella la ha puesto muy, muy, caliente.

- Aluna, creo que necesito probar tu robot ahora mismo. ¿Puedo? – dice la amiga.

- Sí, espera un segundo que lo limpio y te dejo con él. – dice Aluna recolocándose las bragas y el vestido en su sitio - Pero si te gusta, te compras uno, que este es mío y duermo con él todas las noches.


- Claro xurri, si me gusta me compro uno y le pongo pilas duracel, que duran y duran y duran .... 



Por supuesto a la amiga le gustó mucho, pero esto es otra historia.

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SOÑARE QUE ESTOY CONTIGO

Cuando me voy a dormir procuro no pensar en nada, pero mi mente tiende a vagar sin rumbo por todos tipo de pensamientos que me provocan inquietud … Será el estrés, no lo sé, lo único que me apetece es dormirme para empezar un nuevo sueño con ese hombre del trabajo que me hace .... pensar en todas esas cosas que me excitan tanto.

Él se mudó a otra oficina y es por eso que ya casi nunca le veo, pero cada vez que le veía, tenía una reacción inmediata en mis genitales y mis pezones se endurecían, nunca entendí por qué era tan fuerte mi atracción sexual hacia este hombre, quizá era la forma tan distinguida que tenía de saludarme mientras sus ojos me insinuaban que podría hacerme las cosas más sucias que jamás me imaginaría en un hombre como él.

Ambos trabajábamos en una empresa de telefonía, en la misma área pero en diferentes centros, eso nos permitía tener cierta interacción. El simple aroma que despedía, hacía que quisiera subirme la falda, inclinarme y decirle “penétrame aquí, rápido, antes de que el director venga”, pero aunque mi respiración pudiera delatarme un poco, jamás dije o insinué nada… hasta que un día me decidí.

Él llego a la oficina con su equipo de ventas para la junta mensual, yo al instante comencé a agitarme porque en mi mente muchas veces había planeado cómo seducirlo, cómo hacer que se diera cuenta de que yo estaba ahí, me había vestido de la forma más sugerente posible, con mis gafas de pasta, el pelo rubio alisado y sujeto en una cola de caballo alta, una blusa blanca y una falda ajustadísima negra con zapatos de tacón.
Estaba ansiosa porque me mirara, me gustaba tanto cuando me miraba de esa manera …
En cuanto se acercó a mi oficina, con un pretexto sutil pero bastante llamativo me levanté y tiré bruscamente unas hojas en la papelera y me puse a arreglarme la cola de caballo. Coloqué bien mi blusa para acentuar mis formas y, cuando miré hacia la puerta: había logrado mi objetivo! estaba boquiabierto y en cuanto me miró, recobró la compostura y sonrío sarcásticamente …
- Aquí estás cab .. , que ganas tengo de fo….te – pensé.

Nos saludamos y me comentó con voz seductora que nos veíamos en la sala de juntas a lo que respondí inocente, clara y segura que mí, aunque por dentro me estuviera quemando la necesidad de tirarle al suelo y no dejarle salir de mi despacho.

Antes de ir a la sala de juntas me quité el tanga en el baño, ya no estaba cómoda con él, estaba demasiado mojado… entré después a la sala de juntas y levanté las miradas de prácticamente todos, lo que me hizo sentir aún más decidida a hacer algo al respecto ese día.

Me senté casi frente a mi deseo más grande y la junta comenzó, me pareció eterna e inútil, revisando los mismos temas de siempre y mi imaginación vagando tras el movimiento de sus manos mientras hablaba que me impedía concentrarme.

Terminó la junta y me dirigí sin lanzarle ni una mirada hacia mi oficina, disponía de poco menos de dos horas para hacer algo y llevármelo a la cama o al escritorio, o al baño o a donde fuera, ya no podía más con ese palpitar de clítoris que me pedía ser lamido, acariciado, mordido…

Cuando lo vi salir de la oficina del director me decidí, sabía que él era casado, que nunca dispondría más que de eso (si es que aceptaba) pero eso es lo único que yo quería, no estaba interesada en una relación ni nada por el estilo así que no tenía nada que perder, si algo malo pasaba, lo máximo sería un desaire y ya estaba lista también para eso.
Caminé con paso firme hasta él.  De alguna manera su mirada se quedó puesta en mis senos, que llevaba estratégicamente colocados luciendo un escote sugerente. Después de unos segundos terminó mirándome a los ojos que seguramente le decían lo que ya sabía, que me moría por ser suya…

Me saludó con toda la tranquilidad de la que fue capaz y le dije sin temor ya, que me gustaba y que quería salir con él a tomar una copa hoy después de la oficina.
Casi se atraganta al recibirlo de forma tan clara y directa, preguntó el por qué de mi propuesta y si no me importaba que fuera casado, le dije que no, que no me importaba y que era porque no podía sacar de mi cabeza esa mirada que para una mujer inteligente no indica más que una clara propuesta.

Tuvo por un momento esa sonrisa de nuevo en la cara admitiendo que lo descubrí, casi me abalanzo sobre él después de verlo sonreír así,  me preguntó si podía permitirle invitarme él y que si estaba bien a las 7 fuera de la oficina, en un lugar del que jamás olvidaré el nombre, acepté encantada como si estuviéramos hablando de negocios y sin una mirada, coqueteo o insinuación adicional me dirigí hacia mi oficina a querer gritar por la liberación tanta emoción contenida.

No puedo explicar todo el tiempo que me pareció que había pasado ese día, aunque fueron sólo unas horas, me imaginaba una y otra vez cómo sería tener sexo con él allí mismo: en la oficina!!

Pero ya cuando faltaban treinta minutos, la agitación volvió, el temblor, la sensación de ansiedad y una gran emoción oprimía mi pecho, no sé si era lo prohibido, lo irreverente, lo seductor que se había portado de una manera tan discreta, pero yo ya estaba loca por él, no quería ni pasar por la copa, sino ir directamente a encender mi piel en sus brazos …

Nos vimos en aquel lugar, lo suficientemente apartado de todos y todo, mi sorpresa fue que también era un hotel que tenía servicio de restaurante, sonreí por dentro y quise controlar mi vagina que llevaba todo el día mojada.
Bebimos un par de copas y le susurré al oído aún más envalentonada por las copas que quería que me la metiera cuanto antes, tomó mi mano y la puso en su pierna izquierda subiéndola poco a poco hasta tocar su pene duro, grueso como siempre lo imaginé, no puedo explicar el temblor que sintió mi cuerpo al reconocer cada parte de todo eso que anhelaba, no sólo por el acto sexual sino por lo que la tensión  sexual había provocado entre los dos… Además estaba acariciando mi ego sabiendo que no sé si fueron mis palabras o ya estaba excitado por mí.
Abrió un poco mis piernas con la mano derecha, se acercó para darme un beso a la vez que metía la mano en medio de mi falda, pasando por mis muslos y tocando mi mojada y ansiosa vulva. Pasó un dedo desde mi clítoris hasta mi vagina, se alejó del beso y el dedo y lo metió a su boca… casi me escandalicé a lo que él sonrió y dijo que era justo como lo había imaginado, un sabor perfecto.

¿Él me había imaginado? ¡Oh, por Dios!
¡Qué alguien me diga que no estoy soñando otra vez!

Se levantó tomándome de la mano y me dijo al oído que quería tenerme ya, haciéndome estremecer de punta a punta de todo mi cuerpo.  Caminamos hasta el ascensor que conectaba el hotel con el restaurante, me di cuenta con sorpresa que él ya tenía la llave ¡cómo me encantaba este tío!
En el ascensor casi no pudimos aguantar el impulso, de como en las películas besarnos y tocarnos con locura, pero era mejor esperar un minuto y no correr el riesgo de ser vistos.
Llegamos a la habitación 237 y abrió la puerta, no sé si él ya había estado ahí, dejó de importarme cuando vi lo bonita que era, la cama más grande que había visto, la bañera de hidromasaje, el espejo en el techo … , todo era perfecto, entré y en cuanto cerró la puerta se pegó a mí espalda besándome el cuello, tocándome con ansiedad los pechos, alzando mi falda para tocar mis nalgas … 
Me giré para poder tocarle yo también pero no me lo permitió, me dijo al oído ya muy agitado que ahí no mandaba yo, eso me hizo poner aún más caliente porque no estaba acostumbrada a no tener el control, me giró por fin para besarme y yo casi no podía con mi respiración: estaba loca porque me follara ahí mismo, como fuera, pero él tenía la firme convicción de hacerme esperar, siguió besándome, me besó el cuello, quitó botón por botón mi blusa y se deshizo de ella, quitó mi sujetador dejando al descubierto mis senos grandes, mis pezones erectos y rosados, los contempló encantado y los llevó a su boca haciéndome gritar un poco, los mordía, los acariciaba con verdadera devoción, eso era lo que yo tanto me imaginaba y lo estaba viviendo al máximo, sin dejar nada, sin arrepentimientos. Comenzó  a sacarme la falda, y me quitó el resto de prendas sin parar de besarme. Yo necesitaba su polla bien adentro y él quería dejarme sufrir imponiéndome esa tortura dulce, dejándome probar la miel de sus labios pero nada más.

Cuando ya toda mi ropa estaba en el suelo, me tiró de espaldas a la cama, él completamente vestido, y comenzó a tocarme toda primero, observándome mientras me acariciaba, jadeante, expectante, deseosa, abrió mis piernas y comenzó con el mejor sexo oral que me han hecho, su lengua acariciando repetidamente mi clítoris, introduciéndose salvajemente a mi vagina, metiendo sus dedos en ella mientras volvía a provocar mi clítoris, probando mis jugos en su boca, tragando, saboreándome, no pude más, llevaba demasiado tiempo caliente y me vine en su boca, gritando bastante fuerte, jadeando, en ese momento se levantó y me la metió tan profundo que me hizo casi ahogarme con mi saliva y un grito que no alcancé a dar, no entendí en qué momento se había bajado el pantalón, sólo lo pensé un momento porque él seguía vestido pero esa forma tan sorpresiva de tomarme me asustó, no usó condón y le pedí que parara, aunque quería que siguiera, él atento se incorporó y me dijo que sí, mientras su pantalón terminaba de caer por sus rodillas, miré su miembro firme y delicioso parado en frente de mí, me senté en la cama y me lo llevé a la boca, con un gusto y una fascinación que me desconocía por el sexo oral, metiéndolo lo más profundo que podía, lamiendo cada parte desde la base hasta la punta, disfrutando lo que tanto deseaba. 

Él se iba desnudando mientras yo le daba placer : la corbata, la camisa después, dejando al descubierto un pecho exquisito, de hombre de pelo en pecho (imágenes que aún traigo en mi mente y cuando cierro los ojos, tiemblo).
Seguía chupándosela cuando me dijo que me la quería meter, se agachó buscando un condón y se lo puso, me levantó de la cama, me giró, haciéndome quedar de pie de espaldas a él y comenzó a pasarme el pene por las nalgas, no me hubiera importado que me lo metiera también por atrás si hubiera querido, pero nunca lo supe porque me agachó la espalda, me subió a la cama y me la metió en la vagina ¡Dios! ¿Cómo puede dar tanto placer algo como eso? La metió con tanta fuerza que no pude callarme y comencé a gritar, nunca había sido de esas mujeres que gritaban pero no podía contenerlo, tenía la necesidad de gritar “más”.
Me sujetaba por las caderas con fuerza, casi puedo decir que sentí aun dolor pequeño de la presión que ejercía en ellas mientras me embestía una y otra vez. Me corrí, sintiendo como todo mi cuerpo reaccionaba a mi orgasmo mientras él se inclinaba hacía mí para tocar mis pezones tan duros como su pene.
En ese momento casi se me doblaron las rodillas. Me tumbó de espaldas y se acercó a mi boca para besarme, pero no me besó, se dirigió a mi cuello para lamerlo con cierta urgencia que me hacía querer más, besó mis pechos, con su lengua recorrió cada milímetro en mis pezones, volviéndome a encender después del orgasmo que casi me deja en coma, regresó a mi boca solamente para decirme algo que ni siquiera entendí, porque en ese justo momento me la volvía a meter, follándome bien, con ganas, con deseo de satisfacer una hambre que parece él había sentido también por mí…

Tuvo un orgasmo y justo dos minutos después, cuando disfrutábamos de una conversación relajada y divertida, le llamaron al móvil. Su mujer, por supuesto, pero ya no importaba, yo estaba satisfecha, feliz.
- Ojalá lo podamos repetir – dijo él.
 Por supuesto, siempre y cuando no te ocasione problemas – dije yo queriendo aportar un rol de persona madura y consciente de sus actos.
Se despidió, me dio un beso en la boca, apasionado y dulce y se fue, de la recepción me marcaron para verificar que todo estaba bien, yo respondí :

“Claro, todo está mejor que nunca”, y colgué.


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¡NECESITO IR DE COMPRAS!

Carina y Ron están en casa, es sábado y están libres. Esta noche tienen una cena de compromiso y de repente Ron oye :
- No tengo nada que ponerme!!! – Carina gritando desde el vestidor.
- Tenemos que ir de compras!!! – grita ella de nuevo.
- Cariño, ¿en serio? Tienes un montón de ropa…. – dice Ron.
- ¿Me acompañas o no? - dice Carina.
- Claro que te acompaño, pero no te pongas de los nervios, estas guapa con cualquier cosa!
- Si, ya…. -  vámonos!
Carina se pone un vaquero y una camiseta.

Ron, ya está vestido, lleva un chándal (para variar)… pero es tan guapo ...
¡ Tiene un cuerpo bonito !
Pero es lo que tiene tener un novio profesor de gimnasia: va con el chandal a todas partes!!!


En la primera tienda Carina selecciona un par de vestidos, uno azul y otro negro.
Se mete en el cambiador y empieza a desnudarse.

Ron se sienta en un banco enfrente del probador con el pensamiento perdido en sus cosas.
Casualmente, por debajo de la puerta puede ver a Carina medio desnuda reflejada en el espejo.
- Mmm me encanta ese tanga que lleva hoy … - piensa Ron mientras empieza a notar movimiento en su entrepierna. Ron está teniendo una erección.
Se acerca al probador y mete la cabeza.
- Amor, estas guapa así, no te pongas nada encima, déjame ver tu sujetador! ... – dice Ron.
Mete la mano para acariciar el culo a Carina, se acerca un poco más, y abre la puerta. Asoma su paquete (tienda de camping en el chándal) dentro del probador.
Carina abre los ojos con sorpresa. Vaya calentón que lleva su novio. 
¿Y esta “tienda de camping”? ¿Se ha levantado solita: sin besarse, tocarse ni nada? 

Él la desea muchísimo, siempre tiene ganas!
- Mmmm que tienes ahí? – pregunta Carina.
- La percha perfecta para colgar tu ropa interior – dice Ron.
- No me puedo creer  que quieras ... Lo has hecho alguna vez así, en un probador? – dice Carina.
- No, ¿y tu? – dice Ron.
- No – responde Carina.

No hay más que decir:
Ron se da la vuelta para mirar qué están haciendo las dependientas. La verdad es que están liadas cambiando el modelito a las maniquíes, atendiendo el teléfono y yo que se qué, pero no miran, no parece que están interesadas en ellos, así que Ron se arriesga y se mete rápidamente en el probador.


Empuja a Carina contra la pared, empieza a besarla y a meter sus manos por todas partes, fogosamente, sube una pierna de ella para  poder clavar su pene contra su pelvis.

- Mmmm. Joder, estamos locos! – dice Carina.
- Tu me vuelves loco. Quiero follarte aquí y ahora! – dice Ron.

No le quita el tanga, lo mueve a un lado mientras muerde los pezones de Carina.
Saca su pene erecto del pantalón y lo clava en ella. Fuerte, intensamente, profundamente. Ella se agarra a su cuello, se equilibra con una pierna en el aire haciendo palanca contra la pared opuesta del probador.
Él empieza a follarla y a ella le encanta, aprieta sus pechos, lamiéndolos apasionadamente. Intentando no hacer ruido la penetra, la besa y la muerde.

Deben darse prisa, antes de que las dependientas sospechen.
- Ponte de rodillas, chúpame! -  dice Carina.
El baja para comérsela. Le encanta chupar a su novia y hacerla estremecer de placer con su lengua. Sabe cómo hacerlo, la conoce muy bien. Primero suave y luego más rápido mientras le mete dos dedos …
Carina tiene un orgasmo!!! Está tan mojada, y temblando, casi no puede aguantarse de pie. Abre los ojos y se excita de nuevo al verse al espejo, Ron todavía con la cabeza entre sus piernas… quiere más, quiere tener a Ron dentro.

Ron se levanta y la pone mirando de frente contra el espejo. Ella se apoya con las dos manos mientras él la penetra desde atrás agarrándola por las caderas. Sólo un par de minutos, está que a punto de reventar.
Ron se corre, intentando no gritar, clavando sus dientes en el hombro de Carina, mientras la besa. Todo su cuerpo sacudido por espasmos de placer….. 30 segundos para retomar la respiración y mete su pene dentro del pantalón de nuevo.

Carina está enrojecida, despeinada, el moño ha caído, su sujetador esta fuera de lugar, su tanga quizás roto, está caliente, muy caliente, sus piernas temblando de placer…


Carina respira hondo, suspira, y recuerda a lo que habían venido: a por un vestido. No sabe cómo se han puesto a hacerlo, pero ha sido genial.
Se prueba uno de los vestidos mientras Ron, sale rápidamente por debajo de la puerta arrastrándose como en los ejercicios de gimnasia que les enseña a sus alumnos, y se sienta en el banco cuando nadie mira.

- ¿Te gusta como me queda éste? – pregunta Carina abriendo la puerta del probador en plan sexy.



- Te queda muy bien. Pero, me gustaría que vayamos a otra tienda “a probar”? – dice Ron sonriendo.
- Creo que en la próxima me probaré algo “rojo pasión”… – dice Carina.
- ¡¡ Me gusta ir de compras contigo !! – dice Ron.

¡¡ Si todas las chicas fueran como tú, a todos los hombres
les gustaría ir de rebajas con ellas !!


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MADURITA CALIENTE


La Sra. Robinson pasaba muchas horas del día en casa, así que podía cuidarse, hacer gimnasia, ponerse guapa y sexy…, no por que esperara que su marido la mirara más o volviera a dormir con ella, pero para sentirse bien, quizás era la manera de dar placer a su ego, de aumentar su autoestima.



Sus hijos ya eran mayores y se habían marchado de casa, pero este fin de semana, su hijo mayor, Ben volvía a pasar el finde. Venía con su mejor amigo de la Uni, Josh.



- Espero que esto de “mejor amigo que viene a pasar el fin de semana” no signifique que Ben es gay y Josh es su novio – pensaba la Sra. Robinson (esto había ocurrido con la hija de la vecina, poco tiempo atrás).



A sus 40 y tantos se sabía una mujer elegante, glamurosa, interesante… pero ¿era sexy todavía? Su marido parecía distraído constantemente con sus temas y negocios… Hacía ya varios meses que no la tocaba…es lo que tienen los años de convivencia, se pierde el interés ... pero la Sra. Robinson era muy guapa y muy atractiva.



A las 7 de la tarde su marido llegó puntual del despacho. Le dio un beso en la mejilla, simpático pero seco y se sentó a leer el periódico con una copa de coñac. No la miró a los ojos, no le dijo qué guapa estás, como siempre…



A las 7:30 la Sra Robinson esperaba mirando por la ventana la llegada de su hijo y su amigo. La idea de que su hijo la sorprendiera con un novio gay no se le iba de la cabeza, aunque por otro lado, Ben siempre había tenido novias, y además guapas, populares y divertidas, quizás se estaba preocupando por nada.



Ben y Josh llegaron. Se sentía muy bien por tener a su hijo cerca, últimamente sólo se veían cada 3-4 meses y le echaba mucho de menos.

Josh (el amigo) era un chico guapo, parecía serio, muy formal para su edad, pero cuando estaba al lado de Ben parecía que se divertía muchísimo, se comportaban casi como niños…Josh es moreno, con ojos marrones, delgado y llevaba unas gafas negras de pasta que dan un look intelectual.



Nada más entrar Ben la abrazó, Josh era tímido, no le dio dos besos, le ofreció su mano derecha como saludo, pero la Sra Robinson decidió acercarse y darle dos besos, le gustaba ser cariñosa con los chicos, siempre había sido así.



Por lo que parece Josh es algo así como un genio, estudiante de matrícula de honor, expediente impecable. Ben y él se han hecho amigos gracias a las clases extras que Josh le dá.

- O sea, que Josh es un tímido, un empollón, quizás nunca ha tenido una novia… pobrecito – pensó la Sra Robinson.

- A mi me parece un chico guapo, y además inteligente, educado … un bombón. 

¿ Cómo es que las chicas de su edad no se fijan en él? – ella se perdía en este tipo de pensamientos con mucha facilidad, como flotando, se quedaba mirándole fijamente, de aquella manera como quién mira al horizonte.



Cenaron juntos los 4, bebieron vino y rieron conversando sobre las experiencias y descubrimientos de la vida universitaria. Las asignaturas, los profesores, las salidas nocturnas, chicas... Ben hablaba mucho, pero Josh era bastante reservado al respecto.



La Sra Robinson intentaba fijarse en su hijo, pero algo le hacía mirar una vez tras de otra a Josh. Sentía deseo por él. Le gustaba esa personalidad introvertida y esa sonrisa tímida.



¿Qué escondían esas gafas?

¿Qué había debajo de esa ropa seria?

¿Qué tipo de masculinidad se escondía en él?



La Sra Robinson estaba caliente. Su piel brillaba y sus mejillas se habían sonrojado ligeramente. Algo se había encendido en su interior ...



Josh se daba cuenta de que la Sra le miraba constantemente. No parecía molestarle, no le hacía sentirse incómodo, le intrigaba tanta atención.



Terminaron la cena y empezaron a recoger la mesa. La Sra Robinson se quedó en la cocina y los chicos iban trayendo las cosas (no su marido claro, él ya se había sentado en el sillón del salón a ver las noticias). Ben dejó un par de cosas sobre la encimera y volvió al salón. Cuando Josh entró con más cosas, ella se estaba agachando para colocar unos platos en el lavavajillas, casualmente su trasero chocó bruscamente con el paquete de Josh, y él,  casi dejó caer todos los platos que llevaba en las manos.



- Perdón Josh - dijo ella.

Estuvo a punto de tocarle, como haría con Ben, pero cuando sus miradas se encontraron, sintió una corriente deslizarse hasta su entrepierna. Mmmm estaba excitada, y quería tocar al chico, joder ... Josh la estaba poniendo caliente ...

- Llevo demasiado tiempo sin follar - pensó.



Josh dejo los platos en la encimera y se quedó de pie frente a ella.



- No se preocupe Sra Robinson, tiene usted un trasero muy bonito – y sonrió mientras    lo decía.

- Eres un buen chico Josh, me alegro de que nos hayas visitado. Pareces una buena influencia para mi hijo. Esta noche cuando todos se acuesten me gustaría preguntarte algo sobre Ben. 

¿Te importaría venir a mi habitación? No se lo digas a él, por favor - dijo acariciándole la mano.

- Mmm, no esperaba esta propuesta, pero, por supuesto, vendré a verla a su habitación y conversaremos, sobre Ben, claro  – contesto Josh.



Josh la miraba como quién está flirteando. 

¿Era posible? Parecía que no era tan inocente y tímido después de todo…



Llegó la noche, (los Sres. Robinson no compartían habitación desde hacía años) así que ella tenía una suite para ella solita el ático.

La Sra Robinson estaba nerviosa. Se duchó, se puso crema corporal perfumada, se puso una colonia fresca y una camiseta blanca con vaqueros. 

Se quedó descalza, encima de la cama, leyendo una novela (aunque no podía concentrarse): estaba esperando la llegada de Josh.



- Tock, tock  Josh llama a la puerta suavemente.

- Adelante – dijo la Sra Robinson.



Josh se acercó a la Sra Robinson caminando descalzo por la moqueta. Ella dio unas palmaditas encima del colchón para que él se sentara a su lado. Estaba casi segura de que no pasaría nada, que ella era demasiado mayor para él, pero decidió intentar algo ...



- Gracias por venir. Sabes … - empezó a hablar.

- Cuando Ben me dijo que venía con un amigo, no se porqué, pensé que quizás algo  había cambiado en la universidad, como a tantos les ocurre, supongo que ya me entiendes. Pero ahora que te veo, ya no tengo dudas sobre su inclinación sexual.

No podéis ser gays – dijo la Sra Robinson.

- Sra Robinson – dijo Josh mientras se acercaba a ella. Le cogió una mano y dijo:

- Si usted no fuera la madre de mi amigo le haría el amor ahora mismo. No soy tan tímido como la gente cree. Simplemente se cómo mantener mis amantes en secreto.

- Te prometo que yo también se mantener mis amantes en secreto – dijo ella.

- Será nuestro secreto - dijo él.



La Sra Robinson estaba muy caliente, le cogió por la nuca y le besó en los labios, intensamente y empujando su cuerpo contra él.

Josh la cogió por el pelo dándole la vuelta y tumbándola boca arriba encima de la cama.

Josh se sentó encima de su cintura para inmobilizarla. Abrió su camisa mostrando su pecho y vientre lleno de tatuajes. 

- Uff, estoy muy muy cachonda - pensó.



Hacía tiempo que no tenía sexo y ahora iba a hacerlo con un universitario, guapo, sexy , inteligente y joven …

Josh la besó intensamente, metiendo su lengua bien dentro de su boca jugando dulcemente con la lengua de ella, apretando y succionando sus labios y luego ... Luego se enderezó, aún sentado sobre de ella y empezó a bajar sus dedos por su pecho, le subió la camiseta y se la quitó con fuerza. Con ella hizo un nudo que le ataba las manos a las barras de la cama.



La Sra Robinson estaba sorprendida y cada vez más excitada. 

Ella había pensado que Josh era un joven tímido  e inexperto al que quizás podría seducir, al que podría introducir en el sexo, al que podría enseñar cómo dar placer a las mujeres, pero él era ya todo un experto.

En esa mirada intensa, casi indecente detrás de las gafas de empollón, se escondía un amante bien cultivado en los placeres sexuales.

- Sra Robinson, no quiero que hable ahora. No diga nada. No queremos que nos oigan - dijo Josh.
- La Sra. Robinson asintió con la cabeza.

Josh le abrió los pantalones y se los quitó. Luego pasó sus dedos lentamente y casi sin tocar por entre los pechos de ella. Ella respiraba intensamente. Josh se acercó para besarla encima de los pezones, estaban muy duros, y  eso que todavía llevaba el sujetador puesto. 
Bajó su mano, hasta el ombligo, y suavemente dibujo con sus dedos el contorno de las braguitas. Muy lentamente iba dibujando en su piel una linea que iba en dirección a su pubis. 
La Sra. Robinson estaba muy mojada, y no podía moverse ni hablar.

Josh metió la mano dentro de las bragas, busco la entrada de la vagina, la acarició un poco, no tenía prisa, acarició los labios sin entrar, y luego buscó su clítoris… lo masajeó bien, muy bien, primero lento y luego más rápido, hasta que ella estaba a punto de tener un orgasmo, entonces metió sus dedos dentro de ella, fuerte, profundamente, repetidamente, dándole placer pero sin dejar que se corriera.

- Le gusta Sra.Robinson?
- Ella asintió con la cabeza.

Ella quería tocarle, besarle, acariciarle, chupar ese cuerpo joven, morderle, sentirle,  pero no podía soltar sus manos de las barras de la cama.

Le quitó las bragas y la miró.
Se desabrocho el pantalón. Sacó su pene. Era bonito, fuerte, muy duro, y empezó a masturbarla, rozando su clítoris fuerte con la punta de su pene. Manteniéndola quieta, sujetando sus piernas para que no se moviera.
Ella estaba a punto de correrse, no aguantó más, se corrió con ese masaje en menos de 1 minuto. Ella entre espasmos, mordiéndose los labios para no gritar, inclinando su cabeza hacia atrás, cerrando los ojos por el placer, temblando… ¡cuánto tiempo hacía que no se sentía así!, y él, sonriendo, con aquella mirada de hombre inteligente y culto que sabe lo que hace.

La Sra Robinson quería más. Quería tenerle dentro, quería follar con él toda la noche.
- Quiero más, fóllame ahora, Josh, fóllame!!! - dijo ella.


- Sra. Robinson, esto sólo ha sido para darle las gracias por la cena. 
- Dentro de un rato la desataré y le daré las gracias por su hospitalidad, y después le daré las gracias por no gritar. 
- Cuando haya terminado de darle las gracias la follaré y le demostraré que no soy gay, una y otra vez, hasta que le duela todo el cuerpo. 
- ¿Está usted de acuerdo?

- Estoy de acuerdo Josh, y ¡no me llames usted!



Ahora la Sra. Robinson estaba en manos de un joven atractivo y sexy, al que le gustaba demostrar sus conocimientos y atar a las mujeres. Un joven que era cortés y apreciaba la cocina y atenciones de una señora...

- Qué educado, qué considerado, no me lo puedo creer! - pensó ella.
- Tendrá mi hijo muchos amigos así?? -  se preguntó a sí misma.


Él se fue al baño en busca de algo... ¿qué será?

Continuará….

Written by: Evafueradeleden
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CUENTO: COMO UNA MOTO

Era un día de verano, hacía realmente calor y Tomas pensó en llevar a María (su novia) a pasar el fin de semana en las montañas. Buscarían un refugio cerca de un lago, seguro que la tranquilidad y el fresquito del monte les ayudaría a desconectar de la ciudad y el trabajo.

Tomás tiene una moto grande y confortable, le queda como un guante, encaja con su personalidad de rebelde y le hace sentir muy potente.


Tomás recoge a María que lleva una pequeña bolsa como equipaje y ponen rumbo a las montañas. 
- Seguramente sólo ha traido el bikini - piensa Tomás.
María es morena, de estatura mediana, lleva con melena larga, tiene los ojos oscuros, rasgados, piernas musculosas y es muy sexy.
María está feliz, la verdad es que ha sido una semana estresante y apenas han tenido tiempo para verse. Qué gran idea pasar el finde en la montaña!! Veremos qué sorpresas nos esperan!!

María y Tomás son pareja desde hace años, pero a los dos les gusta mantener su libertad, su espacio, así que no viven juntos, se ven los fines de semana y hacen algunos viajes juntos durante las vacaciones. La familia no lo entiende, llevan 8 años juntos y sin compromiso, sin vivir juntos, sin niños… pero a ellos les encanta su vida y su situación.

Somos pareja, estamos enamorados pero,
 somos libres.

Están conduciendo ya en la montaña, María se siente libre mientras siente el viento en su cara, en su cuerpo, lleva una blusa fina, con shorts y botas camperas, está lista para la montaña y para lo que haga falta. Se siente bien, abraza a Tomás con fuerza. Una curva y un animal cruza de repente la carretera, obligando a Tomás a hacer una maniobra brusca que hace que el cuerpo de María se pegue a él con fuerza. Los dos sienten la electricidad en la entrepierna, la excitación de sus cuerpos… están calientes…

María empieza a acariciar el pecho de Tomás, sabe cómo le gusta que le apriete y estire los pezones… va bajando la mano en busca de su pene, y empieza a frotarlo por encima del pantalón.

Tomás suelta una mano del volante y empieza a acariciar la pierna de María, masajeando con fuerza al ritmo de su respiración cada vez más intensa.
María abre el botón del pantalón de Tomás y mete la mano dentro. La erección es fuerte, empieza a tocarle, primero la punta, suavemente, haciendo círculos sobre el glande, luego lo coge más fuerte y empieza a masajear de arriba a bajo mientras sigue tocando suavemente la punta.

Tomás esta muy caliente y María también, acaban de coger la salida hacia el lago, ya queda poco para llegar, pero entonces María señala una moto tipo Harley aparcada en la cuneta y alguien de espaldas agachado mirando el motor.
- Creo que deberíamos ir ayudar, no creo que tenga cobertura aquí para llamar al técnico – dice María.
- Ok - dice Tomás, respirando pausadamente mientras intenta colocar su pene de vuelta dentro del pantalón.

- Te podemos  ayudar? – dice Tomás mientras aparca su moto al lado de la otra.
- Oh, si, gracias, motor muy caliente. – dice una voz femenina con acento alemán (o algo parecido) y se da la vuelta.

Tomás alucina.
- Pedazo de rubia! – piensa
Y María, que le conoce bien, ya sabe lo que está pensando.

La chica que acaban de encontrar es alta, rubia, ojos color miel, pelo liso y lleva un mono vaquero corto con botas.


La verdad es que a María también le gusta, de vez en cuando se siente atraída por las chicas.
Tomás es guapo e interesante, sabe como conseguir que las mujeres le den lo que él quiere, es algo en su personalidad, algo en sus tatoos, en su actitud que las vuelve locas.
- Yo soy Tomás y ella es María – dice Tomás.
- Yo soy Ingrid – dice la chica rubia. El motor muy caliente, salía humo, ahora no arrancar más.
- Vamos a echarle un vistazo – dice Tomás.

María saca la botella de agua fresca y le ofrece un poco a Ingrid. Primero bebe la rubia y luego la morena, luego Tomás se acerca y coge la botella también, levantándola de manera que su brazo marca sus bíceps y sus tatoos quedan a la vista de Ingrid.
- Me gustan tatoos – dice Ingrid. ¿Tienes muchos?
- Sí tengo muchos, si quieres te los enseño, y mira a María con complicidad.
- Enséñaselos dice María, y le ayuda a quitarse la camiseta.

Está claro, aquí va a pasar algo ya!

Ingrid aprovecha los tatoos como excusa para pasear sus dedos por el pecho de Tomás, y luego la mano pasa por sus bíceps mientras testea su fuerza.
- mmm me gustan mucho. Yo también tengo – dice Ingrid.
Y abre su mono mostrando el sujetador negro que cubre unos pechos pequeños pero muy bonitos. Se da la vuelta para mostrar un tatoo de una hada en su hombro derecho.
Cuando se gira de espaldas a Tomás (para enseñarle el tatoo) se encuentra con María frente a ella. María pasa su dedo índice por el hombro de Ingrid recorriendo un camino que baja por encima del seno buscando el pezón.
Tomás coge a Ingrid por las caderas y empieza a frotar su paquete contra su culo.
María aprieta el pecho de Ingrid, coge un pecho en cada una de sus manos y lame entre los dos.

Ingrid se ha convertido en un frankfurt entre Tomas y María,
y le encanta, ahora el motor sí que está caliente.

Tomás baja el mono de Ingrid hasta que cae al suelo, mete su mano entre las piernas y nota que está muy muy mojada, Ingrid busca el botón del pantalón de María para abrirlo y meter su mano dentro. María también está liberando fluidos, no precisamente líquido de freno.

Se tocan mutuamente entre las piernas, estimulando sus clítoris, les encanta, y Tomás baja las bragas de Ingrid y le hace darse la vuelta.
Ingrid coge el pene de Tomás y empieza a menearlo, luego decide ponerse de rodillas frente a él para chuparle.
- Bratwurst, me gusta - dice Ingrid.
Ingrid empieza a chupar a Tomás, lenta pero intensamente, dando círculos con su lengua y apretando fuerte durante todo el recorrido.

Mientras Tomás y María se miran y se besan en la boca. Tomás está jadeando de gusto y las dos chicas necesitan desahogarse también.
María se aparta un momento y busca en la moto una manta para poner en el suelo.
Tomás se tumba y María se pone encima de él. Quiere tenerle dentro, ella se mueve lentamente, bien adentro, le gusta muchísimo, está tan cachonda que puede correrse ya, y se corre, fuerte, muy fuerte, mientras Ingrid está esperando su turno, arrodillada al lado de ellos. Tomás le mete los dedos, él está a punto de explotar también.

María se ha corrido, Tomás necesita una pausa y buscar un condón para Ingrid (no olvidemos que no se conocen de nada y no se puede hacer el tonto). Mientras lo busca, María, aun en el suelo, masajea las piernas de Ingrid que está ahora levantada y mete su lengua entre sus piernas. Le estimula el clítoris con la lengua, rápido, Ingrid está súper excitada, está a punto de correrse pero quiere tener a Tomás también dentro.
María se tumba en la manta de espaldas al suelo, ella ya está satisfecha pero disfruta viendo cómo Tomás va a follarse a Ingrid.

Él se sube en la moto de Ingrid y le pide que suba encima de él.
La Harley es baja y Tomás mantiene los pies en el suelo, mantiene la estabilidad no hay problema.
Ingrid encima de él está al borde del éxtasi, wow, cómo le gusta. Se mueve con el pene dentro de ella mientras Tomás la sujeta fuerte por las nalgas. Ingrid reclina su espalda hacia atrás, sigue moviéndose, sigue, un poco más…
- Ahaahhahahaha – Ingrid tiene un orgasmo.
- Ahhhhhh – Tomás se corre también.
Se mueven aun lentamente, manteniendo el orgasmo al máximo posible.



Uffff, que gusto, que buen inicio para el fin de semana de relax.

Sonrientes y alucinados por lo que acaba de ocurrir , beben agua y se visten.
- Voy a ver que le pasa al motor – dice Tomás cuando ha descansado un poco.
- No veo nada raro, pero te queda muy poca gasolina. Prueba a arrancarla – dice Tomás.
Ingrid se acerca y se sienta en la moto, todavía le produce cosquilleo en la entrepierna cuando siente el asiento debajo de su cuerpo. Mete la llave y pulsa Start. La moto arranca, ruge, sin problema…
- Que raro – dice Ingrid.
- Bueno, la moto estaba sobrecalentada, ahora ya esta mejor . Te llevamos a la gasolinera – dice Tomás con una sonrisa pícara.
- Muchas gracias - dice Ingrid.
- Te esperamos en el lago, quizás te quieres meter en el agua con nosotros – dice María.


- Claro, claro -  contesta Ingrid con su gracioso acento mientras rellena el tanque.



FIN

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TE VOY A DAR CABLE:

Lucía, artista gráfica, diseñadora, treinta y tantos, está en su casa, hace días que espera al técnico de internet para que revise la instalación que le está dando problemas.
La ha dejado esperando ya un par de veces con la excusa del tráfico y problemas de última hora en otras casas.
Si hoy no viene, le voy a montar un pollo!!! – dice para sí.

Pero justo en ese momento llaman al timbre.

Lucía controla por la mirilla de la puerta y ve un chico con una gorra de la compañía de internet. Abre la puerta, y se queda embobada.
El tío está que te mueres!!

Alto, moreno, ojos verdes, pelo oscuro, piel morenita, afeitado de 3 días… y sonrisa cautivadora….



- Pasa, pasa, te estaba esperando - dice Lucía.

Lucía está soltera actualmente y el técnico del cable la ha puesto bien… Lucía desea montárselo con el chico ahora mismo, ¿cómo podría hacerlo?
Lo típico, entretenerle y luego seducirle… ofrecer un café o agua… lo que sea, pero a este me lo tiro, piensa!
Lucía le enseña primero dónde tiene el router y la entrada de cable.

Mientras el técnico inspecciona el equipo Lucía se va rápidamente a la habitación a ponerse un vestido más mono, uno que no puede cerrar por detrás sola… Y se acerca a él.

- Te importaría ayudarme con esto? Tengo que salir pronto y no me lo puedo cerrar…
El chico la mira incrédulo. Y le dice:
- Un momento por favor, enseguida la ayudo.



El técnico sabe muy bien que es atractivo, de echo, no es la primera vez que una mujer atractiva se insinúa mientras intentar reparar algo, a él le encanta, porqué sino iba a dedicarse a visitar casas una detrás de la otra? De vez en cuando la reparación es muy divertida!

- Necesita cambiar el cable, esta cortado aquí – señalando una esquina debajo de la mesa. Acérquese a mirar por favor.

Lucía tiene que acercarse y agacharse, el vestido que todavía no esta cerrado se cae al agacharse dejando el sujetador negro de Lucía a plena vista.

- Mmmm, bonito sujetador y bonito pecho - dice el técnico.
- Gracias dice Lucía ruborizada.
 Pues no se si ir a buscar el cable a la furgoneta o echarle otro tipo de cable – dice el técnico.
- Pues DAME CABLE, y no me hables más de usted – dice Lucía.
- TE VOY A DAR CABLE!



El técnico se levanta, se pone de pie frente a Lucía y se quita la gorra. Lucía se sienta en la silla al lado del escritorio como si fuera una espectadora de un striptease privado.

El técnico se quita la camiseta. Mmmm su piel es morena y su pecho musculoso, delgado pero muy fuerte, tiene bello en el centro del pecho y bajando desde su ombligo hacía el “cable”.
Es muy sexy, sonríe todo el rato mientas la mira con esos ojos verdes intensos. Lucía acerca su silla (tiene ruedas) hacia él y empieza a besar y lamer su vientre. El técnico la coge por la el pelo en la parte posterior de la cabeza y la levanta. Empieza a besarla en el cuello, ferozmente, y ella siente la calidez y el aroma de hombre limpio y perfumado mezclado con el olor a sexo que empieza a emanar de sus cuerpos.

Ahora es él quien la desnuda. Con sus manos fuertes agarra a Lucía y hace caer su vestido hasta el suelo, mientras con sus labios va lamiendo y besando el cuello de Lucía hasta el pecho. Con una mano sujeta un pecho firmemente, con la boca lo chupa, delicadamente hace círculos con la lengua alrededor de su pezón, lo muerde suavemente, lo succiona también. A lucía le gusta, está muy muy caliente.
Lucía le quita el cinturón y abre los pantalones del chico en busca del Cable prometido.

Encuentra un cable de dimensiones extraordinarias:
- Con este cable me llegará más información que a la CIA - piensa
Empieza a inspeccionar el cable con sus manos, presionando, dando calor al pene erecto del joven.
- Me gusta este cable, necesito conexión ya!!

Lucía se arrodilla dando una patada a la silla que rueda hasta el final de la habitación. Quiere meter el pene del técnico en su boca, darle gusto, saborearlo bien, enseñarle lo que es una buena reparación ….

- Wow, me gusta mucho – dice el técnico. Si sigues así este cable va a petar. Ven que te voy a enchufar el el cable toma tierra!!!! – dice el técnico.
- Bien, el toma tierra encaja a la perfección con mis necesidades de potencia y seguridad actuales…

El diálogo “en código” hace que los dos se sientan aún más cachondos, que buen rollo y que placer… y acaban de empezar….

Los dos se tumban en el sofá del salón, Lucia primero, él la sigue. Él lame su pecho bajando por su vientre, mientras le saca las bragas y acaricia suavemente su clítoris. Lucía está muy mojada, es muy fácil para él masajear y llevar a Lucía a casi un orgasmo en un par de minutos, pero entonces, la deja por un momento, busca un condón en el bolsillo de su pantalón que está tirado ahí mismo, se lo pone, y le dice:
- Es hora de conectar al router.

Mmmm, está entrando suavemente dentro de Lucía, mmm suave… profundo… se mueven lentamente, sintiéndolo bien, probablemente será la única vez que esto ocurra así que hay que aprovecharlo. 

Unos minutos de sexo suave y lento, y entonces Lucía dice:
- Puedes darme máxima potencia? Creo que lo mejor sería la FIBRA OPTICA.
Estás segura? Puede ser peligroso, puede generar reacciones incontroladas…
- Sí, estoy segura, necesito potencia y velocidad.

Lucía empuja atrás al chico para poder sentarse encima de él. Están los dos muy cachondos, están disfrutando muchísimo del sexo, encajan, tanto mentalmente como físicamente… Lucía sube y baja, cabalgando encima del joven hombre que la sujeta por las nalgas mientras mira los pechos de Lucía que se mueven intentando cazarlos con su boca.



Lucía está a punto de tener un orgasmo, su respiración es rápida y fuerte, su cabeza se inclina hacia atrás, el pene del técnico está cada vez más duro, él también está apunto de correrse…
- Sigue, sigue, sigue -  dice Lucía.
- Voy a finalizar la descarga – dice él.
- Sí yo también.
- Aahhhhhhhh, ahhhhh.
- Mmmmm, ahhhahah

Los dos se han corrido, siguen moviéndose, ahora muy lentamente, todavía entre los espasmos en su cuerpo causados por la descarga completa!!!


Que experiencia…la próxima vez que tenga problemas con internet tendré paciencia, aunque me deje plantada un par de veces, valía la pena esperar.
El servicio ha sido excelente!!!



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EL PIRATA Y LA DAMA:

En el océano pacifico se encontraba allá por 1800 un barco pirata comandado por el Capitán Barba Roja.
El capitán había asumido el rol de capitán a edad temprana; cuando era un niño se había colado en un barco y había sido “adoptado” por otro gran pirata. Era bien conocido en todos los océanos por su habilidad como marinero y por su cortesía con las víctimas de sus robos, pero al mismo tiempo, la tripulación consideraba que era demasiado joven e inmaduro y que no merecía tal cargo.
El capitán barba roja tenia alrededor de 35 años, nadie lo sabe a ciencia cierta… y tenía el pelo y la barba rojiza , una sonrisa descarada y la piel tostada por el sol.

Un día navegando divisaron un enorme buque en el horizonte. Se dirigieron hacia él con la intención de abordarlo y robar todo el oro y otros tesoros que pudieran encontrar. El Capitán Barba Roja era muy experimentado y ágil, con lo que muy pos barcos se escapaban a sus ataques.
El capitán y su tripulación pirata se lanzaron al abordaje, sedientos de oro, pero el barco estaba vacío, sólo pudieron robar algo de comida y vino. La tripulación decepcionada y enfadada volvió al barco pirata mientras, justo antes de regresar, el capitán vio a una dama.
Era una joven de familia noble, muy bonita, tenía una larga melena hasta la cintura y pelo ondulado flotando en la brisa del mar. Sus ojos eran claros, de color aguamarina, su piel era blanca y estaba ligeramente colorada por el sol. Tenía unos labios gruesos y rojizos…Debía tener unos 20 - 23 años y su cuerpo, cubierto por un gran vestido azulón dejaba intuir sus curvas de mujer…
Su nombre era Balin.

El capitán se acercó a ella, la observó detenidamente y decidió llevársela al barco con él. Balin intentó zafarse y huir, pero poco podía hacer para luchar contra un hombre tan fuerte. El Capitán le dijo que no se preocupara, que la usaría como rehén para conseguir una recompensa ya que se habían ido con las manos vacías tras el abordaje, y luego la dejaría en un puerto seguro.
La tripulación estaba furiosa, no sólo llevaban meses en alta mar, siguiendo las ordenes de un Capitán al cual no apreciaban ni admiraban, pasando frío, y trabajando sin pausa, sino que ahora además tenían que convivir con una mujer, una mujer bonita que se paseaba a sus anchas por el barco y que distraía a los marineros con su presencia provocando todo tipo de reacciones difíciles de controlar a bordo.
Un noche se acercaban a un arrecife entre varias islas y sin saber cómo la tripulación se amotinó, armados hasta los dientes lanzaron al Capitán y a Balin por la borda.
Por suerte el Capitán pudo ayudar a Balin a llegar a la orilla nadando, pero cuando llegaron estaban exhaustos y se quedaron durmiendo en la arena pegados el uno contra el otro.

Amaneció y el sol secó las ropas de los dos. El vestido de Balin estaba partido, pero todavía tenía muchas capas de ropa. Tanto ella como el Capitán estaban descalzos, despeinados, sedientos y asustados. ¿Dónde estaban?
El Capitán fue en busca de agua o fruta para poder alimentarse, Balin no quería quedarse sola, no parecía que hubiera otros seres humanos en aquel lugar, y le siguió convencida de que entre los dos conseguirían encontrar comida.

Encontraron algunas frutas y recogieron agua acumulada en las hojas por el rocío del amanecer. Y por fin respiraron, lo peor había pasado, habían salvado la vida, empezaban en un nuevo mundo, solos los dos…

Empezó a anochecer, habían conseguido encontrar algunas maderas y trozos de ramas de palmera seca, pero cómo podrían hacer fuego? El Capitán empezó a chascar piedras, las unas contra las otras, y consiguió alguna chispa, pero no prendía, la madera estaba húmeda… decidieron empezar a romper trocitos del vestido de Balin para encender la hoguera.

El vestido de Balin tenia muchas utilidades, pensaron en estirar los hilos para atar luego un peso en la punta y conseguir pescar… era difícil, pero consiguieron un pez y unas cuantas conchas, al mismo tiempo el vestido se había haciendo más y más ligero y Balin se sentía casi desnuda, y empezaba a refrescar.
Era la primera noche en isla a pesar de la hoguera hacía frío…

Los dos se durmieron cerca del fuego y volvieron a despertarse pegados el uno contra el otro. El Capitán tenía una erección, pegado a Balin, oliendo su pelo, sintiendo el latido de su corazón… era difícil controlarlo, y cuando Balin abrió los ojos noto el calor del cuerpo del Capitán alrededor de ella, y sintió algo que nunca había sentido: algo en el estómago, y al mismo tiempo algo entre las piernas… ella también estaba excitada.

Pasaron un par de días, hacían todo juntos: buscar fruta y agua, buscar ramas para el fuego, pescar, hablaban mucho de sus vidas anteriores a la isla y cada vez se sentían más cómodos el uno junto al otro.
Descubrieron un pequeño manantial, estaban salvados!! A partir de ahora las cosas serían más fáciles.
El Capitán se quito la ropa y se lanzó al agua, que placer un baño de agua dulce y fresca. Balin se sonrojó, ella no se atrevía a quitarse la ropa, pero se moría de ganas de tirarse al agua también. Tras un par de minutos dudando se quitó lo que quedaba de la falda y la blusa y se tiro al agua en ropa interior.
El Capitán no lo podía creer, había mirado muchas veces a Balin y había sentido su cuerpo junto al suyo, pero no había imaginado que la piel de Balin y sus formas fueran tan perfectas.
Ella nadó hacia a él, él se apartó, tenía de nuevo una gran erección.
Balin se acercó de nuevo sonriendo y luego se tumbo flotando sobre su espalda. Sus pezones se marcaban a través del sujetador húmedo… El Capitán se acercó para tocarla. Le cogió la mano y la besó. Ella se puso de pié y le miró fijamente a los ojos.
Los dos querían unirse, querían disfrutar de la libertad y de sus cuerpos jóvenes y llenos de pasión. Se besaron en los labios, un beso largo, intenso, húmedo e íntimo. Se acariciaron, se rozaron, se descubrieron pero no hicieron el amor.

Esa noche, con la ropa seca se sentaron junto al fuego, seguros de que el destino les había unido, seguros de que lo que sentían el uno por el otro era amor. Amor apasionado… Se besaron, una y otra vez, no tenían prisa, todas noches y todos los días serían para ellos, para encontrarse cuerpo a cuerpo, para sentir la calidez de sus pieles al contacto la una con la otra, para descubrirse con las manos, con los labios, con la lengua, con la mirada…
Esa noche, bajo las estrellas, hicieron el amor. Lentamente, durante horas.



Cuentan que la isla desierta se llenó de voces, risas y de gemidos de placer. Balin y el capitán hicieron el amor bajo las estrellas en una isla perdida, en completa libertad, dando rienda suelta a todos sus deseos, dándose placer y amor el resto de sus días.

FIN

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PLACER EN EL CAMPO DE ALGODON

Esta historia se sitúa en el sud de estados unidos a finales del S XIIX. En esta época los esclavos y esclavas viven bajo condiciones nefastas en fincas de los blancos, que son sus dueños y señores.

Pero esta historia los esclavos están bien cuidados, no suelen tener problemas ni castigos, pero su dueña, tiene unos gustos particulares….

Se encuentran cuatro esclavas jóvenes con un esclavo grande y fuerte dirigiéndose hacia el campo para trabajar una larga jornada recogiendo algodón. Hace muchísimo calor y el día se perfila agotador.

Las esclavas son jóvenes, menudas, unos 18 años. Pechos pequeños y traseros voluptuosos. Sonrisa carnosa, ojos brillantes y mucha alegría.
El esclavo es un hombre grande y fuerte, mucho más alto que los hombres blancos y muy musculoso. Por supuesto es un hombre ardiente y en compañía de las cuatro esclavas empieza a tener pensamientos sexuales.
Mira a las chicas, tan frescas y sensuales, sudando y riendo, sus camisas blancas empiezan a estar mojadas y sus pequeños pechos se ven marcados a través del tejido.

El gran esclavo empieza a tener una erección. Su pene es enorme, unos 25 cm y grueso. Las esclavas se dan cuenta de que el hombre esta muy excitado y su pantalón está estallando… las chicas se ríen y se miran, se ponen de espaldas y el esclavo se fija en esas nalgas firmes y opulentas que se marcan bajo las pobres faldas medio rotas. El pantalón no aguanta y el pene del esclavo está fuera.

Las esclavas se asustan:
- ¡guárdala!, ¡para!!!! La señora no permite sexo en la finca sin su autorización, ya lo sabes!!! No queremos tener un castigo!!!
- no puedo parar ahora, tenéis que ayudarme antes de que el ama llegue, si la ve así nos castigará a todos!

Una de las chicas lo mira, se está excitando ante el cuerpo musculoso y el imponente pene del esclavo. No lo piensa más y empieza a tocarle, quizás pueden hacer que se corra antes de que llegue el ama y así hacer desaparecer la erección. Se están excitando todos, oyen el ama que se acerca a caballo, e intentan acelerar el proceso chupando el pene del esclavo, primero una, luego otra, sin parar, el esclavo está disfrutando como un loco, luego las tres a la vez, pero el ama ya está aquí!!! Paran, las tres chicas se ponen de pie, ruborizadas, frente al esclavo tratando de cubrir su pene descubierto y el pantalón roto.

El ama ha venido para traerles agua helada, la trae en tres botijos de cerámica.
El ama es una mujer rubia, de melena rizada y expresión grácil. Cuida muy bien de los esclavos, no le gusta maltratarlos, todo lo contrario, le gusta gozar de ellos en primera persona o como espectadora en sus encuentros sexuales.
El ama baja de su caballo y bebe del agua de un botijo, un poco de agua rebosa de su boca y baja rápidamente hasta su pecho, mojando su blusa y poniendo firmes sus pezones.
El gran esclavo no solamente no puede bajar su erección sino que se excita aun más con la presencia de la ama: rubia, blanca, de mejillas sonrosadas y mirada divertidamente perversa, tan bella … y parece que viene para conseguir placer al aire libre…
El ama ofrece el botijo a las chicas, que se acercan a ella para tomar agua, van desmontando la pantalla que escondía el pene del esclavo.
Una por una van bebiendo, el ama las mira, mientras beben les sujeta el pelo y de vez en cuando las mueve para que agua resbale hacia abajo mojando aun más las camisas de las chicas.
-       el pene del esclavo esta descubierto, él está ahí de pie, y dice – no lo pude evitar, y mi pantalón se ha roto….lo siento.
-       El ama sonríe en aceptación de sus disculpas.
Las tres esclavas y el ama están mojadas, una de las jóvenes completamente empapada decide quitarse la ropa. Las otras la siguen y quedan desnudas en medio del campo. El ama llama al esclavo a beber agua, le acerca el botijo y le moja la boca, el pecho… el agua que cae resbala cuerpo abajo…. Las esclavas sedientas empiezan a beber el agua que baja por el cuerpo del esclavo.

El ama coge la mano del esclavo y la pone en su pecho…. Él empieza a masajear y poco a poco desabrocha la blusa del ama.

Una de las esclavas desabrocha también la falda del ama y mete su mano bajo la ropa interior. Introduce sus dedos suavemente en la vagina de ama, que está completamente mojada. Los cinco se besan, se frotan, entre sudor y agua helada.

El esclavo está pasándolo muy bien, chupando los pechos de su dueña, masajeando el trasero de una esclava, mientras una le chupa el pene sin parar y la otra da placer al ama….

Es una escena increíble, en medio del campo se dan placer hasta que todos quedan satisfechos. Esto es lo que el ama quiere, disfrutar de sus esclavos, que estén siempre disponibles, que les guste compartir sexo con ella. No habrá ningún castigo por empezar sin ella, lo han pasado muy bien.


FIN


Written by: Evafueradeleden
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6 comentarios:

  1. Es incríble como escribes, aunque no se si están escritos por la misma persona. Leerse de golpe cada una de estas historias ES PELIGROSO. Me encuentro sola en casa y mi marido de viaje.... como me las arreglo yo ahora?? Con la idea de hacer mantita por el frio que hace, ahora me sobra todo lo que llevo encima! jajaja! Felicidades por el blog!!

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  2. Buenas tardes, no se a quien me dirijo pero me gustaria hacer un breve resumen de una pequeña historia formada entre dos amigos y yo. Nos conocimos en el trabajo, yo tenia pareja y ellos no. Nos gustaba estar juntos en las horas libres y en los tiempos de descanso laboral. Una noche, mas alla de una cena, mi novio se marchó a casa pq tenia que madrugar al dia siguiente y, como ya conocia a mis amigos de otras veces de estar con ellos, nunca sospecharia nada si supiera el final de esa noche. Estabamos tomando unas copas y haciendo unas risas cuando, no sabría en que momento y de quien fue la idea, empezamos a jugar a pasarnos el posavasos con los labios. En una de las veces me encontre con los labios de uno de ellos y eso parecio poner celoso al otro cuando, de repente, nos encontramos besandonos unos a otros. Besos apasionados, con lengua e intensos.... Jo! como me hubiese gustado acabar esa noche en otro lugar, en casa de uno de ellos pq me moria de ganas de tenerlos para mi sola! Hoy en dia, ya no nos hablamos, no por consecuencia de esa noche ni mucho menos, pero a cada uno de nosotros fuimos despedidos paulatinamente del trabajo y ahora nuestros destinos son muy diferentes. Los echo tanto de menos.... aun sueño con esa noche y me muero de ganas de llamarlos. Que me aconsejais? Muchas gracias. Un saludo.

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    1. Me encanta tu comentario, me siento halagada. Por ahora todos los cuentos publicados son míos. He recibido muy poquitos, y estoy esperando a tener unos cuantos más para empezar a publicarlos.
      Os animáis a escribir algo?
      Gracias!!!

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  3. Estamos orgullosas de anunciar que hemos empezado una colaboración con Dolcelove. La ganadora y las finalistas del concurso de relatos eróticos podrán publicar en nuestro blog siempre que quieran. No dudéis en entrar en su página, hay muchas sorpresas.

    Instrucciones para publicar los cuentos con Eva fuera del Edén:
    - Hacerte seguidora de nuestra pagina de Facebook.
    - Esperar a la finalización del concurso y notificación de ganadores y finalistas.
    - Todas podrán enviar su historia a: evayeleden@gmail.com en un documento Word y fuente Century Gothic 12.
    - Si quieren añadir fotos al texto, se pueden añadir en el mismo email como archivo, No pegadas al texto.
    - Se publicarán en el blog por orden de llegada, manteniendo el nombre del autor y la imagen de Dolcelove.
    - Los cuentos que lleguen o se cuelguen en Facebook o en el blog sin previa revisión serán eliminados.

    Muchísimas gracias a todas por seguirnos, nos hace mucha ilusión poder hacer llegar vuestros relatos a muchos más lectores en busca de pasión.
    evayeleden@gmail.com

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  4. Muuuuuuuy interesantes los cuentos eróticos, es muy bueno que la imaginacón también trabaje y nos dan muchas ideas muuuuy sensuales, para cuando estamos a solas o para compartir. Adelante, seguid publicando, felicidades por el blog!

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  5. Me ha encantado este cuento!!! necesitaba algo así para desconectar hoy! gracias Eva!!

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